La obligada «Amnistía Fiscal» en India dispara los depósitos hasta los 58.000 millones de dólares

La obligada «Amnistía Fiscal» en India dispara los depósitos hasta los 58.000 millones de dólares
Ciudadanos indio enseñando su nueva divisa (Foto: Getty)
María Villardón

El Gobierno de India ha tomado la beligerante medida de suprimir de la circulación legal los billetes de 500 y 1.000 rupias para acabar, según la versión oficial, con la corrupción, y el dinero negro para poder erradicar la pobreza de la población india. Se trata de una especie de salvaje “Amnistía Fiscal” que perseguirá a las clases más bajas que operan en efectivo y poco o muy poco lo notarán las clases adineradas porque podrán refugiarse en otros activos. Dejando al margen la efectividad, o falta de ella, del ejecutivo se han producido nuevos depósitos bancarios por valor de 58.000 millones de dólares.

El Banco Mundial estimó en 2007 que la economía sumergida representa, al menos, el 23% del total en India. Ahora, tras la medida de las autoridades asiáticas, los ciudadanos que no quieran mirar como un simple souvenir su dinero, debe mostrarlo, declararlo y, a partir de ahí, cambiarlo por moneda en curso o depositarlo en un banco. Gracias a esta ofensiva contra el efectivo, los depósitos de los bancos se están disparando hasta los 58 mil millones de dólares. “En cinco días hemos recogido 400 mil millones de rupias en depósitos, una cifra que suele conseguirse en un año entero”, explica el director general del Banco Nacional de Punjab, uno de los principales del país.

Narendra Modi, primer ministro de India, salía en televisión el 8 de noviembre y anunciaba a su población que los billetes de 500 y 1.000 rupias iban a salir de la circulación. «El dinero negro y la corrupción son los principales obstáculos para la erradicación de la pobreza», decía Modi. “Va a ser complicado que la economía india sea capaz de absorber toda la cantidad de dinero que se cambia en los bancos”, comenta a OKDIARIO Alexis Ortega, socio director de Finagentes Gestión.

Los ciudadanos tienen hasta el 30 de diciembre para sacar a flote todos sus ahorros y llevarlos al banco para conseguir nueva moneda. Aquí llega el momento de la letra pequeña, todo aquel que acuda a las entidades debe identificarse y solo podrá cambiar 2.000 rupias (30 euros) por persona. Una cifra ridícula teniendo en cuenta que el 90% de los indios usan el efectivo como si fuera palabra de Buda.

Otra opción es cambiar el efectivo por cupones que luego se convertirían en moneda legal, quizá no contaba Modi con el “pequeño” inconveniente que en India hay 300 millones de personas que ni usan identificación, ni usan el sistema bancario. “Así no pueden salvar su economía, están en tipos de interés negativo y a la gente le sale más barato tener el dinero en casa”, argumenta Ortega.

¿Podríamos calificar esta medida de una especie de Amnistía Fiscal? “Va a ser diferente porque se debe declarar el dinero, si no lo hacen lo van a perder y aquí las autoridades no van a mirar para otro lado”, explica Ortega.  En este asunto, prosigue el analista, “van a usar más el palo que la zanahoria, me temo”.

En tiempos de restricciones, más vale tener ingenio. Así es cómo se lo han tomado algunos indios que han optado por pagar bodas de lujo o comprar billetes de tren en primera clase, después cancelarlos y que les reembolsen dinero legal. La peor parte es para las zonas rurales, obtener los nuevos billetes no será fácil en un país en el que sólo el 27% de las aldeas tienen un banco a menos de 5 km de distancia.

La angustia de esta reforma, según Reuters, la van a sufrir los bancos públicos que tienen una gran exposición a las pequeñas y medianas empresas que dependen principalmente de los movimientos en efectivo. La mayor parte de los bancos creen que, aunque la medida da liquidez al sistema y permite dar más crédito a los ciudadanos, aún es pronto para confirmar qué beneficios habrá a largo plazo.

El tiempo dirá si la medida de sacar de la circulación el 86% de las rupias ha castigado a la delincuencia o a los ciudadanos rasos que ven cómo sus ahorros podrían servir para calzar una mesa.

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