LIGA SANTANDER JORNADA 2: REAL MADRID 2-1 CELTA

El milagro alemán

REAL MADRID
Toni Kroos celebra el gol de la victoria del Real Madrid con Lucas Vázquez de forma efusiva. (EFE)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Para ganar la Liga, además de jugar, también ha que sufrir. Porque la Liga, como la fama, cuesta y hay que ganarla con sudor como decía aquella profesora de la serie americana. El Real Madrid, desde el orden, el sacrificio, la fe, el corazón y el empuje, logró derrotar a un Celta que nunca le perdió la cara al partido. Morata abrió la lata en el segundo tiempo, pero Orellana empató de seguido. Los blancos se topaban con los postes o con el meta Sergio hasta que Toni Kroos sacó su taco de billar, le puso tiza y la colocó pegadita al palo. Fue el milagro alemán que le hacía falta al Madrid.

Como un imitador de cuadros, Zidane calcaba (o casi) el once de Anoeta. El retoque de Modric por Kovacic, porque Luka es mucho Luka. El resto, los mismos del partido ante la Real Sociedad, que se lo habían ganado con creces, por cierto. Casilla bajo los palos, con el cuarteto de cuerda y viento por delante: Carvajal, Varane, Ramos y Marcelo.

En el medio Modric recuperaba galones para acompañar a La Montaña Casemiro y al arquitecto Kroos. El trío de centrocampistas de La Undécima. Arriba, el avión Bale, el mago Asensio y el nueve Morata, deseando iniciar una larga amistad con el gol. El Bernabéu esperaba ansioso el estreno de sus muchachos después de un verano menos movido que otros pero con la alegría de la Supercopa de Europa y del gran estreno en Anoeta.

El Celta salió furioso al Bernabéu como un padre a cuyo hijo adolescente le hubieran quedado todas. Apretaban arriba los de Berizzo con descaro y un poco de imprudencia, pero metían al Real Madrid en aprietos en la salida de la pelota y, sobre todo, cuando el balón le caía al bullicioso Orellana. Los de Zidane no rehuían la batalla y, superado el susto inicial, empezaron a gobernar el partido casi sin hacer ruido, como Rajoy.

El duelo estaba entretenido y algo desordenado, igual que una peli de Tarantino, pero sin tanta sangre. Morata, después de una transición modélica de Asensio, dio el primer aviso del Madrid, pero su disparo se marchó a la derecha de Sergio. Y Modric el segundo con un disparo lejano después de una pérdida de balón del portero del Celta que atrapó el propio Sergio. Era el minuto 13, que además de rima, trae mala suerte.

El Madrid se atasca

Pero el Celta no se arrugó y siguió inquietando a Casillas, aunque sin ocasiones claras. El Real Madrid no terminaba de manejar el duelo ni de sentirse cómodo, como quien come con el bañador mojado. A los 23, perdonó Bongonda después de una pérdida de balón de Carvajal en su primera incursión en campo contrario.

gareth-bale-real-madrid-celta
Bale intenta controlar un balón ante el Celta. (Reuters)

Los blancos andaban enredados en la maraña táctica hábilmente planteada por Berizzo. La escasa presencia de Marcelo y Carvajal en ataque penalizaba demasiado a los de Zidane, cuyos ataques parecían chistes de Arévalo: demasiado previsibles. Un latigazo impresionante de Modric en el 28 pudo haberse convertido en el 1-0 para los blancos, pero su disparo se estrelló contra el larguero de Sergio.

Después (por fin) apareció Marcelo para desordenar al Celta, pero su diagonal no la remató Asensio dentro del área. Y otra vez Modric disparó en el 31 desde la frontal y respondió Sergio con una palomita algo adornada. El Madrid apretaba el acelerador como un caco huyendo de la Policía. Pero resistía el Celta y los de Zidane volvían a hacer la goma. Y así pasaron los minutos y llegamos al descanso con los de Berizzo rascando un punto del Bernabéu.

Se repetía el guión de salida en el segundo tiempo como en un episodio del Equipo A. El Madrid dormido y el Celta dominando. Espabiaron los de Zidane con dos córners seguidos y se remangaron para intentar encarrilar un partido más torcido que los niños de Supernanny. Apretaban ahora los blancos con un Bale que había decidido presentarse al partido de repente. Un vuelo majestuoso de Sergio a medias con el larguero evitó el tanto del galés a balón parado.

Morata abre la lata y Orellana empata

El Madrid inclinaba el partido descaradamente hacia el área del Celta. Los de Zidane tenían poco más de media hora y tres cambios para intentar meter un gol. Y lo consiguieron por la vía rápida. Un mal pase del meta Sergio murió en los pies de Modric, que conectó con Asensio, solito en el área. El Mago intentó repetir la vaselina de Anoeta, pero su disparo se quedó corto y el rechace cayó en los pies de Morata. El 9 del Madrid no falló y la enchufó a la red. Los blancos encarrilaban un duelo que se les estaba poniendo peliagudo.

alvaro-morata-real-madrid-celta
Morata marca el 1-0 para el Real Madrid. (AFP)

Tuvo el segundo Morata en el 63 después de una galopada enorme, pero su disparo, tras encarar a Sergio, murió en el palo izquierdo del Celta. El Real Madrid rondaba el segundo y el Celta parecía tocado, pero resucitó con un golazo de Orellana, que encontró un balón en la frontal cedido por Guidetti y la puso en la escuadra de Kiko Casilla. A los de Zidane les tocaba remar otra vez. El técnico francés, que ya había sustituido a Asensio por Lucas Vázquez, sacaba del campo a Modric y metía a James.

Seguía apretando el Madrid pero con más épica que fútbol y con el cronómetro jugando en su contra. James pidió penalti en el 71 y puede que el colombiano tuviera razón, pero De Burgos Bengoetxea hizo lo que no quiere hacer Pedro Sánchez: abstenerse. Y Zidane entonces, como si estuviera leyendo esta crónica, se la jugaba con Mariano. Sacaba del campo a Morata y metía al dominicano, que tardó diez segundos en hacer su primer remate a puerta.

Kroos arma el taco

Zafarrancho en el Bernabéu y todos al ataque a falta de doce minutos para el final. Y obtuvo el premio a la constancia en el 81 después de una buena recuperación de James Rodríguez, una asistencia de Lucas Vázquez y un tiro de Toni Kroos con su taco de billar en el pie. Volvía a ponerse por delante un Real Madrid que, a falta de precisión, nunca perdió ni la insistencia, ni el corazón, ni la fe para ganar el partido.

Los blancos se remangaron hasta el final y supieron aguantar una victoria sufrida, trabajada y, por encima de todo, merecida.

Lo último en Deportes

Últimas noticias