FINAL CHAMPIONS 2016

Zidane ya es leyenda: «Lo conseguí presidente»

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Zinedine Zidane abraza a Florentino en el palco de San Siro. (Getty)
Iván Martín

Zidane llegó con la sonrisa de los ganadores a San Siro. Acompañado de su inseparable Bettoni se bajó del autobús del Real Madrid con paso firme y confiado. Esa confianza que te da el haber ganado dos Champions, una como jugador siendo protagonista y otra como segundo entrenador de Carlos Ancelotti.

El partido comenzó y Zidane no probó en ningún momento si el banquillo del estadio milanista era cómodo. Vivió los primeros minutos de pie, dando instrucciones a sus chicos y solucionando cualquier desbarajuste. El Madrid salió mandón y eso tranquilizaba al francés, aunque no perdía intensidad. Hasta que llegó el gol de Sergio Ramos. Como en Lisboa. Como hace dos años. El camero adelantaba al Madrid y Zidane pedía calma. Cabeza fría y no perder el orden que había permitido a los blancos adelantarse. En los último 15 minutos del primer acto el Atlético empujó y el Madrid sufrió. Zizou, con la calma que ha mantenido durante todos estos días, sólo indicaba correcciones a sus hombres.

La segunda mitad empezó con turbulencias. El Atleti salió con la intención de buscar el empate y el Madrid se veía superado. Zidane pedía calma, pero su corazón y el de todos los madridistas se detuvo en el primer minuto de la segunda mitad. Pepe cometía un penalti sobre Torres y el banquillo del Madrid se quedaba paralizado. La tensión se volvió en alegría cuando Griezmann mando el lanzamiento al larguero, aunque Zidane mantuvo la compostura.

Los blancos pasaron los momentos más críticos del partido y Zidane comenzó a introducir cambios. El primero fue obligado, ya que Carvajal se lesionó y Danilo ocupó su posición. Después daría entrada a Isco y Lucas por Kroos y Benzema.

El Madrid perdonó, Carrasco empató y Zidane se lamentó. 12 minutos después el árbitro inglés pitaba el final del partido y todos se iban a los 30 minutos extra. El de Marsella dejó respirar a sus jugadores y, de pasó, respiró él. Quedaba una tortura por delante.

Zidane comenzó la prórroga positivo. Aplaudiendo cada acción de los suyos. De los aplausos pasó a la bronca. El Atleti fue comiendo el terreno a los madridistas y Zidane se enfadó con los suyos. El de Marsella terminó los primeros 15 minutos aplaudiendo a los suyos, pero con cara de preocupación.

Zidane
El Real Madrid se conjura antes de la prórroga. (Reuters)

En el cambio de campo de la prórroga Zidane aprovechó para juntar a toda la plantilla y darle órdenes antes de encarar la última parte de una película de terror. Luego cogió a su estrella, Cristiano Ronaldo, le dijo algo al oído y cada uno se retiró a sus puestos entre risas.

Los últimos 15 minutos de la final comenzaron. Gol o penaltis, no quedaba otra. El Madrid lo intentó, Zidane se lo reconoció a los suyos, pero el balón no quiso entrar en la portería defendida por Oblak y el partido se fue a los penaltis. No había escenario más tenebroso. Zidane sacó su clase para mantener la calma, como siempre. Dejo a los jugadores respirar, eligió a los cinco héroes y observó desde la banda. Lucas, Marcelo, Bale, Ramos y Cristiano hicieron el resto. El Madrid era campeón de Europa por Undécima vez en su historia, Zidane ya era leyenda del club más grande del mundo.  

Grandeza en la celebración

Con el trabajo hecho, tocaba lo mejor. Recoger la orejona para llevarla con las 10 hermanas que están esperándola en el Santiago Bernabéu. Zidane dirigió al equipo hacia el palco, se abrazó a Florentino Pérez, le dijo lo mismo que en 2002 en Glasgow, «lo conseguí presidente», saludó al resto de autoridades, beso a la Champions y se pasó a un segundo plano. Dejó todo el protagonismo a sus hombres y él prefirió vivirlo desde la distancia, aunque estaba en el pensamiento de todos los madridistas. Zidane y su estrella siguen brillando, una estrella que casi agarra cuando sus jugadores le mantearon sobre el césped de San Siro.

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