Cayó ante Lehecka en octavos de final (5-7, 4-6)

Nadal dice adiós a Madrid como una leyenda

Rafa Nadal cayó derrotado a manos de Jiri Lehecka (5-7, 4-6) y se despide del Mutua Madrid Open como una leyenda

Nadal
Rafa Nadal, tras el partido ante Lehecka, en plena despedida. (Europa Press)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Llegó el día de la despedida, del adiós que adelanta lo que sucederá en los próximos meses, con la sensación de que aún queda más que dar, pero no tanto como antaño. Rafa Nadal cayó derrotado (5-7, 4-6) a manos de Jiri Lehecka en octavos de final del Mutua Madrid Open y puso punto y final, salvo inesperado cambio de opinión y sensaciones, a su carrera deportiva en uno de los torneos que más le ha visto disfrutar. Cansado, física y seguramente también en el plano mental, Nadal lo intentó todo pero chocó contra un muro que precipitó su adiós de la Caja Mágica, que le despedía, coincidiendo, paradojas de la vida, con la medianoche, con merecidos honores de leyenda.

Nadal claudicó ante un tenista emergente que logró un partido confirmatorio, de los que hacen ir para delante a cualquier talento. Frente al mejor de todos los tiempos sobre tierra batida, aún con el empujón de la altitud, Jiri Lehecka dio una lección magistral de tenis y de gestión de las emociones para apartar a un Rafael Nadal que, pese a la derrota, debe sacar conclusiones positivas para su futuro más cercano. Su rival hizo un partidazo y él no estuvo tan lejos de superarle.

Todo lo que determina el juego queda en un segundo plano en comparación con lo que significa el adiós de Nadal a Madrid, torneo del que se despide con cinco títulos y con la sensación que, pese a que la altura de la capital de España le perjudicara sobremanera –también lo hizo hoy– dio siempre todo lo que pudo para provocar el éxtasis de una hinchada que se volcó con él como ninguna y hasta el último día.

Nadal, después de las tres horas ante Cachín, dio todo lo que pudo sin descanso de por medio, pero se encontró con un afortunadísimo rival, medido en sus derechas y sus voleas, sacando por encima de los 230 km/h y sin ceder en los momentos clave, en los que pudo ver peligrar su saque y el dominio del partido. Rafa buscó resquicios para bailar una vez más en Madrid, pero no pudo lograrlo y con el admirable talante que ha demostrado en toda su historia, y un agradecimiento infinito, dice adiós al Mutua Madrid Open para, con altísimas probabilidades, no volver como jugador profesional.

Nadal lo dio todo para evitar su adiós

Con las fuerzas justas y siguiendo con el proceso de adaptación y regreso a la máxima competición, Rafael Nadal salió a la pista para tratar de emplearse a fondo ante Jiri Lehecka y, por qué no, tratar de aplazar una vez más su retirada del tenis en lo que a Madrid respecta. Concentrado y ovacionado hasta la extenuación por el público, como ya es costumbre en esta gira de retirada, Nadal comenzó firme en el partido y pudo comprobar rápido que su rival iba a ser un duro hueso, pegador y con un saque demoledor.

Los juegos fueron pasando con solidez por ambos bandos, si bien, según avanzaba el set, Nadal demostraba un puntito más al resto que hizo ilusionarse a la grada. Lehecka, sin embargo, no se dejó llevar por la presión y sacó adelante los episodios de presión con una suficiencia de veterano, algo con lo que no se contaba de un tenista con apenas 22 años. Tampoco se podía prever que, tras dos intentos de Rafa en los que anduvo cerca de lograr el ansiado break, Jiri Lehecka se sacara de la manga un parcial de super crack, con ocho puntos consecutivos, rotura en blanco mediante, para ajusticiar al cinco veces campeón y apuntarse el primer set.

El golpe fue durísimo, tanto para Nadal como para las más de 12.000 personas que se habían agrupado dispuestas a dejarse el alma para evitar, de alguna manera, la despedida de su ídolo. Lehecka estaba solo, pero amparado por lo divino en una noche en la que su papel de villano parecía quedarle a la perfección. El mismo que había vacilado horas antes, dejando claro que Rafa era «el 600 del mundo», volvía a quebrar el saque de Rafael Nadal en el segundo set, dejando las cosas muy cuesta arriba para el legendario tenista español.

Lehecka despide al héroe español

Nadal estaba contra las cuerdas y no podía si no aplaudir la exhibición, sin estridencias y desde el máximo respeto, de un Lehecka que sublimó el juego por tramos, con saques mortales y voleas de fino estilista, a la altura de su derecha paralela. Rafa, con sus armas de siempre y dando el 100% que probablemente aún no tenga, pudo sobrevivir e incluso se acercó en algún momento, tímidamente, a una rotura de servicio que le hubiera devuelto al partido.

Se esperaba un resquicio para dar paso a la épica, al milagro final de despedida de Nadal en una de sus plazas favoritas, pero el saque y la derecha de Lehecka hicieron de enviadas del destino para atestiguar que el camino de Rafael Nadal Parera en el Mutua Madrid Open se había terminado, y que lo hacía con honores de campeón y con un sentido homenaje, nunca visto antes en esta pista, a la altura de la leyenda que dice adiós.

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