Retiene el título Mundial de ajedrez

Magnus Carlsen, el rey del ajedrez al que Zidane convirtió en madridista

Magnus Carlsen es un reconocido aficionado del Real Madrid

El campeón del mundo de ajedrez ha hecho varias veces el saque de honor en el Bernabéu

Magnus Carlsen
Magnus Carlsen, en el Santiago Bernabéu. (AFP)

Magnus Carlsen no es un chico normal. El noruego se proclamó campeón del mundo de ajedrez al apuntarse la tercera partida de desempate seguida ante el estadounidense Fabiano Caruana en Londres. El joven disfruta tanto delante de un tablero como viendo al Real Madrid, su equipo del alma, jugar al fútbol.

El genio nórdico es un enamorado del 13 veces campeón de Europa desde su niñez. Analizando sus estadísticas y viendo jugar a Zinedine Zidane se entregó a la causa blanca hasta el punto de que ha visitado en varias ocasiones el Santiago Bernabéu. Incluso, ha llegado a realizar el saque de honor en centro del campo del coliseo madridista. Es tan madridista que no quiere que se le compare con Messi.

La primera vez que fue homenajeado por el Real Madrid fue en 2013, después de ganar su primer título mundial ganado ante el indio Viswanathan Anand, también seguidor madridista, en Chennai (India). Doce meses más tarde, en un duelo ante el Celta, volvió a ser invitado por el club.  Ahora, tras ganar su cuarto título planetario, podría volver a recibir la llamada del Real Madrid para pisar una vez más el Bernabéu y recibir la ovación del respetable.

Un prodigio

Magnus Carlsen es un auténtico prodigio, hasta generar una auténtica fiebre en su país. «Smart is the new sexy». Esta fórmula, que podría traducirse como «la inteligencia es el nuevo atractivo» le sienta como un guante de seda al joven noruego.

A sus 27 años, de los que ha pasado casi la mitad como gran maestro internacional, Carlsen se ha granjeado la simpatía de sus compatriotas. A medida que acumulaba hazañas, el interés por él se ha vuelto «una locura total», estima Atle Grønn, maestro internacional como él.

Es fan del pato Donald, leía sus historietas para relajarse entre dos partidas, y es un auténtico ídolo en su país. Señal del fervor que levanta, en los comercios de Oslo los tableros de ajedrez se venden por doquier. Alrededor de 2,76 millones de noruegos, de una población de cinco millones, llegaron a seguir las retransmisiones en directo de los campeonatos.

Desde 2013, la Federación Noruega ha registrado un alza de 36% en el número de federados. Es «el efecto Magnus», explica Kristoffer Gressli, responsable de comunicación y marketing. «En tres años, todos los noruegos pasaron de novatos a jugadores experimentados», bromea.

La federación aspira a proponer en todos los colegios clases de ajedrez dentro o fuera del horario escolar. «No creo que Noruega alumbre a otros Magnus Carlsen», explica su secretario general, Geir Nesheim. «Es demasiado excepcional para eso. Pero ampliando la base del iceberg, se puede esperar tener más cumbres».

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