Nadal juega ‘en casa’ ante el villano Medvedev

El Open de Australia se prepara para su último día de competición con una final, inmejorable, entre el principal cabeza de serie del cuadro, Daniil Medvedev, y el único de los tres grandes de la historia presente en el torneo, un Rafael Nadal que quiere ascender a los cielos con un título que le daría el catálogo de mejor tenista de todos los tiempos. Dos estilos contrapuestos sobre la Rod Laver Arena, pero también en su actitud más allá del tenis, han provocado que sea Nadal el nuevo ídolo de Australia, donde Medvedev se desmarca como villano.

En un torneo en el que Novak Djokovic es el claro dominador de la historia reciente con nueve entorchados de campeón, Nadal es un tenista muy querido por la grada debido a su carisma, sus valores y, por qué no decirlo, la empatía causada por la mala suerte que ha tenido en sus eliminaciones previas. Desde el primer día, Nadal ha sido, más allá de los tenistas locales y quizá Tsitsipas, debido a la importante colonia griega en Australia, en el favorito de los corazones del público aussie.

Los puntos de Nadal se celebran el doble, sus ovaciones en la comparecencia a pie de pista tras las victorias se han convertido en hábito estos días en Melbourne y las pancartas favorables a Rafa también son un clásico sobre la Rod Laver Arena, pista principal en la que el español ha jugado todos sus partidos del torneo, algo que explica su carrera y la consecución de veinte Grand Slam en su carrera y no su ranking, que le deja como el sexto favorito en el cuadro.

«¡Vamos, Rafa!», se podía leer en una pancarta junto a una bandera de España, en el encuentro de semifinales que midió a Nadal con Matteo Berrettini. El español es el himno que quieren ver los australianos sonando tras la final y no lo esconden, más aún tras conocer que el rival de Rafael será un Daniil Medvedev con el que mantienen una relación de amor-odio que va más hacia lo segundo debido a los últimos acontecimientos.

Medvedev, el villano favorito

De personalidad extrema, Medvedev, que había tenido problemas con el respetable en días anteriores mentando incluso a un Novak Djokovic que es declarado non-grato por su política anti-vacunas, protagonizó un episodio lamentable en semifinales que le ha ocasionado una multa ejemplar pero también pudo provocar su descalificación. Daniil, no contento con un supuesto coaching de Tsitsipas con su padre y entrenador, Apostolos, insultó y gritó al juez de silla, el español Jaume Campistol, en una actitud agresiva y chulesca que ni de cerca hemos visto en Nadal en casi veinte años de carrera deportiva.

La diferencia entre ambos se verá, desde el inicio, en la final del Open de Australia, donde más allá de lo tenístico, donde Medvedev si alcanza su techo parece casi imbatible, la batalla mental estará especiada por la presencia del público del lado de Nadal, algo a lo que tendrá que hacer frente a Daniil para impedir que Rafa se convierta en el mejor tenista de la historia en su ‘nueva’ casa.