La nueva ministra de Economía Nadia Calviño es hija del primer director de TVE del PSOE
A Nadia Calviño, la nueva ministra de Economía, la vena política le llega por vía paterna. Su padre es José María Calviño, el primer director general socialista de RTVE de la era Felipe González. Este abogado gallego llegó al cargo dos años antes de la victoria del PSOE en las elecciones generales. En 1980 fue designado por las Cortes Generales, a propuesta del Grupo Socialista, vocal del Consejo de Administración de RTVE.
Había entrado en el ente con Adolfo Suárez en 1969. Pero cuando el PSOE empezó a cobrar peso en la sociedad española, y en RTVE se empezaron a formar las primeras células sindicales y de oposición a los herederos del franquismo, Calviño surgió como la gran alternativa socialista. En 1980, Suárez ejercía ya como presidente de UCD y del Gobierno y Calviño ya se había constituido como el ariete de los socialistas en el corazón de RTVE.
Ya con González en la Presidencia del Gobierno en 1982, su primer Gobierno lo nombra Director General del ente público, por entonces, la única televisión que existía en España. Se convertía en el quinto director general de RTVE (cuarto director general del Ente Público) desde que se promulgara el Estatuto del ente en enero de 1980. Su nombramiento fue una operación del entonces vicepresidente del Gobierno y número 2 del PSOE, Alfonso Guerra.
Brazo ejecutor del ‘guerrismo’
A su toma de posesión acudieron no sólo éste, sino otros destacados dirigentes socialistas como propio Javier Solana y Javier Moscoso. Desde el principio disfrutó de los apoyos y bendiciones del partido. Tuvo carta blanca para hacer y deshacer, y enseguida se incrementó la nómina de profesionales en plantilla, muchos de ellos vinculados al PSOE y los sindicatos UGT y CCOO.
Felipe González nombra a Calviño director general de RTVE en 1982, entonces la única televisión que existía en España
El mandato de Calviño al frente de RTVE se prolongó hasta 1986 y no estuvo exento de críticas, polémicas y acusaciones de manipulación partidista. Guerra, el hombre del partido dedicado a los asuntos de los medios de comunicación, ordenó a Calviño arrasar con todas las estructuras existentes en RTVE. En la casa se atisbaron enseguida aires de purga y depuración.
Durante su mandato, Calviño destituyó rostros clásicos de la información en TVE, como Paloma Gómez Borrero, la primera mujer corresponsal de la historia de la televisión en nuestro país y que fue el rostro del ente en Roma entre 1976 y 1983. No fue el único cese polémico en las corresponsalías extranjeras que llevó a cabo Calviño. Es el caso de Miguel Veyrat, sustituido en 1984 en la de Londres. Al mismo tiempo, incorporó a una nueva generación de periodistas, abanderada por Paco Lobatón, Concha García Campoy y Ángeles Caso, cercanos al socialismo emergente.
Corruptelas con la publicidad
La gestión de Calviño también tuvo los primeros casos de corrupción conocidos en RTVE. En octubre de 1984 los vocales socialistas del Consejo de Administración del ente público, Elena Vázquez y Luis Enciso, presentaron una moción en la que se mostraban alarmados por “posibles corruptelas de publicidad encubierta” y por “el tráfico de influencias” en el área de retransmisiones de TVE.
El negocio del momento se basaba en las estrechas relaciones existentes entre los responsables de la empresa Unipublic y ciertos directivos de TVE. El escándalo había saltado poco antes, en septiembre de 1984. Ese año, el propio Consejo de Administración de RTVE se declaraba incompetente para investigar las supuestas irregularidades en el área de retransmisiones (las vinculaciones entre agencias de publicidad estática y programación deportiva).
En los seis años de José María Calviño en Prado del Rey hubo espacio para los cambios de programación. Pretendió renovar por completo la imagen y espíritu de la televisión en España. De esa época datan programas innovadores y vanguardistas como La bola de cristal, un programa que reflejaba el cambio de la sociedad española con Alaska, Santiago Auserón o Pablo Carbonell como actores.
Con el padre de la nueva ministra de Economía también llegaron Si yo fuera presidente (un iconoclasta magazine dirigido y presentado por el periodista Fernando García Tola) o La Edad de Oro que convirtió a Paloma Chamorro y a la emergente Movida madrileña en iconos del pop español. Por la noche, series norteamericanas como Dinastía o Falcon Crest conseguían audiencias millonarias. Con todo ello, la TVE de Calviño persiguió la implantación de un modelo de TV pública de calidad, la primera (y quizá la última) de la democracia.
Vetó hablar de la corrupción del PSOE
Los servicios informativos de la era Calviño contaron con José Luis Balbín como Jefe de los Servicios Informativos. Sin embargo, posteriores desavenencias entre ambos provocaron su destitución y la retirada del programa La Clave. El veto en enero de 1983 a la presencia del histórico socialista Alonso Puerta que había denunciado la incipiente corrupción del PSOE originó la primera gran crisis de la era Calviño. Balbín acabaría siendo sustituido primero por periodistas más dúctiles con los socialistas como Enrique Vázquez, y Enric Sopena.
Tras las elecciones de 1986, Calviño fue relevado en su puesto por Pilar Miró, una batalla que el guerrismo perdió ante los felipistas. Con posterioridad se ha dedicado al ejercicio de la abogacía, además de impulsar un canal de TV en español por satélite (Canal 10) y participar en tertulias políticas como las de RNE.
En 2016 el diario Protestante Digital (Vinculado a la Alianza Evangélica Española) y la Fundación Ravi Zacharias en España le concedieron el Premio Unamuno ‘amigo de los protestantes’, por su logro de abrir Radio Televisión Española a las confesiones judía, islámica y evangélica.