Récord histórico de deuda pública

Sánchez aboca a España a una nueva crisis de deuda con su política de gasto desmadrado

Sánchez aboca a España a una nueva crisis de deuda con su política de gasto desmadrado
Pedro Sánchez.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Pedro Sánchez lleva a España directamente a una nueva crisis de deuda como la que casi nos echó del euro en 2012, cuando la prima de riesgo superó los 600 puntos básicos. La deuda pública se disparó en junio hasta el 122,1% del PIB, nuevo récord histórico, debido al gasto público disparado, ya que los ingresos por impuestos están creciendo. Cuando el BCE empiece a dejar de comprar deuda española, la prima volverá a dispararse.

El nuevo máximo histórico implica una deuda pública de 1,43 billones (españoles, millones de millones) de euros, con un crecimiento del 10,2% en el último año. Un crecimiento que corresponde en su inmensa mayoría a la administración central y a la Seguridad Social, donde la deuda se dispara el 33,5%, ya que el endeudamiento de las comunidades autónomas solo creció el 2,9% y el de los ayuntamientos bajó el 9,1%.

Lo más llamativo es que este incremento de la deuda se produce cuando los ingresos fiscales han recuperado los niveles de 2019, según la Agencia Tributaria. Es decir, no es que el Gobierno tenga que tirar de deuda porque la recaudación de impuestos ha bajado; sino que, aunque esta recaudación suba (un 16,3% respecto a 2020 y un 3,5% frente a 2019, antes de la pandemia), es insuficiente para absorber el incremento del gasto público del Estado.

En 2012, el elevado endeudamiento heredado por Mariano Rajoy del Gobierno de Zapatero y, sobre todo, la ocultación del agujero de las cajas de ahorros provocaron una desconfianza absoluta del mercado en España, que disparó el diferencial de nuestro bono respecto al alemán (la prima de riesgo de invertir en España). Esta crisis estuvo a punto de forzar nuestra expulsión del euro y se resolvió gracias a la famosa intervención del entonces presidente del BCE, Mario Draghi (el famoso «whatever it takes»), y al rescate financiero de España con 41.000 millones de fondos europeos.

El drama, cuando el BCE deje de comprarnos la deuda

Ahora, la sangre no ha llegado todavía al río porque Draghi inauguró una política de compras de deuda pública por parte del banco central que no ha hecho sino crecer en los años posteriores. Es decir, es el BCE quien nos compra la deuda (o lo hacen los inversores con la garantía de que el BCE se la comprará a ellos). De ahí que España se esté financiando a coste cero o incluso a tipos negativos -es decir, nos pagan por prestarnos dinero en vez de cobrarnos-.

El problema es que esta situación es insostenible en el tiempo: en algún momento, Christine Lagarde -la sucesora de Draghi- tendrá que dejar de comprarnos los bonos. Además, ese momento puede estar más cerca de lo que le gustaría a Sánchez porque esta política tiene el evidente efecto perverso de incentivar el endeudamiento excesivo del Gobierno, dado que «es gratis». Algo que no gusta nada en los países centrales de la zona euro. El BCE intentará hacerlo con mucho cuidado, pero en 2012 quedó demostrado que controlar a los mercados es casi imposible.

Por tanto, salvo que el Ejecutivo deje de gastar a manos llenas (una parte se explica por el covid, pero recordemos que la Sanidad es competencia autonómica y que apenas se han concedido ayudas a empresas, es decir, que no se puede achacar a la pandemia), todo apunta a que España está abocada a una nueva crisis de deuda, que puede llegar incluso el próximo año. Y no parece que Sánchez tenga la menor intención de dejar de gastar, si bien los fondos europeos Next Generation permitirán financiar sin deuda los nuevos proyectos de gasto que se están preparando.

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