Así es como se llama el cruce entre una cebra y un caballo: casi nadie lo sabe

El reino animal es un libro abierto lleno de sorpresas, y uno de los fenómenos más fascinantes son los híbridos, es decir, la descendencia que resulta del cruce de dos especies distintas. En ocasiones, estos cruces se producen de manera natural, aunque en la mayoría de los casos se dan en cautiverio. Uno de los casos más llamativos y recientes se ha dado en España, donde un granjero ha decidido llevar a cabo un experimento de reproducción entre una cebra y un caballo.
Tanto las cebras como los caballos pertenecen al género Equus, y comparten un antepasado común relativamente reciente en términos evolutivos. Este parentesco cercano les permite que su ADN sea parcialmente compatible, a pesar de que son especies distintas con comportamientos y hábitats diferentes. El caballo doméstico tiene 64 cromosomas, mientras que las cebras tienen entre 32 y 46, dependiendo de la especie. Esta diferencia implica que, aunque la fertilización es posible, las crías siempre son estériles y no podrán reproducirse, manteniendo así la separación natural de las especies.
Cruce entre una cebra y un caballo
El fenómeno de la hibridación entre cebras y caballos no es algo nuevo, aunque sigue siendo extremadamente raro. Los híbridos suelen presentar una combinación física sorprendente: mantienen la forma corporal de un caballo, pero adquieren las rayas características de la cebra, aunque no necesariamente en todo el cuerpo.
Además, estos híbridos tienden a heredar el temperamento más arisco y desconfiado de la cebra, lo que los hace menos dóciles que los caballos domésticos. Son animales con una gran capacidad de aprendizaje, pero, al mismo tiempo, muy testarudos. Por otro lado, destacan por su fuerza física, lo que los hace animales robustos y fuertes, aunque no recomendados para montar.
El granjero español detrás de este experimento se llama Xabi Paz, un joven de 25 años que tiene una finca en Galicia. Su proyecto comenzó cuando adquirió un macho de cebra en un viaje a Países Bajos, y lo llevó a su granja para que se reproduciera con alguna de las yeguas. Antes de intentar el apareamiento, la cebra pasó un período de adaptación de aproximadamente un año para aclimatarse al nuevo entorno y a la presencia de otros animales y humanos.
En cuanto al nombre de este híbrido, existe una variedad de términos según el contexto y la procedencia del padre y la madre. Entre ellos se encuentran «zorse», que se utiliza cuando el padre es cebra y la madre una yegua; «zebroide» y «zebrule», aunque el más aceptado y popular en España es «cebrallo». Este nombre combina las raíces de ambos animales («cebra» y «caballo»).
Más allá de su nombre y su apariencia, los cebrallos representan un ejemplo muy interesante de la diversidad genética y de cómo la hibridación puede producir animales con características particulares. No son animales recomendados para la equitación, pero se pueden utilizar en trabajos de tracción ligera y en actividades educativas o de conservación.
A nivel histórico, los híbridos entre cebras y caballos han sido objeto de estudio desde hace más de un siglo. En zoológicos y reservas, se han documentado casos de zorses y cebrallos, todos nacidos en cautiverio. Aunque los cebrallos nunca podrán reproducirse, su existencia sigue siendo fascinante.
En cuanto a la cría, los cebrallos nacen generalmente con un patrón de rayas más evidente en las patas y en algunas zonas del torso, mientras que otras partes del cuerpo pueden presentar un pelaje más parecido al caballo. La interacción con otros animales y con los humanos desde temprana edad es fundamental para su socialización y para manejar de forma segura su temperamento.
Otros ejemplos de hibridación
La hibridación no es exclusiva de la cruza entre cebras y caballos; el reino animal cuenta con numerosos ejemplos de híbridos sorprendentes, muchos de ellos surgidos en cautiverio y otros, de manera natural.
Uno de los híbridos más conocidos es la mula, producto del cruce entre un caballo macho y una burra. Las mulas son famosas por su fuerza, resistencia y temperamento tranquilo. Aunque son estériles y no pueden reproducirse, pueden vivir más tiempo que un caballo promedio y son muy fuertes e inteligentes.
En el mundo felino, existen también híbridos fascinantes. El ligre, por ejemplo, es el cruce entre un león macho y una tigresa. Suele tener patrones de pelaje mezclados y un comportamiento social más variado que sus progenitores. Su contraparte, el tigón, surge de la cruza inversa, con una tigresa y un león macho, y suele ser más pequeño que el ligre.
En la fauna acuática, encontramos híbridos como el bastardo de esturión, creado a partir del cruce entre diferentes especies de esturión para mejorar la producción de caviar. Finalmente, también existen híbridos más exóticos y poco conocidos, como el zonkey (cebra y burro) y el dzo o yak híbrido (cruce de yak y vaca).
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