Adiós a pagar en efectivo: el cambio radical en los supermercados que te afecta
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Durante años, pagar en efectivo ha sido algo tan normal como coger el carro de la compra o mirar las ofertas de la semana. Sin embargo, también hace ya un tiempo desde que esa rutina comenzara a cambiar. En concreto, los supermercados, impulsados por la tecnología y respaldados por la ley, están reduciendo el uso del efectivo más de lo que muchos imaginan.
Hoy casi todo puede hacerse con tarjeta, móvil o incluso Bizum, y eso ha cambiado nuestra forma de comprar. Aun así, el efectivo sigue vivo: más de la mitad de los pagos en España, concretamente el 57 %, se siguen haciendo con monedas o billetes, según el Banco Central Europeo. Es una cifra que incluso supera la media de la eurozona. Pero cuidado, porque que sea lo más usado no significa que pueda emplearse sin límites. Y ahí está el punto clave: aunque pocos lo saben, hay normas concretas que regulan cómo y cuánto dinero en metálico puede utilizarse. Y es que no todo vale a la hora de pagar y sobre todo cuando se trata de efectivo y de supermercados. Desde el número máximo de monedas que pueden entregarse hasta la cantidad tope que se permite abonar en efectivo, los supermercados, y también los bancos, aplican reglas claras. Y si te las saltas, pueden negarse a aceptar el pago.
Adiós a pagar en efectivo: el cambio radical en los supermercados
¿Alguna vez has pensado en vaciar la hucha y pagar la compra con todos esos céntimos que llevas acumulando meses? Pues mejor no hacerlo. La normativa europea es tajante: ningún comercio está obligado a aceptar más de 50 monedas en una sola transacción. Así lo recoge el Reglamento (CE) 2169/2005 del Consejo de la UE, y sí, los supermercados lo aplican sin excepciones.
Por ejemplo, Mercadona lo deja claro en su página web. Si llevas más de 50 monedas para pagar, el cajero tiene derecho a negarse tal y como marca la norma legal. El objetivo es evitar colas interminables y errores en el recuento. Imagina contar más de 200 monedas de un euro en plena hora punta.
Esta medida busca, además, empujar hacia un modelo de pago más rápido y digital. En los últimos años, los terminales sin contacto, los relojes inteligentes o Bizum han convertido lo que antes era una rareza en una costumbre diaria.
Límite legal para pagar en efectivo en supermercados
Lo que muchos desconocen es que en España no se puede pagar en metálico más de 999,99 euros cuando una de las partes es una empresa o un profesional. Es decir, si una compra en un supermercado o en cualquier otro comercio supera esa cifra, el pago debe hacerse por medios electrónicos: tarjeta, transferencia o Bizum, por ejemplo.
Esta medida, recogida en la Ley 11/2021 de 9 de julio, forma parte del paquete de normas impulsadas por el Gobierno para reforzar el control sobre el dinero en circulación y prevenir el fraude fiscal. De hecho, los propios comercios están obligados a rechazar los pagos que superen ese límite, aunque el cliente insista en abonar la cantidad en billetes.
En la práctica, esto apenas afecta a la compra diaria, pero sí puede notarse en operaciones de mayor importe, como pedidos al por mayor o compras conjuntas. El mensaje de fondo es claro: se puede seguir usando efectivo, pero su margen de maniobra es cada vez más estrecho.
También hay límites en los bancos
Esta restricción no se queda sólo en los supermercados. Los bancos también aplican límites similares cuando se trata de monedas. El Banco de España recuerda que ninguna entidad está obligada a aceptar más de 50 monedas en un solo ingreso, salvo que se trate de una ventanilla perteneciente a un organismo público.
Si el cliente entrega una gran cantidad de cambio, el banco puede recibirlo, pero debe darle un resguardo donde conste la cantidad entregada. Cuando no es posible hacer el recuento en el momento, se indica que el abono en cuenta queda pendiente de comprobación, por si al revisar las monedas hubiera alguna diferencia.
El objetivo es puramente práctico: evitar que el recuento de grandes sumas colapse las oficinas o retrase la atención al resto de usuarios. En definitiva, se trata de ganar agilidad sin perder control.
El dinero físico resiste ante el auge de los pagos digitales
Los datos confirman que el efectivo sigue siendo mayoritario, pero su tendencia es descendente. Cada vez hay más supermercados que priorizan los pagos digitales o incluso eliminan el efectivo en determinadas líneas de caja. Lo que hace unos años parecía impensable, ahora ocurre con naturalidad.
Eso sí, no todos los consumidores lo ven con buenos ojos. Las personas mayores, sobre todo, siguen confiando en el dinero físico: lo consideran más tangible, más controlable. Para muchos, pagar en metálico es una forma de saber exactamente lo que gastan.
Por ello, y por el momento, los billetes y las monedas seguirán existiendo, pero su espacio se reduce. La comodidad del pago sin contacto, la rapidez de las transferencias instantáneas y la seguridad digital han dado paso a un nuevo modelo donde pagar en efectivo empieza a ser la excepción. Y, aunque aún no hay fecha para su adiós definitivo, lo cierto es que el cambio ya está en marcha.