Empleo

Díaz no tiene nada que celebrar: la temporalidad alcanza la cifra más alta en un noviembre desde el 2001

Yolanda Díaz
Yolanda Díaz.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha calificado este jueves de «increíbles» los datos de paro y afiliación del mes de noviembre «después de la mayor crisis económica que ha vivido» el país. Lo que la titular de Trabajo ha querido obviar es que la cifra de temporalidad más alta de los últimos veinte años en un mes de noviembre, alcanzando los 1,7  millones de contratos.

Según Trabajo, todos los sectores, especialmente el de servicios, cuentan ya con niveles de paro inferiores a los del inicio de la pandemia. En noviembre se registraron 2.021.546 contratos, un 39,4% más que en el mismo mes de 2020 y la mayor cifra de la serie en un mes de noviembre. De todos ellos, 282.981 fueron contratos indefinidos, cifra que representa el 14% del total de contratos. De esta forma, durante el mes de noviembre, la temporalidad afectaba a más de 1,7  millones de contratos firmados en España.

Estas cifras se conocen en un contexto marcado por las negociaciones sobre la reforma laboral ocupan la agenda del gobierno y los agentes sociales y se repiten los titulares de prensa sobre los avances y retrocesos al respecto. Uno de los principales argumentos para la necesidad de esa reforma se refiere precisamente a un problema latente en el mercado laboral español desde hace décadas, que no es otro que el de la temporalidad en el empleo.

 

El nivel más alto de contratos temporales se dio tras la crisis de 2008, cuando los niveles de paro se iban estabilizando. En noviembre de 2018, el nivel previo con más temporalidad en un undécimo mes del año, se alcanzaron los 1,6 millones de contratos, lo que supone 100.000 menos de los registrados en noviembre de este año, cuando se firmaron 1,76 millones.

Los niveles más bajos de contratación temporal se registraron durante los momentos más críticos de los años 2013 y 2014, con la ocupación en mínimos y el paro en máximos. A partir de la recuperación de los siguientes años, la temporalidad volvió a crecer hasta situarse en torno al 27 % desde finales de 2016 hasta finales de 2019.  Pero al margen de que la legislación pueda favorecer o penalizar más esta modalidad contractual, lo cierto es que hay sectores mucho más propensos a los contratos eventuales que otros. La corrección de este desequilibrio histórico del mercado español -con las mayores tasas de temporalidad en la Unión Europea- no puede obviar estas particularidades sectoriales.

Caída de la productividad

Mientras los principales organismos nacionales e internacionales recortan las previsiones de crecimiento de la economía española en este 2021, retrasando la fecha de plena recuperación hasta el año 2023, el mercado de trabajo, por el contrario, alcanza cifras de empleo precrisis, lo que constituye una paradoja. En términos de productividad, la única lectura posible es que la productividad media del trabajo en la economía española está cayendo de manera muy intensa, según los analistas de Randstad.

¿Cómo puede explicarse esta paradoja? En principio hay que tener en cuenta varios factores: en primer lugar, hay que tener en cuenta que detrás de la creación neta de empleo respecto al nivel precrisis hay un aumento de unos 200.000 empleados del sector público, cuyo impacto en términos de aportación al PIB no es significativo. Por otra parte, en empresas de algunos sectores es necesario una dimensión de plantilla relativamente parecida tanto para alcanzar un nivel de facturación precrisis como un nivel muy inferior.

Puede ser el caso de un hotel, donde es preciso contar con una determinada plantilla, tanto con una ocupación del 90% como del 50%, lo que implicaría un comportamiento mejor del empleo que de la producción. Algo similar sucede con los trabajadores autónomos, que aunque mantienen en la gran mayoría de los casos su afiliación, y por tanto se contabilizan en las cifras de empleo, han experimentado importantes caídas de la facturación, lo que reduce los niveles agregados de producción. Todas esas causas coadyuvan a explicar la aparente paradoja de la productividad en estos meses de recuperación tras la crisis.

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