Los bonos convertibles que vende el Sabadell generarán una avalancha de demandas
Sorprende comprobar la pasividad pastueña de los accionistas del Banco de Sabadell al no exigir a los responsables de la entidad una remuneración acorde con sus inversiones, ya sea vía dividendo o rentabilidad adecuada a sus productos financieros. Así se lo ha expresado un veterano analista de mercado a OKDIARIO.
El último trágala del banco catalán ha sido la conversión en acciones de las obligaciones convertibles que han supuesto para los confiados suscriptores unas pérdidas superiores al sesenta por ciento de la inversión por la caída en bolsa del sector bancario. Haciendo la salvedad, eso sí, de que las pérdidas sólo se realizan cuando vendes la acción si las mantienes en cartera puedes sostener la ilusión financiera.
Las obligaciones convertibles se presentaron al mercado como un producto de alta rentabilidad garantizando un rendimiento del euríbor más el 5% y el retorno del principal siempre que la acción cotizara a vencimiento a 4,18 euros.
No sabemos si todos los adquirientes fueron informados de que las posibilidades de que la cotización de la acción duplicara o triplicara su valor en un periodo de tiempo no superior a cuatro años era difícil de lograr, ya que un seguimiento a primera vista de la evolución del valor, desde febrero de 2007 que cotizó a 6,23 euros, hasta el día de suscripción que no superaba los dos euros, no hacían prever grandes alegrías. Una vez más en nuestra querida España la falta de cultura financiera del personal ayudó a que la colocación prosperase adecuadamente.
En cualquier cabeza cabe que si a un inversor se le garantiza duplicar o triplicar su inversión en un plazo de cuatro años no suscribe cien, sino cien mil obligaciones, acciones, fondos, o lo que se le ofrezca. Sólo desde el cebo del alto rendimiento se entiende la respuesta masiva pero deja sin argumentos la inactividad de los afectados al no conseguir que la acción suba.
En la misma línea, el Sabadell se ha caracterizado a lo largo de su lejana actividad por remunerar al inversor con la rentabilidad por dividendo más baja de la banca nacional. No ocurre igual con la retribución anual de sus consejeros que está entre las más altas del sector.
Otro dato a no perder de vista han sido las continuas ampliaciones de capital que si bien han permitido desde 1996 la adquisición de distintas marcas bancarias como Nat West, Banco Herrero, Atlántico, Urquijo, Guipuzcoano, Gallego, CAM y TSB en Reino Unido, que si bien han reforzado su músculo empresarial, no han repercutido en el bolsillo de los entregados accionistas que por el contrario han costeado esas compras con la dilución de sus acciones.
Con todo, el banco insiste en que su ratio «fully loaded» reconocido por la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés) se sitúa en torno al 10,9% que sin ser de los más altos de la tabla les sitúa en una digna posición en relación con la media.
Igual ocurre con los resultados operativos de la entidad que han mejorado sustancialmente no solo en número de clientes, un millón en 2007 frente a los más de seis en la actualidad, y a sus activos de esa época, valorados en 70.000 millones de euros que superan en la actualidad los 200.000.
Todo ello, con una acción a día de hoy a un precio ridículo y ruinoso para el accionista y una práctica más que rechazable en la gestión y rendimiento de su producto estrella, las obligaciones convertibles, evidencian la nula atención que esta entidad dedica a sus clientes.
Fuentes jurídicas confirman que hay colectivos de accionistas organizándose para trasladar al Banco Sabadell estas quejas por sus convertibles. Este periódico se ha puesto en contacto con la entidad catalana que ha asegurado no tener constancia de que tal movimiento se está produciendo y que a ellos, hasta la fecha, nada les han comunicado.