PRIMERA DIVISIÓN / JORNADA 15

Joao habla en el campo

Un gol del portugués devuelve al Atlético a posiciones Champions

Aguantó 65 minutos y la afición le despidió por todo lo alto

El resultado no soluciona la falta de identidad de los rojiblancos, que siguen deprimidos

Once contra once el Atlético no fue capaz de rematar ni una sola vez a puerta

Atlético Elche
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

Joao sube de precio. El «menino» ha vuelto del Mundial en plena forma y no sólo fue el mejor de su equipo, sino que además abrió el marcador en un partido que volvió a delatar la enemistad del Atlético con el gol. Su sociedad con Griezmann resultó productiva y la grada le despidió a los 65 minutos con una ovación que dicta sentencia: la afición quiere que se quede en el Metropolitano. La decisión es suya…y de Mendes.

Sin embargo, más allá del acierto de Joao y de la frescura de Pablo Barrios, la primera noche posterior al Mundial arrojó muchas sombras y pocas luces para un Atlético que sigue en plena depresión y que ofrece pocos síntomas de recuperación. El Elche le mantuvo a raya cuando estuvieron once contra once y después, cuando se vio por debajo en el marcador, le puso a la grada el corazón en la garganta hasta que por fin Morata resolvió el resultado a falta de un cuarto de hora. Sigue habiendo demasiadas incógnitas como para poder devolverle la credibilidad a esta plantilla.

El balance de la primera parte es el resumen fidedigno de la temporada del Atlético: mucho ruido y pocas nueces. El Elche se fue al vestuario sometido a un asedio constante, pero lo único cierto es que su portero Edgar Badía no tuvo que hacer ni una sola parada en 45 minutos más otro de descuento. El nivel de esterilidad de los jugadores rojiblancos es tan alarmante que el remate de Carrasco que en vez de irse hacia la portería rival se va hacia el banderín de córner en el minuto 37 es la demostración del gigantesco agujero negro en el que está metido el equipo.

Simeone sacó a la cancha todo el talento del que dispone. Llorente y Carrasco en las bandas, Griezmann y Joao en la media punta y Morata arriba. Cinco mundialistas que no fueron capaces ni de sacar un mísero disparo entre los tres palos mientras el rival estuvo con once futbolistas en el campo. Partiendo desde esta triste realidad resulta fácil entender los motivos que han llevado al Atlético a la más deprimente de las temporadas que lleva el Cholo en el banquillo. Sin gol está claro que no hay paraíso.

El Elche, con la ansiedad supurándole por todos los poros, hizo bien su trabajo y cerró espacios a un Atlético todavía más nervioso. Llegó al minuto 45 sin haber cedido nada más que un disparo desde fuera del área de Joao que por supuesto no cogió portería, pero cuando ya divisaba la puerta del vestuario soñando incluso con aventuras más ambiciosas, un balón largo cogió a la carrera a Morata y Verdú y el veterano central murciano, que se mantiene en el equipo desde la etapa de Segunda B, metió la mano allí donde no debía derribando al delantero. Cuadra Fernández no vio nada en el campo, pero Medié Jiménez le sopló lo que había pasado y detuvo el partido para irse al monitor, revisar la jugada y expulsar al defensa ilicitano justo en la frontera con el minuto 46.

Con un jugador menos en el campo todo parecía indicar que el Elche no iba a tardar en arrojar la toalla. En el arranque del segundo tiempo Griezmann erró un remate fácil a los 48 minutos tras un pase estratosférico de Joao y poco después remató alto. Todo estaba de cara, pero en sólo dos minutos Mario Hermoso se ganó a pulso dos tarjetas amarillas y a los 53 el partido ya estaba igualado. A Simeone se le vinieron encima todos los demonios, pero Griezmann y Joao se encargaron de inmediato de aplacar los ánimos. El menino cabeceó a bocajarro un pase de Antoine y le dio al Atlético el gol que tanto había buscado en el primer remate entre los tres palos del partido.

Joao tuvo el segundo poco después en su última intervención en el partido antes de que Lemar le sustituyera. Se fue al vestuario con una de las mayores ovaciones que ha escuchado desde que es rojiblanco, mientras en el campo sus compañeros trataban de marcar distancia sobre un Elche que se resistía a entregarse, y que de nuevo volvió a sufrir un castigo demasiado duro. A los 71 minutos Llorente se comió el desmarque de Pere Milla, que cabeceó fuera por poco, y dos más tarde Morata se benefició de dos rebotes, primero en un regate ante Bigas y luego en un disparo que golpeó en Mascarell y acabó introduciéndose en la meta de Edgar Badía. Del 1-1 al 2-0 ya sin solución de continuidad.

El Atlético vuelve a ser momentáneamente tercero, pero está lejos de lo que se espera de él. Por lo menos podrá saborear las uvas, pero la semana que viene le toca superar al Oviedo en el Carlos Tartiere para seguir adelante en la única competición que puede aspirar a ganar, la Copa del Rey. Un pobre consuelo para una plantilla que arrancó en agosto con muchas más aspiraciones, pero que no ha podido llegar ni al final del año.

 

 

 

 

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