Florentino Pérez, los Benetton y Stephen Schwarzman: Quién es quién en la operación del año en Europa

Benetton OPA
Alessandro Benetton, presidente de Edizione; Florentino Pérez, presidente de ACS; y Stephen Schwarzman, presidente de Blackstone.

El vacío dejado en el palco de autoridades del Chelsea por Roman Abramovich fue ocupado ayer por Florentino Pérez.

El empresario ruso ha tenido que hacer mutis por el foro y abandonar la presidencia del equipo inglés de fútbol por sus conexiones con la Rusia de Putin, dejando al Chelsea a la deriva.

Pero el presidente del Real Madrid y del grupo ACS todo lo ocupa. Al mismo tiempo que Florentino Pérez tomaba asiendo en el palco del Chelsea, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) publicaba en España un comunicado anunciando la que puede ser la operación del año en Europa: la compra del grupo italiano Atlantia, cuyo primer accionista es la sociedad Edizione, de la familia Benetton.

ACS confirmaba el miércoles al mercado, a las 20 horas y 39 minutos, a través de un comunicado publicado en la CNMV, disponer de un «acuerdo exclusivo» con dos grandes fondos internacionales de inversión, GIP y Brookfield, para comprar la mayoría del capital de Atlantia, una operación que estaría valorada en unos 45.000 millones de euros, incluyendo deuda.

De esta forma, el pitido con el que el árbitro Clément Turpin daba ayer  inicio al partido entre el Chelsea y el Real Madrid, marcaba también el comienzo de la batalla por la compañía que gestiona 9.400 kilómetros de autopistas de peaje en once países -a través del 50% que posee en la española Abertis, en la que el resto del capital está controlado por ACS-, además del aeropuerto de Roma y los tres aeródromos de la Costa Azul (Niza, Cannes y Saint Tropez), y buena parte del capital de la sociedad Getlink, propietaria del Canal de la Mancha.

Tras la publicación de las noticias informando sobre el interés de ACS en Atlantia, ha aparecido en escena el mayor fondo de inversión del mundo, Blackstone. El fondo estadounidense también quiere hacerse con el control del grupo italiano, y para ello estaría fraguando una alianza con los Benetton.

La operación en marcha reúne así al empresario más poderoso de España, Florentino Pérez; a una de las grandes sagas familiares de Italia, los Benetton, principales accionistas de Atlantia; y al mayor fondo de inversión del mundo, el estadounidense Blackstone, fundado y presidido por Stephen Schwarzman.

Florentino Pérez, el empresario galáctico

A finales del pasado año Florentino Pérez cerró una de las mayores operaciones realizadas como presidente de ACS: la venta de Cobra, la división de obras del grupo español, al gigante francés Vinci, por 5.000 millones de euros.

El empresario madrileño, nacido en 1947, lograba así músculo financiero para acometer la compra de las autopistas de Atlantia, operación en la que está empeñado desde hace prácticamente un lustro, y dar un giro a la estrategia de negocio de ACS.

Al igual que el presidente del Real Madrid está centrado ahora en dejar asentadas las bases del club para el siglo XXI -un nuevo equipo galáctico con un estadio no menos galáctico- Florentino Pérez quiere dejar bien encarrilado el camino por el que discurrirá las próximas décadas el grupo ACS.

La venta de Cobra y el interés por Atlantia supone para ACS dejar atrás el negocio de infraestructuras y centrarse en el de concesiones y renovables. Para ello, Florentino Pérez está mostrando el mismo tesón y temple que está empleando para cerrar el fichaje de Kylian Mbappé, el jugador del PSG: «Tranquilo».

Porque Pérez ya intentó hacerse anteriormente con el negocio de autopistas en Italia de Atlantia, la empresa Autostrade.

Los Benetton tuvieron que deshacerse de la filial de autopistas italianas en una venta impuesta por el Gobierno del país, tras el derrumbe del puente Morandi de Génova, ocurrido en agosto de 2018 y en el que murieron 43 personas, gestionado por Atlantia.

ACS mostró interés en la adquisición de Autostrade, pero en mayo de 2021 los Benetton decidieron finalmente traspasar su participación en la empresa a otro conglomerado con participación pública italiana, calificando de «arriesgada e incierta» la oferta del grupo español.

«Tranquilo», debió pensar entonces Florentino Pérez. No pudo ser la compra de Autostrade. Pero ahora ha llegado el momento de hacerse con, al menos, el resto del negocio en autopistas de los Benetton, es decir, el 50% que posee en la española Abertis.

Los Benetton, mucho más que moda

En cincuenta años la familia Benetton se ha convertido en una de esas sagas familiares italianas, al tipo de los Agnelli, que en el país llegan a representar lo que en el imaginario de otras naciones representan las familias de la realeza o de la aristocracia.

En la década de los cincuenta del pasado siglo, Luciano Benetton emprendió  un negocio textil apostando por los colores vivos, en sintonía con los nuevos aires que las sociedades occidentales abrazaban tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y el asentamiento de las democracias.

Junto a sus hermanos fundó en 1965 el grupo Benetton, que se convertiría en una de las grandes firmas de moda italiana de la segunda mitad del pasado siglo.

Pero los Benetton no se limitaron a la moda. Demostrando un fino olfato por los negocios, la familia italiana ha ido diversificando sus inversiones al inicio de las décadas transcurridas desde 1980.

En 1981 los Benetton crearon el holding familiar Edizione, y en 1986 la firma de moda salió a Bolsa. En 1991 Edizione se hizo con el grupo argentino ganadero Compañía de Tierras Sud; durante esa década de los noventa, los Benetton apostaron por el negocio de tiendas en aeropuertos y autopistas.

En el año 2000 los Benetton deshicieron las inversiones en distribución y giraron hacia el negocio de concesiones, comprando el 30% de las autopistas de Autostrade. Un año después entrarían en el capital de Telecom Italia.

Entre finales de la primera década del siglo y principios de la siguiente, los Benetton vendieron su participación en Telecom Italia y compraron las acciones que no poseían en Bolsa del grupo de moda Benetton.

En 2018 el grupo familiar compró el 29% del grupo español Cellnex, por 1.489 millones de euros. Ese año ocurrió la tragedia del puente de Génova, suceso que ha marcado la vida de los Benetton durante los últimos años y también su estrategia de negocio. En cuestión de meses vendieron su participación en Cellnex.

Quizá los primeros años de la década de los años veinte sea otro de esos momentos en los que los Benetton deciden virar su objetivo de negocio y proceder a la venta de Atlantia.

Schwarzman, el pope de Wall Street

Stephen Schwarzman (Filadelfia, 1947) es el pope de Wall Street del siglo XXI, fundador de Blackstone, la mayor sociedad de inversión del mundo.

Su estilo poco tiene que ver con el de Florentino Pérez, quien lleva a gala no haber probado el alcohol en toda su vida. Ahora ambos se ven las caras por Atlantia.

En febrero de 2007, pocos meses después de cerrar la compra del imperio inmobiliario Equity Office Properties, en una operación valorada en 28.000 millones de euros, Stephen Schwarzman celebró su 60 cumpleaños en Nueva York.

Cerró el Park Avenue Armory, un antiguo edificio militar, e invitó a 1.500 personas a una fiesta amenizada con una actuación de Rod Steward. Donald Trump, acompañado de su esposa Melanie, acudió al evento, que costó más de tres millones de dólares.

El presidente de la sociedad estadounidense es capaz de gastar tres millones de dólares en celebrar su cumpleaños al tiempo que receta medidas para acelerar el crecimiento económico del país; capaz de invertir sin descanso en China a pesar de las reticencias de Estados Unidos hacia la potencia asiática, mientras forma parte del equipo económico asesor del presidente Donald Trump.

En el año 2010, en un encuentro con una organización no gubernamental, Schwarzman comentó que la intención de Obama de subir los impuestos a las operaciones de compra venta del capital riesgo era «una declaración de guerra». «Es como cuando Hitler invadió Polonia en 1939», dijo. El presidente de Blackstone tuvo que disculparse públicamente por sus palabras.

Schwarzman fundó Blackstone en el año 1985 junto con Peter G. Peterson, que fue presidente de Lehman Brothers y Secretario de Comercio con Richard Nixon. Defensor acérrimo del libre mercado, el presidente de Blackstone convirtió en menos de dos décadas al grupo en el mayor fondo de inversión del mundo.

En España, tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, Blackstone comenzó a invertir en el sector español, llegando a destinar en cinco años más de 20.000 millones de euros, comprando empresas como Testa, Hispania o el grupo de juego Cirsa.

En la actualidad Blackstone gestiona activos en el mundo valorados en 881.000 millones de dólares. La revista Forbes estima en 35.000 millones de dólares la fortuna de Schwarzman. La misma publicación calcula en 2.000 millones la de Florentino Pérez.

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