El Real Madrid luchará contra la escarapela maldita

Real Madrid
El Real Madrid celebra el Mundial de Clubes. (Realmadrid.com)
Iván Martín

El Real Madrid está feliz. Ha sufrido, pero el objetivo está cumplido y el segundo Mundial de Clubes de la entidad blanca ya está camino de la sala de trofeos del estadio Santiago Bernabéu. Además, los madridistas son pentacampeones mundiales y cierran el año con un triplete internacional —Champions, Supercopa de Europa y Mundial—histórico. Por si todo esto fuera poco, Cristiano Ronaldo ha sido elegido Balón de Oro del torneo, Modric Balón de Plata y el luso ha terminado la competición como el máximo goleador. Sin duda, nadie puede pensar otra manera mejor de cerrar el año. Pero ahora llega 2017 y el nuevo año comenzará con un nuevo inquilino en la camiseta blanca que no suele ser buen compañero de viaje.

El campeón del Mundial de Clubes se lleva un trofeo, cinco millones de euros y una escarapela que le acredita como mejor equipo del planeta tierra. Esto último es lo que no suele convencer a las escuadras. El equipo dirigido por Zinedine Zidane no tardó en ponerse ese maldito escudo que muchos no quieren ni ver. En cuanto recibieron el título que les coronaba como campeones del mundo se pusieron la camiseta con el parche sin ningún temor, aunque seguro que muchos se acuerdan de aquel 2015 horrible en el que todo salió mal.

Y es que, la primera vez que esta dorada escarapela fue puesta en la camiseta del Real Madrid los blancos cayeron derrotados a manos del Milan en un partido amistoso jugado en Dubai. Eso fue el 30 de diciembre de 2014. Días después, el conjunto de Carlo Ancelotti caería en Mestalla en Liga truncando una racha de 22 victorias consecutivas en partido oficial. Pero aquí no se acabó la caída libre.

Sin digerir la derrota en Valencia, el Madrid perdía 2-0 ante el Atlético de Madrid en los octavos de final de la Copa del Rey y posteriormente serían eliminados. Los meses pasaban y la ventaja en Liga se iba diluyendo y en Champions el Schalke 04 metía el miedo en el cuerpo en octavos de final. Parecía que el vuelo se remontaba cuando Chicharito se encargaba de eliminar al Atlético en la máxima competición europeo, pero fue un espejismo. La Liga se terminó de escapar, la Juventus de Morata dejaba al Madrid sin final de Champions y Carlo Ancelotti era destituido a final del curso.

Llegaba Rafa Benítez y la cosa no mejoraba. 0-4 en el Clásico del Bernabéu y el ‘caso Cheryshev’ en Copa ponían el punto y final a un annus horribilis en el que nadie entendía que pasaba. Llegó 2016, llegó Zidane y desapareció el maldito escudo. 12 meses después el Madrid ha cerrado en Japón un triplete muy importante. Aunque el parche está de vuelta y Zidane tendrá que empezar a demostrar que para este Real Madrid no hay maldiciones que valgan en la primera semana del año, cuando lo estrenen en los octavos de final de la Copa del Rey.

No sólo afecta al Real Madrid

Históricamente esta maldición suele afectar a todos los equipos que ganan el Mundial. Sin saber muy bien el motivo, la conquista de este título coincide con una bajada de nivel alarmante. El Barcelona lo sufrió en el último año de Guardiola, el Bayern de Múnich tampoco se libró y cayó con Pep en el banquillo en la semifinales de Champions con estrépito ante el Madrid o el Corinthians brasileño, que ganó al Chelsea el Mundial y poco después se desplomaría.

Por delante el Real Madrid tiene el reto de volver a ganar la Liga, el título más deseado por Concha Espina. Aunque también quiere convertirse en el primer equipo que revalida la Champions League y no se olvida de la Copa. Los de Zizou van a por todas y no quieren que ningún escudo les corte las alas. 

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