Bruselas cree que un pacto entre Sánchez y Puigdemont sería grave para la relación entre España y la UE
La Comisión Europea cree que un eventual pacto entre Pedro Sánchez y el prófugo Carles Puigdemont para lograr su investidura sería un contratiempo muy grave para las relaciones entre Bruselas y el Gobierno de España, según fuentes solventes consultadas por OKDIARIO. Hasta ahora, éstas han mantenido un buen tono, a pesar de que el Ejecutivo de Madrid es el único en Europa con presencia de comunistas en el seno del Consejo de Ministros, como es el caso destacado de la vicepresidenta segunda y titular de Trabajo, Yolanda Díaz.
Sin embargo, «un acuerdo con un fugitivo de la Justicia -pendiente de ser detenido y procesado por el golpe de Estado que impulsó en 2019, cuando ostentaba la presidencia de la Generalitat- serían ya palabras mayores», indican los citados medios. Las aproximaciones entre el equipo de Sánchez y Puigdemont, que controla el partido independentista Junts per Catalunya, cuyos votos son imprescindibles para que el presidente socialista continúe en La Moncloa, han causado estupor en los círculos europeos, así como en las cancillerías de los distintos países, apuntan los medios consultados. De hecho, la imagen de Sánchez se ha deteriorado aceleradamente desde que han saltado a la prensa los primeros escarceos negociadores y Puigdemont ha alcanzado renovado protagonismo público en el Continente.
Los medios comunitarios también lamentan que las negociaciones para la constitución de un nuevo Gobierno coincidan con la Presidencia europea de España, cuyo programa ya alteró Sánchez en plena campaña electoral ausentándose de algunas reuniones para dar mítines en nuestro país. Pero lo importante es lo queda por resolver, principalmente el nuevo acuerdo para la reimplantación de las reglas fiscales suspendidas con motivo de la pandemia y después por la crisis energética y de precios sobrevenida por la invasión de Ucrania y la guerra. La negociación al efecto está siendo pilotada por la vicepresidenta Nadia Calviño.
Empeoramiento crucial
El empeoramiento de las relaciones entre la Comisión Europea y Madrid podría ser crucial, pues España fue en 2022, junto a Francia e Italia, el único estado miembro que incumplió las normas fiscales establecidas en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea en lo que se refiere a tener un déficit público no superior al 3% y una ratio de deuda pública sobre el PIB no superior al 60%. Del resto de los países integrados en la Unión Económica y Monetaria, todos cumplen los objetivos de déficit, salvo Malta. En tal sentido, unas buenas relaciones entre Sánchez y la Comisión serían determinantes porque, de no cambiar la situación, España pasará a estar sometida en 2024 al procedimiento de déficit excesivo y tendrá que presentar un plan de consolidación presupuestaria para reconducir ambos desequilibrios.
El año pasado, España acabó con un déficit del 4,8% del PIB, el más elevado -después de Italia- de todos los países de la eurozona, mientras la deuda pública se situó en el 113%, tan sólo superada por el país transalpino, Grecia y Portugal. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se ha comprometido en los presupuestos para el actual ejercicio a rebajar el desequilibrio fiscal hasta el 3,9%, pero ningún servicio de estudios del país confía en que se llegue a tal meta. El último en hacer públicas sus previsiones, el Colegio de Economistas, cree, por ejemplo, que no bajará del 4,4%.
El empeoramiento de las relaciones entre la Comisión Europea y Sánchez, a cuenta del «grave episodio de Puigdemont», debilitaría igualmente en extremo la posición de la vicepresidenta Nadia Calviño, que dirige las negociaciones de los estados para llegar a un acuerdo sobre las reglas fiscales en torno al mes de octubre. O, al menos, éste era su propósito antes de que comenzase el verano. Pero no todos los países sostienen una misma posición al respecto.
Flexibilizar las condiciones
Calviño, por ejemplo, es partidaria de flexibilizar las condiciones para aproximarse a los objetivos fijados, idea muy alejada, por ejemplo, de los postulados de Alemania, que es partidaria de incluir objetivos numéricos concretos de reducción para llegar a las metas establecidas. España, igual que el resto de los estados, tendrá que redactar su propio plan de ajuste fiscal y éste deberá ser aprobado por la Comisión Europea, para lo que sería muy importante que las relaciones bilaterales estuvieran muy bien engrasadas.
Hasta ahora, la Comisión Europea sentía aversión porque los llamados partidos de extrema derecha entrasen en los gobiernos -aduciendo su presunto sesgo antieuropeo- o, más aún, los dirigiesen, aunque en el caso de Georgia Meloni, la primera ministra de Italia, las relaciones entre Italia y Bruselas se han restablecido y son completamente normales. Pero el caso insólito de un presidente como Sánchez pactando con un prófugo como Puigdemont ha levantado todas las alertas en la Unión Europea, que ve de manera muy negativa dicha posibilidad.