De Cos se despide exigiendo más capital y la banca lo rechaza: «No va a evitar que una entidad caiga»

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, se despide de su cargo con un aumento de las exigencias de capital a las entidades en un 1%, lo que supondrá 7.500 millones más para el conjunto de la banca. Algo que ha sentado muy mal en el sector por el nuevo varapalo a su rentabilidad que supone. De hecho, Bankinter ya lo ha criticado porque «no va a evitar que caiga un banco».

En concreto, lo que ha hecho el Banco de España es activar por primera vez el «colchón de capital anticíclico», un extra de capital que deberán apartar los bancos para utilizar en caso de que haya una crisis económica y sufran pérdidas. Hasta ahora, ese colchón sólo se activaba cuando el supervisor consideraba que los riesgos sistémicos eran elevados, pero ahora ocurrirá cuando estos riesgos sean «intermedios».

Y precisamente Hernández de Cos ya considera que estamos en esa situación de riesgos intermedios, lo que implica que la banca debe empezar a dotar este colchón de capital desde ya. No obstante, el Banco de España va a permitir que lo haga de forma gradual.

«El nivel de riesgos que hoy observamos es un nivel de riesgos intermedio y por tanto vamos a iniciar el proceso de acumulación de capital hasta el 1%. Lo haremos de manera gradual porque es importante darle a las entidades un tiempo suficiente para que de manera pausada vayan aumentando sus colchones de capital hasta los requerimientos establecidos», ha explicado De Cos este jueves.

El primer banco que ha reaccionado a este anuncio ha sido Bankinter. Su nueva consejera delegada, Gloria Ortiz, ha asegurado que la activación del colchón anticíclico en sí «no es el problema», sino el «apetito» de los supervisores de pedir «más y más capital» cuando por tener un 1% más de requerimientos de capital «no se va a evitar que un banco caiga, porque el capital no está socializado».

Ha añadido que la regulación es «necesaria», tal y como se mostró en la crisis financiera global de 2008, cuando las normativas para el sistema financiero eran «laxísimas». Sin embargo, ha defendido que los niveles de capital que los bancos tienen en la actualidad «son más que suficientes».

Por ello, ha criticado que el exceso de regulación, el «irse al otro extremo» genera «inacción» y que los bancos destinan el 50% de su tiempo en abordar cuestiones regulatorias.

Menor rentabilidad

La rentabilidad de la banca se calcula dividiendo el beneficio entre sus recursos propios (capital). Por tanto, cuando mayor sea ese capital por exigencia regulatoria, menor será su rentabilidad con el mismo beneficio. O bien necesitará ganar más dinero para mantener su rentabilidad actual.

Con la subida de los tipos de interés, la rentabilidad de la banca ha mejorado mucho; es decir, la nueva exigencia de capital habría sido mucho más dañina cuando los tipos del BCE eran negativos. Ahora bien, esa rentabilidad sigue en muchos casos por debajo del coste del capital, es decir, de la remuneración que exigen los inversores para poner su dinero en el sector. Y, además, se espera que los tipos empiecen a bajar desde el próximo mes, lo que empezará a reducir sus márgenes y beneficios.

En cuanto a la capacidad del nuevo colchón para evitar quiebras de entidades, en la crisis financiera el capital no sirvió de nada en el caso de las cajas de ahorros; ni habría servido tampoco con los requisitos actuales.

«La defensa de los bancos está en la capacidad para generar beneficio y para provisionar los activos problemáticos. Eso es lo que debería inspeccionar el BCE porque en los casos de las cajas o del Banco Popular, lo que faltaba eran provisiones, no capital. Sin embargo, los supervisores están obsesionados con el capital», critica un especialista en el sector.

Como es sabido, Hernández de Cos abandonará el cargo de gobernador el próximo mes y el Gobierno pretende sustituirlo por Montserrat Martínez, actual vicepresidenta de la CNMV, como adelantó OKDIARIO. Los requisitos de capital para las principales entidades españolas son fijados por el BCE, pero el Banco de España mantiene como única competencia ese colchón anticíclico que nunca había usado hasta ahora.