De repartir pizzas a desafiar a Adidas y Nike: la historia viral de Ben Francis y su empresa de 1.300 millones
La historia viral de Ben Francis y su empresa de ropa deportiva
Gymshark, su compañía, está valorada en más de 1.300 millones de euros
Su estrategia moderna ha marcado un antes y un después en la industria

En un garaje cualquiera, con apenas 500 dólares, una vieja máquina de coser y el deseo de crear algo propio, Ben Francis dio los primeros pasos para fundar lo que hoy es una de las marcas de ropa deportiva más influyentes del mundo: Gymshark. Lo que comenzó como un pequeño proyecto universitario en 2012, es hoy una empresa valorada en más de 1.300 millones de dólares, con presencia global y una comunidad digital que eclipsa incluso a gigantes históricos como Adidas o Nike.
Ben Francis tenía apenas 19 años cuando, mientras estudiaba informática y trabajaba como repartidor de pizzas para Pizza Hut, decidió canalizar su pasión por el fitness en algo más grande. Con ayuda de su amigo Lewis Morgan, compró una máquina de coser, una impresora de serigrafía y comenzó a fabricar camisetas deportivas desde el garaje de sus padres en Birmingham. El objetivo era claro: crear ropa cómoda, moderna y ajustada al estilo de vida de los culturistas, un nicho que entonces estaba prácticamente desatendido por las grandes marcas.
Ben Francis creó ropa para culturistas
En lugar de seguir los canales tradicionales de promoción, Francis apostó por una estrategia radicalmente distinta: el poder de las redes sociales. Cuando la mayoría de las marcas aún veían a los influencers como una moda pasajera, Gymshark los convirtió en el corazón de su crecimiento. Atletas y creadores de contenido fitness de Instagram y YouTube fueron equipados con ropa Gymshark y se convirtieron en embajadores clave de la marca, generando una conexión auténtica y directa con el consumidor.
El punto de inflexión llegó en 2013 durante la feria BodyPower Expo en Birmingham. Allí, el equipo de Gymshark vendió sus productos en un pequeño stand y presentó su ya icónica camiseta Luxe Fitted. La respuesta fue abrumadora: el tráfico al sitio web colapsó y en solo 30 minutos, las ventas online superaron los 30.000 dólares. Fue la primera señal clara de que algo grande se estaba gestando.
La estrategia de Gymshark
Mientras marcas como Adidas o Nike mantenían campañas tradicionales con atletas de élite y costosas publicidades televisivas, Gymshark crecía rápidamente gracias a una comunidad online joven, fiel y muy activa. En lugar de dirigirse a los campeones olímpicos, hablaba directamente con influencers del fitness no tan conocido, pero con fieles comunidades a sus espaldas. La estrategia, fresca y digital, pilló completamente desprevenidos a los grandes de la industria.
En 2020, Gymshark alcanzó el estatus de unicornio tras la inversión del fondo General Atlantic, que adquirió una participación minoritaria en la empresa, valorándola en más de 1.300 millones de dólares. A pesar del crecimiento, Ben Francis mantuvo el control mayoritario de la compañía, convirtiéndose en uno de los jóvenes emprendedores con más éxito del Reino Unido. Un Ben Francis que en 2015 decidió dar un paso al costado como CEO para aprender a fondo cómo se dirige una empresa a gran escala. En 2021, volvió a asumir el cargo, ya con una visión más madura y estratégica del negocio.
Hoy, Gymshark cuenta con más de 900 empleados, presencia en más de 180 países, y una legión de seguidores en redes sociales que supera los 10 millones de personas. Su crecimiento ha obligado a marcas tradicionales a replantearse sus estrategias digitales y a prestar más atención a las nuevas formas de construir comunidad en línea. Lo que comenzó con una camiseta cosida en un garaje, se ha convertido en un símbolo del emprendimiento moderno: ágil, digital, conectado y auténtico. Ben Francis no solo construyó una marca millonaria sino que también demostró que, incluso en industrias dominadas por tiburones, hay espacio para las ideas frescas que saben escuchar al consumidor.