Este es el día exacto en el que tu deuda con Hacienda va prescribir
Es importante recordar que la presentación puntual y correcta de la declaración de IRPF es una obligación legal
No presentar la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) o hacerlo fuera del plazo establecido puede acarrear diversas consecuencias, como generar una deuda con Hacienda. Por un lado, la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) puede imponer recargos por presentación extemporánea, los cuales van aumentando cuanto más tiempo pase sin cumplir con la obligación tributaria.
Además de los recargos, si se trata de una deuda considerable, Hacienda puede aplicar sanciones adicionales que van desde multas económicas hasta penas de cárcel en los casos más graves de fraude fiscal.
Es importante recordar que la presentación puntual y correcta de la declaración de IRPF es una obligación legal, y el incumplimiento de esta obligación puede acarrear consecuencias legales y financieras significativas. Por ello, debes tener en cuenta los plazos para presentar la declaración de la renta que ha publicado Hacienda en su página web.
En estas situaciones de impago a Hacienda, es común preguntarse cuándo prescriben estas deudas con Hacienda. La prescripción de estas deudas ocurre a los cuatro años desde el último día del plazo de presentación de la declaración o autoliquidación correspondiente, pero es importante tener en cuenta las multas que pueden sufrir los afectados.
Si Hacienda no se entera de la deuda
Si el contribuyente tiene una declaración de IRPF a pagar y no ha recibido un requerimiento por parte de la AEAT, se aplicará un recargo por demora que aumentará progresivamente. Este recargo se calcula a un 1% por cada mes de retraso en el pago.
Por ejemplo, si la deuda con Hacienda es de 100 euros y se demora un mes en pagar, la cantidad a abonar será de 101 euros. Sin embargo, si el retraso alcanza los 12 meses, la cantidad a pagar ascenderá a 112 euros. Si el retraso supera el año, se añadirá un recargo adicional del 15% sobre la deuda, además de los intereses de demora, que son los intereses que el moroso debe abonar simplemente por haber incurrido en demora en el pago.
Si el contribuyente presenta la declaración con retraso, pero realiza el pago dentro de un plazo determinado, la AEAT podría aplicarle un descuento del 25% sobre el importe adicional que debe. Por ejemplo, si después de 12 meses adeudando 100 euros realiza la declaración y efectúa el pago de manera rápida, tendría que abonar 109 euros. En el caso de que la declaración resulte a devolver y se presente con retraso, podría imponérsele una multa de 100 euros.
Si Hacienda se entera de la deuda
Si la Agencia Tributaria le envía un requerimiento al afectado y este no responde, se abrirá de inmediato un procedimiento sancionador. En el caso de que la declaración resulte a devolver y no atienda el requerimiento, la multa se duplicaría, lo que significaría que tendría que pagar hasta 200 euros, según el ejemplo anterior.
Sin embargo, si la omisión de presentar la declaración fue intencional y le corresponde pagar impuestos, la situación se complicaría. La multa podría oscilar entre el 50% y el 150% de la cantidad adeudada, dependiendo del perjuicio económico causado o si ha cometido infracciones similares en el pasado. Por lo tanto, si usted debe 100 euros y se le impone la sanción más alta, podría terminar pagando hasta 250 euros.
Cuando se enfrenta a las consecuencias de no presentar la declaración de impuestos a tiempo, hay posibilidades de mitigar el impacto. La legislación fiscal contempla reducciones para aquellos que admiten su falta. En este sentido, si acepta la sanción, el afectado podría beneficiarse de un descuento del 30%. Además, si liquida la deuda dentro del plazo establecido por la notificación, podría obtener otro descuento del 40%.
Por ejemplo, en el caso mencionado anteriormente, con una deuda de 250 euros, si acepta la sanción, la cantidad se reduciría a 175 euros. Y si paga dentro del período indicado, la cifra se reduciría aún más, hasta 105 euros.
Sin embargo, persistir en no pagar mientras se encuentra bajo la mirada de la Agencia Tributaria podría llevar a medidas más drásticas, como el embargo de sus bienes.
Puede acabar en la cárcel
Si el afectado sigue sin pagar y la cantidad supera los 120.000 euros, según el artículo 305.1 del Código penal, podría llegar a entrar en la cárcel. En concreto, las penas de prisión son de uno a cinco años y la multa desde lo que se debe hasta seis veces esa cifra.
De forma que, en el peor caso, si el contribuyente tuviera que ingresar en Hacienda 120.000 euros y no lo hace, podría ser privado de libertad durante cinco años y tener que pagar 720.000 euros.
Además, perdería «la posibilidad de obtener subvenciones o ayudas públicas y del derecho a gozar de los beneficios o incentivos fiscales o de la Seguridad Social durante el período de tres a seis años». Por tanto, es conveniente que los que tienen una deuda con Hacienda estén pendientes de su situación y de la cantidad que deben pagar.