Telecomunicaciones

Pallete endereza Telefónica tras seis años como presidente con el reto de la fusión Orange-MásMóvil

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El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete.

José María Álvarez-Pallete es un corredor de fondo. Sabe de buena tinta lo que supone el quebranto de estar a una considerable distancia de la meta cuando la pendiente se empina y la soledad sobre el pavimento es el único asidero para creer en el éxito. Después de seis años en la presidencia de Telefónica, se podría decir que ha encarrilado su negocio, con una reducción drástica de la enorme deuda que se encontró a su llegada -de 52.000 millones a 26.000 millones de euros- y una mejora operativa palpable.

Pese a su notable gestión, aún queda mucho trabajo por hacer, como refleja el nivel de la acción de la compañía, que todavía tiene un valor un 52% inferior al del 8 de abril de 2016, cuando Álvarez-Pallete reemplazó a César Alierta, todo un tótem en Telefónica.

Sus comienzos no fueron fáciles. Además de lidiar con la alargada sombra de su predecesor, tuvo que enfrentarse a una cotización cada vez más deprimida por el elevado apalancamiento, tanto que se especulaba con que el gigante español estaba «a tiro de opa» por parte de las grandes telecos europeas. La pandemia hundió aún más los títulos, que llegaron a tocar mínimos de 25 años en octubre de 2020 en torno a los 2,5 euros, apenas un año después de presentar su plan estratégico para transformar la compañía, que ponía el foco en cuatro mercados clave: España, Brasil, Reino Unido y Alemania.

Pero poco después cambiarían las tornas. El valor inició una recuperación que estuvo marcada por las medidas decisivas de la dirección del grupo para acabar de raíz con el pesado problema de la deuda mediante la venta de activos. En enero de 2021, la venta de su división de torres de Telxius a American Tower por 7.700 millones de euros provocó una subida en un solo día de casi el 10%, una señal clara del mercado de que Telefónica había elegido la senda correcta. Los inversores se dieron cuenta de que «la valoración de los activos de Telefónica era muy superior fuera del grupo», comenta Juan Peña, analista de GVC Gaesco Valores. Y ese mismo año, en mayo, la autoridad de competencia británica, la CMA, dio luz verde a la fusión entre su filial en Reino Unido O2 y Virgin Media. Las dos transacciones contribuyeron a recortar la deuda de la operadora en unos 10.000 millones de euros.

La empresa continuó centrada en su hoja de ruta y ejecutó la venta de Telefónica El Salvador, anunciada en octubre de 2021, por la que consiguió 139 millones de dólares (121 millones de euros), mientras que culminó la venta del 60% de la fibra en Colombia por 180 millones de dólares y de otro 60% de la de Chile por unos 500 millones de euros, en ambos casos al fondo de capital riesgo KKR.

Reducción de deuda más rápida de lo esperado

La lectura que puede hacerse de todo ello es que el desapalancamiento ha sido más rápido de lo que estimaban los analistas al vender activos por un precio mayor de lo previsto, al tiempo que se aprecia una mejoría en muchas divisiones, tanto en Alemania, donde sigue creciendo con fuerza en telefonía móvil, como Reino Unido, donde ha fortalecido su red de fibra, o Brasil, donde la operación de compra de OI le permite consolidar su posición de liderazgo en telefonía móvil y además cuenta con el viento a favor de la recuperación del real brasileño tras su desplome en 2020 y principios de 2021. «El mercado está premiando la ejecución del plan de noviembre de 2019», sintetiza Peña.

«La generación de flujo de caja libre es cada vez más sólida y la retribución al accionista es también muy atractiva, tanto vía dividendo en efectivo como vía recompra de acciones», apunta por su parte Antonio Castelo, analista de iBroker.es. Pero, además, ese dinero será fundamental para las grandes inversiones que necesitará hacer en los próximos años para desplegar infraestructuras de 5G, que impulsará la profunda transformación tecnológica del tejido empresarial español. «En general, el grupo mantiene su apuesta por el crecimiento en la división de tecnología, que le va a permitir también conseguir mayor rentabilidad», añade.

Las expectativas son muy optimistas y con argumentos sólidos, pero un rival aprieta: Orange y MásMóvil negocian una fusión para ser el primer operador español por clientes de telefonía fija y banda ancha, una operación esperada para paliar la guerra de precios sin cuartel que vive el sector de las telecomunicaciones y que mina los ingresos. Una transacción que «relajará la competencia en el sector y permitirá mejorar márgenes a Telefónica al ser liberada de los requisitos que hasta ahora tiene como operador dominante del mercado español», sostiene Castelo.

A esto se une el mayor apetito que están generando los activos de fibra en los balances de las operadoras, sobre todo tras la opa de 10.800 millones del fondo de infraestructuras KKR por Telecom Italia anunciada a finales de 2021.

«El sector de las telecos empieza a tener más atractivo por el interés de los fondos de capital riesgo. Hay un valor que el mercado antes no estaba recogiendo», señala Peña. Precisamente, el proceso abierto de venta de dos millones de hogares de fibra rural de la compañía puede atraer más valor para Telefónica y puede suponer un «catalizador» para la acción, agrega este experto, que espera que el valor alcance este año «al menos los 5 euros» en base al «potencial ante una previsible mejora de los negocios». Eso significaría doblar la revalorización actual en lo que va de 2022 del 14,5%.

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