La Cumbre del Clima termina con un acuerdo de mínimos de «ser más ambiciosos» en 2020
La Cumbre del Clima de Madrid más larga de la historia ha terminado con un acuerdo de mínimos que pasa por un compromiso de «ser más ambiciosos» para reducir la contaminación a partir de 2020.
De esta forma, la COP25 se cierra con una declaración de intenciones. Los países han aprobado un acuerdo que incluye tres temas: la ambición climática, los mecanismos de pérdidas y daños y la financiación. Se trata de asuntos para los que Chile –el país que ha presidido la cumbre– pidió ayuda a España para facilitar el acuerdo entre las partes.
El documento aprobado de título ‘Chile-Madrid Tiempo para la Acción’ recoge la petición a los diferentes países más ambición climática para reducir las emisiones de aire contaminante a la atmósfera desde 2020. También se remarca el objetivo de limitar el crecimiento de la crecimiento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados, la recomendación que procede de los científicos.
Brasil se deja notar
Tras casi dos días de prórroga de la cumbre, algo nada habitual, se ha convocado este domingo a las 10 de la mañana un plenario para llegar al acuerdo final. Uno de los momentos más tensos fue cuando Brasil tomó la palabra y amenazó el acuerdo. El representante de Jair Bolsonaro pidió incondicionalmente no incluir dos artículos sobre el papel de los océanos y tierra. Finalmente, tras un acalorado debate la mediación de, entre otros, Tuvalu, Indonesia, Costa Rica salvó el acuerdo.
La presidenta de la cumbre, la ministra chilena Carolina Schmidt,de hecho, ya había dado por aprobado el acuerdo tras el clásico golpe de mazo. Sin embargo, segundos después varias delegaciones pidieron la palabra para mostrar sus discrepancias. «Se trata de algo muy importante y les agradecería que nos permitieran aprobar ese documento», dijo a la delegación brasileña.
En este sentido, Suiza lamentó no conocer con antelación el acuerdo final, Egipto y Malasia expresaron dificultades para acceder al texto en el portal web y, como se ha indicado, Brasil mostró con tono duro sus reticencias al pacto. Desde el comienzo de la cumbre habían lamentado, los párrafos 30 y 31 sobre los océanos y la tierra en el cambio climático. Al país amazónico no le convencían los varios informes científicos desgranados a lo largo de la cumbre. En todo caso, la interveción de Brasil desató una cascada de intervenciones de rechazo.
También la titular en funciones del ministerio para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, tomó la palabra para destacar la importancia de esos párrafos y lo que, según ella, es lanzar un mensaje al mundo de la relevancia de los océanos.
Inicialmente el representante brasileño afirmó que no podían aceptar esas líneas porque «socavan» el equilibro del resto del acuerdo «muy valioso». Tras la oposición mayoritaria, cambiaron de postura y comunicó su aceptación del acuerdo íntegramente. A esto le siguió un sonoro aplauso del plenario.
«La COP azul»
Antes del acuerdo final fue destacable la intervención de Tuvalu muy sentida. Apostó por recordar la intención de la COP25 de pasar a la historia como «la cumbre azul» o «la cumbre de los océanos». Afirmó que incluir estas referencias era una muestra de respeto hacia la Presidencia chilena.
Llamó también la atención la intervención del representante de Suiza, quien tras observar que su país no tiene litoral oceánico, sí observó que esos dos párrafos debían figurar en el Acuerdo.