Katir y García se doctoran en el 1.500 que cambia la historia del atletismo español y europeo
El mediofondo español ha dado un golpe sobre la mesa en toda regla en el Mundial de atletismo de Eugene (EEUU) en este verano de 2022 con histórico resultado que se resume así de fácil: en la misma carrera se han logrado las segunda y tercera mejores marcas españolas de la historia en la especialidad. Las han logrado un Mohamed Katir, que se colgó el bronce -primera presea mundialista en el milqui para España en 23 años- con un estratosférico 3:29:90, y Mario García, cuarto con 3:30,20.
Mucho se hablará de Katir, que ha rellenado con total merecimiento su inscripción en los libros de historia del atletismo español con su medalla de bronce: un atleta originario de Marruecos que llegó a España con cinco años y se ha formado como deportista en la Región de Murcia. Corredor capaz de marcas al mejor nivel internacional (3.28), le faltaba una actuación estelar en la gran competición para instalarse en el estrellato. Y sólo tiene 24 años. En esta madrugada española la ha logrado.
Pero, como mínimo, igualmente interesante resulta la irrupción en la élite de Mario García, salmantino de 23 años que ha firmado esta noche en Eugene la tercera mejor marca de la historia para España, superando por algo menos de medio segundo a Reyes Estévez, se dice pronto. García, licenciado en Química por la Universidad de Misisipi (conocida como Ole Miss), compite habitualmente en el circuito universitario estadounidense y ya conocía la pista de Hayward Field, en Oregón, cerca de la sede de la marca Nike: hace un mes fue allí subcampeón universitario de EEUU.
Entre Cacho y Estévez
Hay que poner en perspectiva la progresión de Mario García. Este mismo verano ya se proclamó campeón de España del 1.500 superando entonces a Katir, pero su marca aún estaba lejos de los mejores, se movía en los 3:35. Aseguraba estos últimos días que sabía que valía un tiempo mejor, “rondar los 3:30”, decía. Y no, no era un brindis al sol. En su primera ocasión, ha firmado la tercera mejor marca de la historia española, sólo por detrás de Fermín Cacho y el mencionado Katir. Mejor que Reyes Estévez, mejor que figuras como Andrés Díaz, Juan Carlos Higuero, Adel Mechaal, que en los últimos años solía ser la mejor baza nacional. No surgen figuras de ese nivel cualquier día.
Mario García representa un nuevo paradigma en la formación de atletas internacionales. Tras formarse a nivel universitario en Estados Unidos, justo tras este Mundial se unirá a un novedoso proyecto con sede en Boulder, estado de Colorado, llamado On Running. Se trata de una suerte de novedoso club de atletismo (creado en 2020) al que pertenecen un muy pequeño grupo de atletas jóvenes de gran futuro con el objetivo de llevarlos al tope de la élite mundial.
Volviendo al metal logrado en Eugene, el de Katir supone la sexta medalla de la historia en los mundiales para España en 1500. El palmarés lo completan José Luis González, plata en Roma 87, Fermín Cacho plata en el 93 y en el 97, mismo mundial en que Reyes Estévez logró un bronce y, por último, hasta ahora, el bronce del mismo Reyes Estévez en Sevilla 99 por detrás de Hicham El Guerrouj (3:27,65) y Noah Ngeny (3:28:57). El español llegó entonces en 3:30:57, su marca personal. Aquella fue una carrera inolvidable, pero la de Eugene no se queda atrás. Eso sí, el oro de Fermín Cacho en los Juegos Barcelona 92 sigue estando a otro nivel, por supuesto.
Top 5, sólo europeo
La final del 1.500 en Eugene ha supuesto también una llamada de atención al medio fondo africano. Si acaso, con el asterisco que supone el hecho de que estamos en año post-olímpico, eventualidad que suele abrir la puerta a los resultados más improbables en un Mundial. Un año post-olímpico especialmente peculiar, puesto que ya los Juegos se retrasaron por la pandemia y porque este mismo año aparece en el horizonte un Europeo de atletismo, este agosto en Múnich.
Pero, a lo que íbamos: África ha desaparecido del top 5 del 1.500 este año. Bien es cierto que los keniatas ofrecieron en esta final un manual de terrible estrategia: entre Cheruiyot y Kipsang se molestaron más entre ellos que otra cosa mientras los europeos jugaban bien sus bazas tácticas. Qué lejos están en estas artes los atletas kenianos de sus vecinos del norte etíopes, mucho más hábiles sobre el tartán -pero a los que esta distancia se les hace corta-. Y eso que llevaban cinco oros seguidos en los mundiales, pero esta vez tocó dar la de arena. No está siendo un campeonato brillante para Kenia, potencia mundial del atletismo en cualquier caso.
El resultado: los cinco primeros del mundo fueron europeos. Los dos españoles, y dos británicos, junto al noruego Jakob Ingebritsen, oro olímpico y plusmarquista europeo pero al que por segunda ocasión consecutiva se le atraganta el Mundial -fue cuarto en Doha 2019-. No es tan fácil acertar siempre, que se lo digan a El Guerrouj, el mejor de siempre en la especialidad pero que sólo logró el oro olímpico a la tercera tentativa.
Los británicos han reverdecido viejos laureles, con el título mundial para Jake Wightman y un quinto puesto para Josh Kerr. Resuenan los ecos de la época dorada del medio fondo británico, cuando Sebastian Coe, Steve Ovett y Steve Cram acumulaban medallas y marcas mundiales en los años 80.
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