Por qué los datos se han convertido en la nueva obsesión de los aficionados del deporte

La carrera de F1 en Monza, Italia, marcó un antes y un después en el mundo del deporte. Y es que el neerlandés Max Verstappen marcó un récord único en la historia de estas carreras desde hace 75 años. El cuatro veces campeón del mundo logró la vuelta más rápida de la historia con una velocidad media de 264,682 km/h. Pero, ¿desde cuándo todo el mundo está obsesionado por los récords? La realidad demuestra que esta pasión por los números es mucho más reciente y todo gracias a que hoy, cualquier aficionado del mundo, puede seguir los récords casi en tiempo real y hacer su propio análisis de los datos.
Durante décadas, la experiencia de ser aficionado a un deporte se ha construido sobre una base de emociones, de pasiones muchas veces desmedidas y de lealtades forjadas solo por las victorias y las derrotas. Las conversaciones en una terraza o en la oficina giraban en torno a la intuición, a la «magia» de un jugador o a la «garra» de un equipo. Sin embargo, en los últimos años, un nuevo protagonista ha irrumpido con una fuerza arrolladora en el universo deportivo que busca siempre presentar una experiencia más enriquecedora de cada encuentro: los datos. Y no es que los equipos técnicos no analizaban los datos de los equipos o jugadores. La diferencia es que ese “tesoro” que muchas veces se guardaba bajo “cuatro llaves”, hoy lo podemos ver en tiempo real en la pantalla mientras disfrutamos de una carrera o un partido de fútbol.
Una revolución que llegó para quedarse
Esta revolución ha convertido al aficionado medio en un analista en potencia. Ahora muchos pueden justificar sus opiniones en base a los datos. “Messi camina, no corre”, decían muchas veces en las conversaciones de bares. No se trata de una apuesta de casino en donde la suerte puede cambiar en un segundo. Aquí, los seguidores de los pronósticos deportivos pueden encontrar un complemento único para sus apuestas. Las decisiones tácticas se pueden tomar gracias a métricas reales. Se puede conocer al detalle cuáles son las zonas en donde el argentino destaca más y por qué es trascendental su conocimiento de los espacios libres.
Gracias a la tecnología, una persona con un móvil puede acceder en profundidad a información que hace una década era impensable, permitiendo que la conversación deportiva se enriquezca con argumentos objetivos y análisis detallados. Los datos se han convertido en la nueva estrella, una que no marca goles ni gana carreras, pero que ilumina el juego como nunca antes.
La Fórmula 1: la vanguardia de la experiencia inmersiva

Si hay un deporte que ha abrazado la era del big data y la ha puesto al servicio del espectador, ese es, sin duda, la Fórmula 1. Pero no es un fenómeno viejo, sino que forma parte de la renovación que hizo Liberty Media, los que adquirieron la franquicia en 2016. Hasta entonces, quizás los datos más conocidos eran las vueltas rápidas, las posiciones de la carrera y la distancia entre un piloto y otro. Sólo con ver cualquier video anterior a 2016 es suficiente para que el espectador recuerde la poca información que había sobre la carrera. Pero la información existía, pues los equipos llevan un detalle pormenorizado de lo que sucede con los coches.
La app de la Fórmula 1, la segunda pantalla
La nueva empresa que adquirió los derechos de la F1 sabía que tenía que sumar algo más para atraer a una nueva generación de aficionados. Y es ahí donde aparecen los datos en tiempo real. Con importantes acuerdos con empresas como Amazon, la F1 empezó a procesar los datos en tiempo real de los 20 coches y mostrarlos en pantalla. Telemetría, tiempos por sector, desgaste de neumáticos… dejaron de ser datos secretos para ser públicos por cada aficionado. La información ya no es exclusiva de los ingenieros en el muro de boxes.
La aplicación oficial de la F1 para dispositivos móviles es un prodigio de la segunda pantalla, una herramienta que transforma la experiencia de ver una carrera en una inmersión total. Mientras el espectador sigue la retransmisión principal, puede consultar en tiempo real un torrente de datos que le convierte en un estratega más.

Desde la aplicación, se puede acceder a los tiempos por vuelta de cada piloto, el estado y tipo de neumáticos que está usando, el estado de la batería del sistema híbrido (ERS) o incluso la marcha en la que se encuentran en cada curva del circuito. Esta transparencia permite entender las decisiones estratégicas de los equipos: por qué un piloto entra a boxes en una vuelta determinada, por qué otro está perdiendo ritmo o cómo una parada en boxes más rápida puede cambiar el curso de la carrera.
La última gran innovación que ha maravillado a los aficionados es la función del ghost car. Esta herramienta permite superponer en tiempo real la vuelta de dos pilotos diferentes, generalmente la vuelta rápida de uno contra la del otro. De esta manera, se puede visualizar de forma gráfica y milimétrica dónde un piloto gana o pierde tiempo, en qué curva es más rápido o en qué recta su coche tiene una mayor velocidad punta.
El fútbol se rinde a la analítica avanzada
El fútbol, a menudo percibido como un deporte más anárquico y dependiente del talento individual, también ha sucumbido al poder de los datos. La transformación ha sido más lenta que en el automovilismo, pero igualmente profunda. Las retransmisiones televisivas modernas ya no se limitan a mostrar el marcador y el tiempo de juego. Tampoco hay que esperar hasta que termine el primer tiempo para ver la posesión del balón de cada equipo.
La pantalla se enriquece constantemente con gráficos y estadísticas que añaden una capa de profundidad al análisis del partido. Los famosos mapas de calor se han convertido en una herramienta visual indispensable para entender el radio de acción de un jugador, mostrando las zonas del campo por las que más se ha movido y revelando su influencia real en el juego más allá de las acciones de gol o defensa.
Otro dato que ha ganado una enorme popularidad es el de los kilómetros recorridos. Esta métrica, que antes sólo interesaba a los preparadores físicos, ahora es un tema de debate entre aficionados, ya que permite medir el esfuerzo y el compromiso de los jugadores. Muchos jugadores usan un tracking GPS en su pecho para medir su estado de cansancio y los kilómetros recorridos. Pero la analítica va mucho más allá. Ahora podemos conocer la velocidad de disparo de un tiro a puerta.
Hace unas semanas, Ángel Di Maria convirtió en el derbi rosarino contra Newell ‘s a 29,3 metros de distancia de la portería. Esa información con gráficos en pantalla de trayectoria se pudo ver a los minutos del encuentro. Esta es una métrica que se ha popularizado junto al concepto de Expected Goals (Goles Esperados o xG), una métrica que calcula la probabilidad de que un disparo acabe en gol basándose en miles de disparos previos desde posiciones similares.
El dato como espectáculo en tiempo real
Esta tendencia no es exclusiva de la Fórmula 1 y el fútbol. En el baloncesto, la NBA ha sido pionera en el uso de la analítica avanzada. Durante cualquier partido, los aficionados pueden consultar estadísticas en tiempo real sobre la eficiencia de tiro de un jugador desde diferentes zonas de la cancha, los porcentajes de acierto en tiros de dos o tres puntos, o incluso métricas más complejas como el Player Efficiency Rating (PER), que busca resumir la contribución total de un jugador en un único número. En el tenis, la tecnología «Ojo de Halcón» no sólo se utiliza para verificar si una bola ha entrado o no, sino que también proporciona datos valiosísimos sobre la velocidad del servicio, el punto exacto del impacto de la bola o el porcentaje de primeros servicios de cada jugador.
La llegada de tecnologías inmersivas como los Apple Vision Pro permiten hacer un seguimiento en tiempo real de las métricas de un encuentro de baloncesto o béisbol como si estuvieras en el estadio. Los datos se convirtieron en parte fundamental del deporte.
La nueva generación de analistas: Streamers y YouTubers

Este acceso infinito de datos hizo que las charlas de bar de antaño se trasladen a las redes. Es por eso que cada vez es más común encontrar a streamers y youtubers que realizan un análisis de los datos de los partidos o carreras apenas finaliza. Por un lado tiene el interés de esos fanáticos de los datos que buscan diferencias de milésimas entre un deportista u otro. Pero también es una forma de hacer contenido original sin caer en problemas de copyright. Y es que debido a restricciones de los dueños de los derechos, muchas veces no se pueden mostrar las transmisiones en las cuentas de YouTube. Es por eso que los datos de telemetría en una carrera de Fórmula 1 o los mapas de calor se convirtieron en elementos fundamentales para hacer un seguimiento de cada evento.
Lo más interesante es que estos creadores conectan con una audiencia joven que no se conforma con el clásico resumen de 3 minutos de un encuentro y que salía por la tele. Quieren entender el «porqué» de los resultados. A través de plataformas como Twitch o YouTube, estos analistas aficionados (o a veces, profesionales) retransmiten en directo sus análisis, interactuando con su comunidad, debatiendo teorías y creando un espacio de discusión deportiva mucho más profundo y especializado. Han democratizado el análisis técnico, demostrando que no hace falta ser un ingeniero de la NASA o un entrenador profesional para extraer conclusiones valiosas de los datos. Sólo se necesita curiosidad, pasión y una buena conexión a internet.
Como podemos ver, los datos no sólo son el complemento perfecto para que muchas personas demuestren un interés diferente por el deporte. Se trata de una nueva narrativa, que alimenta a plataformas y medios de comunicación con datos reales, comparables y que hacen más atractivo a los deportes. Es por eso que la pasión no se grita con cada gol o victoria. También se demuestra con cada pase, cada segundo ganado y cada cambio táctico.