Análisis

La ‘nueva normalidad’ de la Seguridad Social: menos jubilados y retrasos en las prestaciones

Jorge Campmany, director del despacho Campmany Abogados.

¿Impuesto a Madrid)
¿Impuesto a Madrid)

Los efectos de la pandemia y sus rebrotes están afectando a las personas que están solicitando prestaciones como la jubilación, la incapacidad permanente o el desempleo, entre otras. Las arcas tiemblan, los pagos se atrasan y las solicitudes aumentan. Pero esta realidad choca con las bajas en pensiones de jubilación que se estaban percibiendo hace años, debido lamentablemente a las defunciones de personas mayores por el covid-19.

Estudiando el perfil de los fallecidos por coronavirus, los mayores de 70 años son los que más se han visto afectados por la faceta mortal de este virus. Pero nuestro país sigue luchando contra los rebrotes, y, además de la prevención por parte de los ciudadanos, la detección está siendo el arma principal.

Según el Ministerio de Sanidad, desde el inicio del Estado de Alarma se han realizado en total más de nueve millones de pruebas diagnósticas de covid-19, de las por ejemplo 692.891 se efectuaron solo en los últimos días de agosto. Pero no es solo el sistema sanitario el que está al límite. También otros pilares claves de la sociedad española, como el sistema de la Seguridad Social, de donde nacen las distintas pensiones.

El porqué de los atrasos en los pagos

La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), el sindicato más representativo de los trabajadores públicos, ha afirmado que el INSS está demorando sus pagos hasta tres meses. Pero se achaca tanto a la avalancha de peticiones de la ciudadanía como a la necesidad de más personal que pueda atenderlas -y sacar adelante el trabajo acumulado-. Pero este sindicato alude también a un dato curioso: el hecho de que el teletrabajo de muchos funcionarios haya provocado que se dilate en el tiempo la concesión de nuevas prestaciones.

Se suman, por tanto, varios aspectos: expedientes ya aprobados cuyos titulares no acaban de recibir lo que les corresponde, las solicitudes del IMV desde el 15 de junio, y una momentánea paralización de las nuevas pensiones que están siendo solicitadas en estos momentos. Un caos que merma la capacidad económica de las personas que más lo necesitan. Por ejemplo, los abonos por maternidad o paternidad, junto a los de invalidez, incapacidad temporal o nueva jubilación, se están retrasando en gran medida.

Sin olvidar que muchos trabajadores en ERTE siguen esperando recibir sus mensualidades por desempleo, ya que el SEPE se encuentra en idénticas circunstancias que el INSS. Conforme a una encuesta de Pimec (Pequeña y Mediana Empresa de Cataluña), un 70% de las empresas aseguran que sus empleados están sufriendo retrasos a la hora de cobrar el subsidio del SEPE.

Citas que se alargan y baby boomers

La paulatina apertura de las oficinas de la Seguridad Social no ha ayudado a relajar la tensión (a pesar de que se organiza con cita previa, pero que puede fijarse hasta dos meses vista), y se sigue potenciando el uso de internet para llevar a cabo los trámites que se necesiten. Porque, solo en la etapa más dura de la pandemia, el INSS ha resuelto por este cauce más de 250.000 prestaciones. En cualquier caso, es la vía más aconsejable en estas circunstancias.

La subcontrata de trabajadores que reforzaran a los funcionarios desbordados tampoco ha solucionado el problema, y estos siguen demandando un incremento de plantilla. La cadena de retrasos ha llegado, lógicamente, a los gestores de autónomos y empresas, quienes han puesto de manifiesto que sus diligencias con la Administración tardan demasiado en recibir respuesta. Incluso los particulares acuden a estos profesionales al ver que sus trámites directos no son factibles, encontrándose aún así con la misma barrera.

Por otro lado, hay un factor que puede agravar más este panorama, y es el de que pronto van a comenzar a jubilarse los denominados baby boomers. Sus cotizaciones altas y las muchas jubilaciones anticipadas que se prevén, empeorarán más el escenario en el que ya está inmerso la Seguridad Social.

El fin de muchas pensiones de jubilación

Conforme a los datos proporcionados por las comunidades autónomas, 19.938 de nuestros mayores han muerto en España por covid-19, contabilizando únicamente los que estaban en residencias para la tercera edad. Dichos decesos se han producido sobre todo en Madrid, Cataluña, y las dos Castillas. Pero este recuento es de las comunidades, porque la cifra debe ser mayor si consideramos a las personas que no se alojaban en este tipo de centros.

Inverence, una compañía internacional de Big Data, ha informado de que el 80% de los fallecidos por coronavirus en nuestro país ya habían cumplido los 75 años. Y aquí no se habla solo de los integrantes de las residencias de ancianos. De modo que, si tenemos en cuenta que se han registrado ya más de 29.000 muertes en toda España, aproximadamente 23.000 habrían sido mayores de 75.

Veamos cómo esta realidad, sea cual sea finalmente la cantidad exacta real en este contexto tan confuso, se ha traducido en la cancelación paulatina del número de pensiones de jubilación que se estaban abonando.

Datos que hablan por sí solos

Según estadísticas de la propia Seguridad Social (en su documento ‘Pensiones contributivas de la Seguridad Social Agosto 2020’), en febrero de este año había en España 6.102.437 jubilados cobrando su pensión. Y los últimos datos disponibles, correspondientes a inicios del mes de agosto, revelan que en ese momento los pagos por pensiones de jubilación habían descendido a 6.091.312. El resultado: 11.125 ingresos menos por parte del INSS. Sin duda, se puede extrapolar que el virus que nos asola ha tenido un papel fundamental en esta disminución, junto a otras causas.

No se puede finalizar este artículo sin realizar una equivalencia a euros. Al ascender la pensión media de un jubilado en agosto de 2020 a 1.164,31 euros al mes, la Seguridad Social está dejando de pagar a día de hoy casi 13 millones de euros en jubilaciones al mes por la aparición del coronavirus. Sin embargo, esta caída de las pensiones está lejos de compensar el conjunto de gastos que tiene que afrontar actualmente nuestra Seguridad Social.

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