Hacienda lo confirma: puedes deducirte más de lo que pensabas si tu vivienda es de estos años
La deducción que te puedes aplicar si compraste tu vivienda antes del año 2013
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Tener una hipoteca es, para muchas personas, sinónimo de asumir una responsabilidad económica que se alarga durante años. Aun así, es el camino que la mayoría de personas elige para poder acceder a una vivienda en propiedad. No es una decisión fácil, ni mucho menos barata, pero suele ser una de las más importantes de la vida. Por eso, cuando existe la posibilidad de poder deducir lo que se paga por la vivienda, es importante estar alerta a las condiciones para ello, fijándonos sobre todo en el periodo en que se compró la casa o el piso, tal y como explica Hacienda.
En plena campaña de la declaración de la renta, cualquier posibilidad de reducir lo que hay que pagar (o incluso aumentar lo que se puede recuperar) se recibe con los brazos abiertos. Y ahora, Hacienda ha confirmado algo que muchos no sabían: si compraste tu vivienda habitual con hipoteca antes del 1 de enero de 2013, puedes aplicarte una deducción que podría suponerte un ahorro de hasta 1.356 euros al año. Este beneficio fiscal no es nuevo, pero sí que ha pasado desapercibido para muchos contribuyentes. El motivo es sencillo: tras varios cambios normativos, sólo algunas personas pueden acceder a esta deducción. Sin embargo, quienes cumplen los requisitos pueden aprovecharla al máximo. Te contamos todo lo que necesitas saber para no dejar pasar esta oportunidad.
Puedes deducirte más de lo que pensabas si tu vivienda es de estos años
La clave está en la fecha de compra y en que la vivienda sea tu residencia habitual. Si la adquiriste antes del 1 de enero de 2013 y la estás pagando con una hipoteca, puedes deducirte el 15% de lo que hayas destinado a pagar el préstamo durante el año, tanto intereses como amortización del capital. Pero ojo, porque el máximo sobre el que se aplica este porcentaje es de 9.040 euros. Es decir, el ahorro máximo puede alcanzar los 1.356 euros, que no es una cantidad menor.
Este beneficio fiscal sólo se aplica a la vivienda donde resides habitualmente. Las segundas residencias o casas destinadas a vacaciones no entran en esta deducción. Además, aunque hayas cambiado de banco para mejorar tu hipoteca (lo que se conoce como subrogación o novación), no pierdes el derecho a aplicar esta deducción. Así lo dejó claro Hacienda en informes oficiales de 2015 y 2017. Por tanto, no hay excusas: si entras en este grupo privilegiado, puedes aprovechar esta ventaja.
Qué conceptos puedes incluir en la deducción
No se trata únicamente de los intereses que pagas cada mes. También puedes incluir en la deducción lo que devuelves del capital prestado. Es decir, no es únicamente el coste del dinero (los intereses), sino también el dinero en sí que estás pagando. Y hay más: si el banco te obligó a contratar seguros vinculados a la hipoteca, como el seguro de vida o el del hogar, también puedes incluirlos en esta deducción. Siempre, claro está, que fueran una condición para que te concedieran el préstamo.
Este punto es muy relevante, ya que muchas personas desconocen que estos seguros también computan en la base deducible. Y suman, especialmente si tu hipoteca es reciente o el importe fue elevado. La clave, como siempre, está en guardar todos los justificantes de pago y tener claro qué gastos están directamente ligados al préstamo hipotecario.
¿Y si compré la vivienda después de 2013?
Aunque la deducción del 15% está limitada a quienes compraron antes de 2013, los que adquirieron su vivienda más tarde también tienen opciones para reducir su factura fiscal. Eso sí, en contextos diferentes. Por ejemplo, si la vivienda que compraste con hipoteca la tienes alquilada, puedes deducirte ciertos gastos asociados a esa propiedad: desde los intereses del préstamo hasta los gastos de comunidad, el IBI o las obras de mantenimiento.
De hecho, Hacienda permite incluir también los gastos de formalización del préstamo y algunas reformas necesarias para conservar el inmueble. Es decir, no se trata sólo de lo que pagas al banco, sino de todo lo que implica mantener una vivienda en alquiler. Es una forma de equilibrar la balanza para quienes usan su propiedad como inversión y la destinan al alquiler, aunque hayan comprado después del límite de 2013.
Deducciones también si haces reformas en casa
Por último, hay una vía de ahorro que ha cobrado fuerza en los últimos años: las deducciones por obras en la vivienda habitual. Si has hecho reformas para mejorar la eficiencia energética, también puedes beneficiarte en la Renta. Por ejemplo, si lograste reducir el uso de calefacción o aire acondicionado al menos un 7%, puedes deducirte hasta el 20% de lo invertido (con un tope de 5.000 euros).
La deducción sube al 40% si el ahorro energético total supera el 30% o si se mejoró la calificación energética del inmueble. Y puede llegar al 60% si la vivienda ha alcanzado un nivel de consumo casi nulo o ha obtenido una etiqueta A o B. En este caso, el tope está en los 15.000 euros. Así que, si has invertido en convertir tu casa en un espacio más sostenible, el esfuerzo puede tener premio en tu declaración.