Ni 50 ni 90 euros: la cantidad de efectivo que debes tener en casa por si hay una emergencia, según el BCE
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Hace tiempo que casi todo lo pagamos con tarjeta, con el móvil o incluso con el reloj, así que tener unos billetes guardados en casa parece un gesto del pasado. Sin embargo, el Banco Central Europeo no lo ve así. En su último informe lanza una advertencia clara: conviene tener efectivo a mano por si un día la tecnología falla. Y la prueba más reciente en España la tenemos en el apagón que sufrimos el 28 de abril, que nos dejó a muchos sin poder pagar la compra, la gasolina en definitiva, sin poder usar las tarjetas.
Y lo que se sabe además es que se trata de algo que se repite. Cada gran crisis de los últimos años ha cambiado la relación que la gente tiene con el dinero físico: la recesión de 2008, la pandemia, la invasión rusa de Ucrania o los temores de ciberataques. En todos esos momentos, los cajeros se llenaban y muchos preferían tener billetes en casa «por si acaso». A partir de esto, la conclusión del BCE es directa: el efectivo sigue siendo un salvavidas en situaciones imprevistas. Puede que la mayoría de días apenas usemos monedas o billetes, pero cuando llega una crisis, son ellos los que marcan la diferencia entre poder comprar lo básico o quedarse atascado.
¿Pero cuánto deberíamos tener guardado exactamente? informe firmado por los economistas Francesca Faella y Alejandro Zamora-Pérez, que aparecerá en el próximo boletín económico de la institución, no fija una cifra exacta para España, pero sí avala las recomendaciones que ya aplican otros países europeos. Y aquí viene la sorpresa: no basta con 50 euros ni con una simple cantidad simbólica. Lo aconsejable es disponer de una reserva mucho más cercana a las necesidades reales de cada familia.
Cuánto efectivo recomienda guardar el BCE en casa
El BCE respalda las directrices que ya están vigentes en países como Holanda, Austria o Finlandia. Allí se aconseja guardar entre 70 y 100 euros por persona en cada hogar, una cantidad pensada para cubrir las compras esenciales durante al menos tres días, el tiempo que los organismos de protección civil consideran crítico en cualquier emergencia. Queda claro entonces, que no se trata de acumular grandes sumas bajo el colchón, sino de tener a mano lo suficiente para comida, transporte o medicamentos cuando los pagos electrónicos fallan.
Este matiz es importante: el efectivo en casa no debe convertirse en un sustituto del ahorro bancario ni en una inversión. La idea es que funcione como un botiquín financiero listo para usarse en caso de crisis. Igual que guardamos linternas, agua embotellada o pilas, tener dinero físico se convierte en un elemento más de la preparación doméstica.
El apagón de abril de 2025 en España: un aviso en toda regla
El informe dedica un apartado al apagón del pasado 28 de abril en la península ibérica. Durante casi un día entero, terminales de pago, cajeros automáticos y servicios como Bizum dejaron de funcionar. Los datos recogidos por CaixaBank Research y BBVA Research muestran la magnitud del problema: el gasto con tarjeta se desplomó más de un 40 % y el comercio electrónico cayó un 54 %. En total, el consumo nacional se redujo en un 34 % en tan solo unas horas.
Las pérdidas económicas derivadas de esa jornada se estiman entre 400 y 1.600 millones de euros, una horquilla que refleja el golpe que supuso para comercios y consumidores. Y lo más relevante: quienes tenían algo de efectivo en casa pudieron seguir comprando pan, pagar en una farmacia o echar gasolina, mientras que muchos otros se encontraron bloqueados. El BCE lo resume de manera tajante: en ese momento, el efectivo pasó de ser una opción más de pago a convertirse en la única posible.
El papel del efectivo en tiempos de crisis
No es algo nuevo. Ya pasó en 2008 con la crisis financiera, volvió a pasar con la deuda griega en 2014 y lo vimos otra vez cuando estalló la pandemia. Cada vez que el panorama se complica, la gente corre a los cajeros y guarda billetes en casa. Con la invasión rusa de Ucrania sucedió lo mismo: el miedo a un posible ciberataque sobre la banca europea hizo que muchos prefirieran tener dinero en metálico por si se requería de forma urgente.
El BCE define tener este dinero en casa como un «activo refugio» de primer orden. Su disponibilidad inmediata lo convierte en insustituible cuando la tecnología falla o las incertidumbres se disparan. El dato es revelador: un 39 % de los españoles ya reconocía tener efectivo en casa antes del apagón de abril, precisamente como medida preventiva. Para ellos, la crisis fue menos dura porque pudieron seguir comprando lo básico sin depender de una tarjeta o de una aplicación móvil.
Acceso al efectivo: el reto pendiente
El informe también pone sobre la mesa una preocupación añadida: la reducción progresiva de cajeros y sucursales bancarias. Con menos puntos físicos para sacar dinero, tener acceso al efectivo puede convertirse en un problema, sobre todo en zonas rurales. De hecho, en Austria el banco central ha optado por algo muy práctico: colocar cajeros en localidades pequeñas para que incluso en los pueblos más aislados la gente pueda sacar dinero sin tener que desplazarse kilómetros. La idea es sencilla, pero garantiza que todos los ciudadanos sigan teniendo acceso al efectivo cuando lo necesiten.
Este ejemplo apunta a una responsabilidad compartida: no basta con que las familias tengan billetes en casa, también es necesario que las instituciones financieras y los gobiernos aseguren la infraestructura que permita obtenerlo en caso de emergencia. Sin esa red, la recomendación del BCE perdería eficacia en la práctica.