Análisis

¿Qué economías desarrolladas se verán más perjudicadas por su demografía?

Alvise Lennkh y Giulia Branz, analistas de Scope Ratings

11 julio
Demografia

Los factores demográficos son una explicación clave de por qué el crecimiento de las economías avanzadas está tendiendo a la baja. De hecho, es probable que estos factores sigan siendo relevantes para el PIB durante las próximas décadas.

En primer lugar, el envejecimiento de la población es un factor que limita dicho crecimiento, pues reduce la disponibilidad de los activos laborales a medida que disminuye el tamaño de la población en edad de trabajar. En segundo lugar, el envejecimiento también repercute en la tendencia de la población a ahorrar o consumir y en la forma en que las personas combinan la vida profesional con la personal. En tercer lugar, la estructura de la población también afecta al crecimiento de la productividad.

No obstante, con respecto a este último factor la tendencia no está clara, pues los trabajadores de más edad pueden disfrutar de una mayor productividad gracias a su experiencia laboral, mientras que los trabajadores más jóvenes pueden beneficiarse de una mejor salud, de la capacidad de ajustarse más rápidamente a los cambios tecnológicos y de tomar la iniciativa a través del emprendimiento.  Todos estos factores pueden producir una pauta en forma de U invertida entre la edad y la productividad, siendo los grupos de edad de 40 años los más productivos.

Las tendencias demográficas y las perspectivas de crecimiento varían mucho entre las economías desarrolladas. Para analizar cómo la demografía influye en el PIB, hemos observado las tasas de crecimiento entre 1960 y 2020 descomponiéndolas en los tres factores comentados.

En segundo lugar, hemos hecho previsiones de crecimiento para el periodo 2020-2050 basándonos en las proyecciones demográficas de la ONU-manteniendo la tasa de empleo y los aumentos de productividad sin cambios, como se observa durante el período 2014-19-. Por este motivo, nuestras estimaciones no tienen en cuenta los riesgos a la baja de la alteración de momentos clave para los mercados como la crisis financiera, la deuda soberana o el covid-19.

Tampoco se han tenido en cuenta el potencial alcista que ofrecen los avances tecnológicos o la introducción de políticas gubernamentales que puedan afectar a los aumentos de productividad, las tendencias demográficas y las tasas de empleo. Por tanto, y teniendo esto en cuenta, nuestro modelo confirma que las perspectivas de crecimiento están disminuyendo estructuralmente en todas las economías desarrolladas.

Sin embargo, también muestra perspectivas muy diferentes en determinados países, que podemos dividir en tres grupos en función de su impacto demográfico:

  • Menos perjudicados: es probable que Estados Unidos, Francia y Reino Unido figuren entre las economías avanzadas que mantengan una perspectiva de crecimiento positivo durante las próximas décadas. Este crecimiento estaría impulsado sobre todo por tendencias demográficas positivas o ligeramente negativas y por el robusto crecimiento de la productividad experimentado durante el período 2014-19.
  • Algo perjudicados: es probable que Alemania y España se encuentren entre las economías avanzadas con un crecimiento estancado, incluso en el supuesto de que persistan los anteriores aumentos de la productividad, ya que éstos son, en el mejor de los casos, suficientes sólo para compensar la dinámica demográfica adversa. El caso de España también es clave la importancia de las mejoras en la tasa de empleo que, en los próximos años, es poco probable que se repita dada la crisis de covid-19.
  • Grandes perjudicados: Japón y especialmente Italia, estarían dentro de este grupo. Estas potencias, por su parte, se enfrentan a una dinámica demográfica muy desfavorable que conduce a grandes disminuciones de sus poblaciones en edad de trabajar. Para compensar este obstáculo al crecimiento económico, son necesarios importantes aumentos de la productividad.

Todo ello pone de manifiesto que la demografía y la inclusión en el mercado laboral son cada vez más importantes para el crecimiento de las economías avanzadas, en las que la productividad está en declive estructural, aunque con un impacto muy desigual.

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