Los empresarios se preparan para más subidas de impuestos y un parón económico si el PSOE gobierna
Los empresarios están convencidos de que si Pedro Sánchez logra de nuevo ser investido y gobernar subirá más los impuestos, ya sea a costa de un frenazo económico que incidiría en la desaceleración de la actividad. Ésta ya se percibe en los últimos datos y coincide con el ambiente de enfriamiento que se respira en el conjunto de la Unión Europea, según reconocen varios hombres de negocios consultados por OKDIARIO.
Las razones que esgrimen es que el próximo Gobierno tendrá que acometer un ajuste presupuestario, por pequeño que sea, debido a la reinstauración de las reglas fiscales del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que volverán a estar en vigor en 2024, y que es difícil que Sánchez reduzca notablemente el gasto, dado los socios de gobierno con los que contará, «todos ellos sin excepción dispuestos a reclamar más derechos sociales y desembolsos para satisfacer las aspiraciones más peregrinas».
La conclusión es que si no se reduce con contundencia el gasto público, la única manera de tratar de equilibrar el presupuesto sería otra vuelta de tuerca a los impuestos, que ya han subido repetidamente a lo largo de la legislatura, castigando intensamente a las unidades de negocios, así como a los autónomos, con la elevación del gravamen sobre Sociedades y de las cotizaciones sociales, opinan los medios consultados, que prefieren guardar el anonimato.
Ricos, bancos y eléctricas
Los empresarios creen que se volverá a aumentar el tipo del Impuesto de Sociedades, que se acosará fiscalmente a los llamados ricos -rentas superiores a los 150.000 euros, por ejemplo-, elevando su nivel de tributación, y que incluso pueden reforzarse las figuras de nueva generación ya inventadas por Sánchez para drenar los beneficios de los bancos y de las eléctricas, que siguen estando en el radar de la eventual coalición de gobierno que se puede formar, y que además se justificaría dialécticamente sobre la base de los buenos resultados cosechados por ambos sectores de actividad a pesar de estar sometidos a una mayor presión fiscal.
Adicionalmente, es prácticamente seguro que se revertirán las rebajas del IVA de algunos alimentos y productos básicos, así como la subvención de los carburantes a los transportistas, que se aprobaron con motivo de la crisis de precios provocada por la invasión de Ucrania y la guerra posterior. Esta es una de las peticiones de la Comisión Europea, que sostiene la teoría de que estos apoyos fueron propicios e inevitables en su momento, pero deben ser obligatoriamente temporales, ya que la situación de excepcionalidad ha desaparecido.
En cuanto a la eventual reacción de los empresarios, los consultados por OKDIARIO creen que algunos se irán aunque, como se ha percibido en el caso de Ferrovial, esta posibilidad exige una gran determinación y estar dispuesto a emprender un camino tortuoso, sorteando todas las zancadillas posibles por parte del Gobierno y de las instituciones reguladoras que están bajo su control, así como de la Agencia Tributaria, el brazo fiscal del Ejecutivo. «Por eso, la mayoría se quedarán, en la esperanza de que la próxima legislatura será corta, dadas las enormes dificultades que Sánchez se va a encontrar para conciliar todos los intereses en juego».
Las fuentes consultadas creen que la consecuencia del endurecimiento de la política tributaria será un frenazo progresivo del consumo y de la inversión, en línea con lo que está sucediendo en la zona euro. Los últimos datos apuntan en esta dirección. Así, El Producto Interior Bruto (PIB) ya creció tímidamente durante el segundo trimestre del año. La economía española avanzó un 0,4% entre los pasados abril y junio gracias al repunte del consumo de las familias. El dato, que mide el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final, creció una décima menos (0,5%) que en el primer trimestre de 2023 por el desplome de las exportaciones tanto de bienes como de servicios.
El espejismo del empleo
El mal dato de las exportaciones es coherente con el magro crecimiento en la eurozona -que en el caso de Alemania llega a la recesión-, adonde vendemos el 70% de nuestra producción de bienes y servicios. Pero los empresarios creen que otros indicadores que han ido mejor durante la primera parte del ejercicio empeorarán gravemente en los próximos meses, principalmente el consumo y la inversión. También son de la opinión de que «el espejismo del empleo se va a romper definitivamente», pues los datos en apariencia positivos hasta ahora esconden un menor número de horas trabajadas y una clara disminución de la productividad.
Aunque hay casi medio millón de asalariados más que al término del segundo trimestre del año pasado, la tasa interanual de productividad se ha recortado en -1,1., según la Contabilidad Nacional. Y a pesar de haber sumado seis trimestres consecutivos de avances tras el fin de la pandemia o de los buenos datos de afiliación a la Seguridad Social, los economistas advierten de una «mayor precariedad» pues hay «más empleados que en 2019 pero trabajan menos horas».
La puntilla final a la euforia actual del Gobierno la dará la política monetaria. El Banco Central Europeo (BCE) volvió a subir a finales de julio los tipos de interés oficiales en 0,25 puntos, hasta situarlos en el 4,25%, un nivel que iguala el máximo histórico desde que existe el euro. Según todos los economistas, los efectos de las subidas suelen tener una demora de entre ocho y doce meses, lo cual contribuirá a ir enfriando progresivamente la economía española.