El Hamburgo desciende por primera vez y sus ultras casi queman el estadio

Se acabó. 54 años, 262 días y 36 minutos después, el Hamburgo desciende por primera vez en su historia a la división de plata del fútbol alemán. El ‘Dinosaurio’ necesitaba un milagro en casa que no llegó. Debían ganar al Gladbach, algo que hicieron, y esperar a que el Colonia, ya descendido, venciese a un Wolfsburgo que también se jugaba la permanencia. Esta parte no se cumplió y los Rothosen terminaron tocando fondo.

El Hamburgo, campeón de la Copa de Europa en 1983, dejará de jugar en la Bundesliga por primera vez en su historia. El reloj que luce en el Volksparkstadion y que cuenta cada uno de los segundos que lleva el club en la máxima categoría del futbol germano se paró de la forma más triste. El único equipo que ha disputado las 55 ediciones de la Liga alemana desde que se inaugurase en 1963 dice adiós a la élite.

El Hamburgo ha descendido el 12 de mayo de 2018, alargando una agonía que se ha extendido en el último lustro. En los años 2014, 2015 y 2017 este histórico del fútbol continental ha jugado con fuego. Dos promociones y una salvación in extremis habían evitado un desenlace que finalmente ha llegado. A pesar de otro sprint final, donde ganaron cuatro de sus últimos seis encuentros, el milagro no se produjo.

Momentos de tensión

Se confirmaba el descenso con la victoria del Wolfsburgo ante el Colonia y se paraba el partido por culpa de los ultras del Hamburgo. Estos llenaron el césped de bengalas y botes de humo, lo que obligó al árbitro Felix Brych a detener el encuentro durante más de 15 minutos, tiempo en el que se vivieron imágenes que darán la vuelta al mundo. La policía saltó al césped a pie y a caballo, acordonó la zona y logró frenar a los aficionados más radicales.

Una vez controlada la situación, el partido se volvería a reanudar para pitar justamente después. No había tiempo para más. El Hamburgo era de segunda. El resto de los aficionados que abarrotaron el estadio con la ilusión de vivir un milagro despidieron a sus jugadores con una gran ovación llena de dolor. Un grande, un campeón de Europa, dice adiós.