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¿Qué es la cultura organizativa?

Para que ello sea posible, es imprescindible construir una cultura organizativa.

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En una empresa conviven muchas personas que pueden entender el trabajo de forma distinta. Uno de los grandes objetivos de toda organización, por lo tanto, es conseguir que trabajadores diferentes compartan una determinada forma de actuar para, de esta forma, conseguir llegar a los objetivos marcados. Para que ello sea posible, es imprescindible construir una cultura organizativa.

Este concepto se puede definir como el conjunto de valores, creencias y formas de actuación que son compartidas por los miembros de una organización. Dentro de la individualidad de cada uno, en general, desde la dirección, deben fomentarse una serie de formas comunes de actuar y de entender la empresa y su entorno. Gracias a ello, se focaliza más la atención hacia los objetivos, se evitan disputas internas y cada uno tiene más claro cuáles son sus tareas y responsabilidades.

¿Cómo se consigue una cultura organizativa?

Los aspectos más relevantes a considerar para fomentar una cultura organizativa dentro de la empresa son los siguientes:

  • Actuar de acuerdo con los valores que se quieren transmitir: un trabajador sentirá un mayor compromiso hacia la empresa y se implicará más en su día a día si ésta actúa según los valores que asegura querer compartir. Ello implica, por ejemplo, no realizar prácticas empresariales que se puedan considerar abusivas, intentar reducir al máximo el impacto medioambiental de la actividad u ofrecer a la plantilla unas condiciones de trabajo agradables, donde se incorpore una cierta posibilidad de flexibilidad horaria o trabajo por objetivos.
  • Realizar talleres o encuentros grupales: la propuesta de actividades permite a los distintos miembros de un equipo interaccionar en un ámbito y contexto distinto al habitual. Gracias a ello, se conoce mejor a las otras personas y se desarrollan relaciones más estrechas. Ello es vital en un entorno laboral donde hay que estar ocho horas diarias con todo el equipo.
  • Ofrecer la posibilidad de participar en acciones de Responsabilidad Social Corporativa: en relación con el primer punto expuesto, las compañías cada vez valoran más la realización de actividades que generen un bienestar adicional en el entorno donde operan. En algunos casos, se puede proponer a los mismos trabajadores que participen en ellas, junto con familia y amigos. Ello se convierte, a la vez, en una herramienta de promoción, con la finalidad de encontrar prescriptores positivos. 
  • Transmitir de forma clara y específica los procesos internos: es vital que cada miembro del equipo sepa qué tareas hacer, en qué tiempo y con qué herramientas. De esta forma, se delimitan responsabilidades y se evitan posibles conflictos por desconocimiento de alguno de estos puntos.

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