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El alza de la inflación obligará a Sánchez a incrementar el gasto en pensiones en 2.800 millones

La inflación sigue su escalada en julio y ha cerrado el séptimo mes del año en el 2,9% -la cifra más alta desde febrero de 2017-, lo que significa que supera en un 2% la previsión del Gobierno para el conjunto del año, que cifró el IPC de 2021 en el 0,9%. En base a ese porcentaje el Ejecutivo elevó las pensiones de los jubilados en enero, por lo que en este momento el Gobierno tiene que pagar en la famosa ‘paguilla’ de enero un 2% del gasto anual y fijar en base a sea cifra la subida de las pensiones para 2022.

En estos momentos el gasto en pensiones supera los 10.000 millones de euros mensuales, por lo que un incremento de la inflación a final de año similar al actual, el 2%, implicaría que el Gobierno tendrá que desembolsar unos 2.800 millones de euros para abonar a los casi diez millones de pensionistas la diferencia entre la subida de enero de 2021 y la inflación real -conocida como ‘paguilla’-.

Sánchez impuso este sistema rompiendo con el cambio aprobado por Mariano Rajoy en 2013 para acabar con el déficit público heredado de José Luis Rodríguez Zapatero, basado en una revalorización de las pensiones del 0,25%. El actual presidente volvió al anterior sistema, ligando la subida a las previsiones de la inflación -si luego es inferior a final de año los pensionistas ganan poder adquisitivo-.

Con la puesta en marcha de la revalorización de las pensiones en función del IPC, el Gobierno tendrá que afrontar ese pago de 2.800 millones de euros en enero y consolidar esa cantidad en la factura de las pensiones de 2022. Esta cantidad sumará dos décimas al déficit público y elevará el gasto de las arcas públicas, añadiendo incertidumbre sobre las cuentas del Estado y sobre el futuro del sistema, que está en estos momentos en discusión por parte de los partidos políticos.

Por encima del 2%

Aunque la cifra de inflación está en máximos desde febrero de 2017, algunos expertos vaticinan que se moderará a finales de año debido a que en el primer semestre se está comparando un precio del petróleo muy alto con uno muy bajo en 2020. Esos precios, opinan, tenderán a igualarse en la segunda parte del año y el IPC tendería a bajar.

Pero lo cierto es que este verano los precios de la electricidad están registrando cifras históricas, récord, afianzadas en un coste histórico también del precio del gas. Esto significa que la inflación podría no bajar tanto como vaticinaban estos expertos, como el Banco de España, hace unos meses.

Así, los economistas de Funcas auguran para España un IPC a final de año del 3,4% y una media anual del 2,5%. Los expertos de BBVA Research son más optimistas y esperan un IPC a final de año del 2,6% y una interanual del 2%.

Si finalmente se modera a final de año hasta el 2%-2,5%, el coste para el Gobierno será menor, pero el año próximo tendrá que elevar la factura mensual en ese 2% y los pensionistas ganarán poder adquisitivo casi con toda seguridad ya que la previsión de final para el final de 2022 es inferior a ese 2%.