Entrevista al ministro de Economía, Industria y Competitividad

Luis de Guindos: «Si no hay generación de empleo tendremos problemas con las pensiones»

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Luis de Guindos (Madrid, 1960) no era nuevo en esto. Cuando le dijo “sí” a Rajoy sabía perfectamente a lo que se enfrentaba. Durante el primer gobierno del Partido Popular, Guindos ocupó la Secretaría de Estado de Economía a las órdenes del todopoderoso Rodrigo Rato. Casi ocho años después, Guindos volvía a la política para dirigir, ahora sí, desde la planta noble de la sede del Ministerio de Economía, el timón de la economía española en la peor crisis a la que se ha enfrentado el país. Nada que ver con el reto de Maastricht. Lleva ya seis años, está cansado. La economía española ha logrado dar la vuelta a los pronósticos. Pese a los desequilibrios que todavía persisten, Guindos es la envidia de sus colegas europeos. No obstante, en 2015, vio cómo se le escapaba la presidencia del Eurogrupo. El próximo año, cuando se decida quién ocupará la vicepresidencia del Banco Central Europeo, tendrá una nueva oportunidad para resarcirse. Será la gran ocasión de cambiar Madrid por Frankfurt y poner punto final a su etapa como ministro. Charla con OKDIARIO en su despacho del madrileño Paseo de la Castellana pocos días después de haber recibido el espaldarazo del Fondo Monetario Internacional.

 

P.- Esta semana nos sobrecogimos con la noticia del fallecimiento, confirmado como un suicidio, del ex presidente de Caja Madrid Miguel Blesa. Me gustaría una reacción por su parte.

R.- Yo no le conocí mucho, pero lógicamente quiero dar mi pésame a su familia, pedir respeto y lo que espero es que el señor Blesa descanse en paz.

P.- Vamos a hablar de lo suyo, ministro. ¿Va a ser usted vicepresidente del BCE?

R.- Bueno, el puesto de la vicepresidencia -o, mejor dicho, el puesto de la comisión ejecutiva del Banco Central Europeo- será para un español o una española.

P.- ¿Cuyo nombre empieza por ‘L’ y su apellido por ‘G’?

R.- No, no hay nada decidido al respecto.

P.- ¿A usted le gustaría?

R.- Lo importante aquí es que España recupere el puesto en la comisión ejecutiva del BCE. Eso es lo que va a ocurrir.

P.- El crecimiento, ministro, va como un tiro. Hemos entrado en el cuarto año de crecimiento, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento para España (en la misma línea que otros organismos) y estamos ya en términos del PIB, en niveles previos a la crisis. ¿Por qué no se comporta el empleo de la misma manera?

R.- Se ha recuperado. España llegó a perder 3 millones y medio de puestos de trabajo y hemos recuperado algo más de la mitad, pero la crisis fue especialmente profunda en el mercado laboral español. Aunque el PIB cayó un 10%, una caída muy intensa, fue mucho más intensa en términos de empleo. Y, además, hay otra cuestión: España ha perdido una década en términos de crecimiento. El empleo es consecuencia del crecimiento económico. Si hay recesión, lógicamente se destruye empleo; si hay recuperación, se crea empleo. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Nosotros estamos en el nivel de PIB anterior a la crisis, pero España ha perdido una década de crecimiento económico y eso se refleja en una variable fundamental que es el empleo. Para llegar al nivel de empleo que deberíamos tener, que teníamos al principio de la crisis, todavía nos quedan prácticamente dos años y medio. Aunque, hay que decir, la intensidad de creación de empleo en la economía española es muy fuerte en estos momentos. Es de los momentos históricos de mayor intensidad de creación de empleo en nuestro país.

P.- Si nos fijamos en los salarios, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha manifestado que es el momento de que los salarios suban con fuerza y ha vinculado esta subida a la creación de empleo. ¿Usted está de acuerdo con este planteamiento?

R.- La situación de la economía española no es la situación de 2010, 2011 o 2012. Llevamos tres o cuatro años de recuperación económica, con un crecimiento muy intenso por encima del 3%. Eso significa que ya no estamos en una situación de emergencia como estuvimos hace cinco, seis o siete años. Una situación que nos tiene que llevar, de una forma natural, a una normalización en la evolución salarial. Ahora, eso es una cuestión en la cual las empresas que van viendo que hay una recuperación de la demanda doméstica, que van reconstituyendo sus niveles de beneficios, también tienen que ir reconstituyendo sus niveles de empleo y la evolución salarial. La España de 2017 no es la España de 2011 desde el punto de vista económico, pero teniendo en cuenta que todavía España tiene una tasa de paro próxima al 18% y que la inflación es muy reducida.

P.- Hay un tema que es la paradoja española, la paradoja de las exportaciones españolas. Nuestras exportaciones están creciendo por encima del comercio mundial, lo que nos ha permitido tener superávit en nuestra balanza por cuenta corriente durante los últimos cuatro años, algo que no había ocurrido nunca. ¿Ha tenido mucho que ver en ello la caída de los salarios?

R.- Ha tenido que ver la recuperación de competitividad, que se ha recuperado por una evolución salarial que ha sido muy moderada durante una serie de años y también por la reforma laboral que ha permitido sistemas internos en las empresas para que la reasignación de recursos haya sido mucho más adecuada. La exportación de bienes y servicios es, en estos momentos, el motor de la economía española. El crecimiento de nuestras exportaciones de mercancías está por encima del 10% en términos reales, está triplicando el crecimiento del comercio internacional. Estamos aprovechando el crecimiento de Europa, que está creciendo más de lo que lo hacía hace simplemente un año. Pero, el sector exterior español es el factor que determina un cambio en el modelo de comportamiento de la economía española. Ya no dependemos de la construcción, no dependemos del crédito, dependemos de nuestra competitividad.

P.- Habla usted de reformas. Si hablamos de la temporalidad, en España, sigue siendo muy elevada. Seguimos con la dualidad del mercado laboral español pese a las reformas. ¿Cómo se puede acabar de forma eficaz con esa dualidad?

R.- Si nos fijamos en la Encuesta de Población Activa (EPA), la mayoría de los españoles tienen contrato indefinido y el 25% tiene un contrato temporal. Eso está claramente por encima de la media europea. Más allá de lo que son las características específicas de la economía española donde, por ejemplo, el turismo tiene un peso superior que en los países de nuestro entorno y ahí siempre hay un componente estacional que hace que el contrato temporal se utilice más. Es cierto que el peso de la temporalidad es excesivo y aquí solamente hay una fórmula: hacer más atractivo el contrato indefinido con relación al temporal mediante ayudas, subvenciones desde el punto de vista de cotizaciones e intentando fomentar la contratación indefinida. Yo espero que ese 75-25 por ciento vaya mejor. Incluso ya es mejor que el que teníamos al principio de la crisis…

P.- Pero es que, durante la crisis, los empleos destruidos fueron mayoritariamente contratos temporales.

R.- Fueron jóvenes con contrato temporal, esa es la realidad de la crisis en España. Hay que aprovechar la recuperación para que los jóvenes que se vayan colocando, que en estos momentos es una de las principales formas de incremento de contratación (el paro juvenil se está, desde niveles muy elevados, reduciendo mucho), sea con contratos indefinidos y no con contratos temporales.

P.- ¿Qué opina de la reducción de la jornada laboral a 35 horas como mecanismo para generar empleo?

R.- Por ley, no se puede hacer. La reducción de jornada es, por decirlo de alguna manera, una de las señales claras del progreso que se ha ido produciendo en la economía mundial, europea y española. Si uno ve lo que era la jornada laboral hace 50 años, era muchísimo más larga. Con el progreso tecnológico y con la mejora de la prosperidad, una de las señales de esas mejoras es la reducción de la jornada laboral. Pero eso no se puede regular por ley, eso se tiene que hacer a través de las empresas y los trabajadores que tienen que ir ajustando su jornada a las circunstancias del marco en el cual se mueve la economía. En el futuro continuará reduciéndose, pero de forma natural. El gobierno no tiene que interferir en eso.

P.- Vamos a lograr el objetivo de consolidación presupuestaria, se argumenta que es gracias al componente cíclico, pero persiste un déficit estructural importante. El FMI ha propuesto, entre otras medidas, la ampliación de la recaudación por IVA o las tasas e impuestos medioambientales. ¿Qué opina?

R.- La fiscalidad en España, en términos generales, está perfectamente asimilada a la media europea. No vamos a tocar los componentes fundamentales de la fiscalidad en nuestro país. Si los tocamos es para reducir impuestos, fundamentalmente el IRPF. El IVA español ya está muy ajustado a lo que es la media europea. Por lo tanto, ahí no espero muchas modificaciones. Pero, en relación con la reducción del déficit público, es cierto que la recuperación económica está ayudando a esa reducción de una forma importante, pero todavía le queda mucho margen a la recuperación cíclica. España sigue teniendo un 18 o 17 por ciento de tasa de paro y, si la recuperación cíclica continúa con una situación de equilibrio del sector exterior y la inflación no se dispara, es perfectamente factible que esa recuperación no encuentre cuellos de botella en el futuro y que, por lo tanto, podamos llevar el déficit público en tres o cuatro años a prácticamente una situación de equilibrio.

P.- Hace relativamente poco, con la aprobación del techo de gasto, ustedes han pactado una rebaja fiscal en el IRPF para las rentas más bajas. ¿Cómo va a afectar eso al equilibrio para 2018?

R.- El impacto es relativamente reducido. Se ha elevado el mínimo exento de las rentas salariales de 12.000 a 14.000 euros a efectos de no pagar impuestos. Yo creo que eso también tiene un efecto positivo desde el punto de vista de las recomendaciones que siempre hace Bruselas: reducir la cuña fiscal de los impuestos que pagan las rentas reducidas. El impacto desde el punto de vista presupuestario no va a ser importante. Hay que tener en consideración además que gran parte de este incremento de renta en esos entornos de trabajadores va a ir prácticamente el 100% al consumo y el consumo va a pagar IVA. Una parte de esa rebaja fiscal se va a recuperar vía otros impuestos, como el IVA.

P.- Las comunidades autónomas ya se están financiando a tipos muy bajos. No obstante, el PSOE esta semana se descolgaba con una propuesta de condonación de deuda a Cataluña. ¿Qué le parece?

R.- Es cierto que, en estos momentos, en un porcentaje muy elevado, hay una serie de comunidades autónomas cuyo tenedor de deuda es el Tesoro español. Ésta es una cuestión que sí es fundamental. Lo que estamos haciendo es proporcionar financiación en condiciones buenísimas. El Tesoro español proporciona financiación a Cataluña, a Valencia o a Andalucía, y lo hace como si fuera una madre, los mercados son la suegra. Esto no es un tema de quitas, es un tema de relación entre administraciones públicas. El Tesoro español siempre va a estar detrás de todas las comunidades autónomas.

P.- Otro tema importante que genera una gran inquietud social son las pensiones. ¿Están garantizadas las pensiones?

R.- Sí, están garantizadas mientras continúe el equilibrio económico, mientras continúe el crecimiento económico, mientras continúe la generación de empleo. Si no hay generación de empleo, tendremos problemas. Lo que garantiza el pago de las pensiones es que consigamos 20 millones de trabajadores, que éstos cada vez hagan mayores aportaciones desde el punto de vista de una evolución salarial normal, etc. Eso en el corto plazo. Y, en el medio y largo plazo, hay un tema que es estructural: la demografía de la sociedad española. La sociedad española cada vez va a estar más envejecida y eso tiene un impacto desde el punto de vista de la estructura de la seguridad social. Por eso, se han tomado medidas.

P.- Pero, ministro, la relación pensión-salario está, en estos momentos, en uno a uno. El BBVA dice que se espera que el número de pensiones pasen de 9 a 15 millones hasta 2050 y que se necesita un aumento a 27 millones de trabajadores para sostener esa relación pensión-salario. ¿No hay que abordar nuevas medidas, en el marco del Pacto de Toledo, si queremos mantener esa proporción?

R.- No sólo es el tema del número de pensionistas y número de trabajadores de ese ratio. Lo que dicen los estudios a muy largo plazo, que también se equivocan, es que España puede tener una década difícil desde el punto de vista de la Seguridad Social, pero, a medio y largo plazo, la situación mejora bastante desde el punto de vista demográfico. Aquí la combinación es, a corto plazo, de generación de empleo (de irnos a 20 millones de puestos de trabajo) y, por otro lado, ir tomando medidas, como se han ido tomando, de forma gradual en el marco del Pacto de Toledo.

P.- Pero, por ejemplo, la revalorización máxima del 0,25% de las pensiones. ¿Es sostenible desde el punto de vista político? Porque, con una inflación del 1%, puede ser manejable, pero, si la inflación se eleva mucho, políticamente va a ser muy difícil de defender.

R.- Lo que sería insostenible, desde un punto de vista social, es volver a tener una recesión en España. Si el crecimiento económico vuelve a ser próximo a cero y empezamos otra vez con la destrucción de empleo, no tenga usted la mínima duda de que el sistema de pensiones está en riesgo. No existe un Fondo de Reserva lo suficientemente grande como para garantizar el futuro de las pensiones, lo que garantiza el futuro de las pensiones es el crecimiento económico y el empleo. Y no sólo quedarnos en los 20 millones de trabajadores, eso es el objetivo a tres años. Según nuestras proyecciones, en España, en tres años, la tasa de paro va a estar todavía por encima del 10 por ciento, en el 11 o 12 por ciento. Todavía queda margen para que el empleo siga creciendo en España.

P.- Hablando de reformas estructurales, el informe del FMI ha constatado que los niveles de productividad en España siguen encontrándose por debajo de la media europea. Ellos proponen seguir profundizando en la reducción de obstáculos a la competencia. Me gustaría que me hablase de la unidad de mercado y de la sentencia del Tribunal Constitucional que declara inconstitucionales varios artículos de la Ley de Garantía de Unidad de Mercado. ¿Qué piensan hacer ustedes?

R.- Todavía se tienen que producir una serie de pronunciamientos del Constitucional porque hubo varios recursos. Vamos a esperar a tenerlos todos, yo espero que se produzcan en las próximas semanas, meses. Pero es importante que el Constitucional diga que la unidad de mercado es un principio constitucional. En cuanto tengamos todos los pronunciamientos del Tribunal Constitucional haremos un análisis de lo que nos dice, que lo vamos a respetar, y plantearemos aquellas variaciones de la ley que permitan, por un lado, cumplir la ley y, simultáneamente, faciliten que la unidad de mercado sea un principio fundamental y estratégico en nuestro país. De hecho, así fue decidido en la conferencia de presidentes que hubo hace unos meses.

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