La gigantesca multa a Binance puede ser el canto del cisne del sueño del bitcoin

«El bitcoin sólo gusta a los liberales de salón, los techies y los narcotraficantes». Esta frase del gestor de fondos estrella de Abante Asesores, José Ramón Iturriaga, cobra más relevancia esta semana con la multa por blanqueo de dinero que ha aceptado el fundador de Binance, Changpeng Zhao, en EEUU: 4.300 millones de dólares, algo que deja en pañales los 7 millones de Shakira.

Se trata de un nuevo golpe a las criptodivisas, que pueden estar viviendo su canto del cisne. El sueño de los liberales de salón de los que hablaba Iturriaga de una moneda desregulada que compitiera con la «dictadura» de los bancos centrales, y que provocó una burbuja especulativa en los mercados similar a tantas otras en la historia, puede acabar en breve precisamente por las pérdidas sufridas por esos especuladores y por su utilización por los narcotraficantes y otros delincuentes para ocultar sus operaciones.

Esto último es sin duda la principal utilidad de las criptos, principalmente el bitcoin, ya que no se han impuesto como medio de pago en ninguna parte pese a experimentos como el de El Salvador. Pero como ya se mostraba en la serie Billions, la falta de trazabilidad y el anonimato de estas monedas las convierte en el vehículo ideal para las operaciones delictivas y el blanqueo del dinero que generan.

En el caso de Binance, el hecho de que haya aceptado una multa de ese calibre cuando ni siquiera había amenaza de entrar en la cárcel (Changpeng es residente en Emiratos Árabes, país que no tiene convenio de extradición con EEUU) hace pensar que el dinero blanqueado por esa plataforma es infinitamente superior. Su propietario asegura que va a seguir abierta, pero el daño reputacional probablemente es irreparable.

Y no es una plataforma cualquiera, sino la mayor del mundo que aglutina dos tercios de la operativa global en criptodivisas. Hasta tiene su propia moneda, llamada también Binance. El Departamento de Justicia norteamericano la acusaba de permitir a personas domiciliadas en países sancionados, como Irán o Rusia, operar con criptos, lo que viola las leyes antiblanqueo de EEUU.

La euforia se acabó

Se da la circunstancia, además, de que Changpeng fue el que inició, con un tweet, las ventas masivas que llevaron a la quiebra a su principal rival, FTX. A esto hay que sumar los numerosos casos de fraude que han estallado y que también han alejado a muchísimos inversores de estos activos. El volumen de trading se ha desplomado y se ha acabado lo de promocionarse con actores y famosos o lo de dar nombre a grandes recintos deportivos como el Staples Center de Los Ángeles.

Los bancos llegaron a ofrecer inversión en criptos a sus clientes en plena euforia, pero también han dado marcha atrás. Los expertos sostienen que este activo quedará sólo para inversores profesionales. Y los miles de pequeños inversores que se dejaron arrastrar por la fiebre del bitcoin probablemente seguirán atrapados durante mucho tiempo o incluso para siempre.

En las últimas semanas, su cotización ha repuntado hasta la zona de 35.000 dólares, lo que está permitiendo salirse sin pérdidas a los que no compraron demasiado arriba. Como siempre que sube, ha aparecido una legión de gurús (normalmente también pillados) que auguran una vuelta a 50.000 ó 60.000 basándose en argumentos que no tienen nada que ver con el bitcoin como la moderación de la inflación o las perspectivas de bajadas de tipos en 2024.