Hay que tener cautela: la volatilidad será la gran protagonista del mercado en 2017
Como ya es sabido, los bancos centrales siguen manteniendo los precios en los mercados de renta fija y renta variable. Se espera que durante el próximo año frenen en cuanto a la expansión de balance se refiere. La Fed ya está drenando algo de liquidez a través de repos inversos y el mercado asigna una probabilidad de subida de tasas en diciembre del 67%. El BCE iniciará una reducción de las compras a partir de marzo de 2017, y en función de los datos de inflación y de las negociaciones del Brexit, será más o menos agresivo en su tapering.
Japón ya no sabe qué más hacer, su banco central se va a limitar a financiar al gobierno (que no suban los rendimientos a 10 años por encima del 0% es su nuevo objetivo) y evitar que estalle la burbuja de bonos que han montado. Reino Unido seguirá inyectando nuevo dinero en el sistema para que no se desmadre su economía a costa del valor de la libra, pero tiene un peso muy bajo en perspectiva global.
Con estos mimbres, hay que seguir teniendo cautela porque la volatilidad en los precios va a estar asegurada el próximo año. Muchos creemos que la burbuja de renta fija acabará mal tarde o temprano (lo analizaremos más adelante). De momento llevamos un mes de caídas de precio en los bonos, que han reducido algo el volumen de emisiones que tenían rentabilidades negativas.
No obstante, seguimos con un volumen enorme de emisiones con tipos negativos y mucho más grande con rentabilidades prácticamente nulas. Si quiere buscar rentabilidad en bonos listados, olvídese de encontrarlos en euros, libras o yenes… salvo que esté dispuesto a comprar papel con mucho riesgo (cuidado que ahí es donde se puede ganar dinero de verdad… o perderlo).
Si vemos la situación con perspectiva, el gráfico de las tasas de interés a muy largo plazo nos reafirma en la conclusión: si no llegamos a estar en un sistema monetario fiat nunca hubiéramos llegado tan lejos. Y la situación actual es artificial… no normal.
Por desgracia, nada nuevo es que se produzcan ciclos económicos, pero nunca hay que olvidar que la amplitud de los mismos se ha incrementado sustancialmente desde que Nixon abolió la convertibilidad del dólar estadounidense al oro. Desde entonces se ha disparado la inflación.
Ha aumentado sustancialmente la desigualdad de rentas en EEUU (y en las economías avanzadas en general). Y hemos ido de burbuja en burbuja y recesión tras recesión. Ahora estamos inmersos en una buena burbuja, lo que no sabemos es cuando pinchará.
Oigo constantemente argumentos lógicos a tener en cuenta que estiman que el año próximo puede iniciarse la reversión, y también algunos que no hay que desdeñar y que estiman que hasta 2020 la situación puede aguantar. Cualquier cosa podría pasar, pero creo que el rango es muy adecuado y se desprende la conclusión: en el mejor de los casos, tendremos recesión en EEUU en los próximos 4 años. El peor de los casos es que la recesión se produzca el año que viene.
Teniendo en cuenta índices como el Dow Jones Industrial (y ya sabemos que las peores compañías salen del mismo, y las mejores entran en él, dándole un sesgo alcista en el largo plazo), podemos afirmar sin temor a equivocarnos mucho que la renta variable compensa mejor la inflación a largo plazo que la renta fija, o que los buenos negocios son capaces de aportar el suficiente valor al ahorrador como para compensar inflación y devaluación sistemáticas.
Y partiendo de esta base, aunque llevamos décadas en las que la rentabilidad de la renta fija ha sido tan buena como la de la renta variable (comparándola con esos índices con sesgo alcista y sin olvidar la tendencia a la baja de las tasas desde los años 80), no es probable que siga siendo así en el futuro, sobre todo si vemos cómo ha afectado una crisis de renta fija o de divisas a ambos activos históricamente. Rusia, Argentina, o incluso lo ocurrido en los últimos meses con la libra esterlina son ejemplos de ello. Tomemos nota por si algo similar ocurre.