2010-2020: una década del Mundial de Sudáfrica

Diez años con estrella

Una década después, repasamos como fue aquel Mundial de Sudáfrica en el que tocamos la gloria y bordamos en la camiseta de la selección española una estrella que nos sitúa a la altura de los mejores.

España
Iván Martín

El 24 de mayo de 2010 la selección española, la campeona de Europa, se concentraba en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas con la ilusión de ganar su primera Copa del Mundo. Palabras mayores. Con la sensación de que era ahora o nunca, el combinado nacional comenzaba una andadura que no arrancó de la mejor manera, pero que terminó con el ascenso de un equipo de leyenda al Olimpo del fútbol mundial.

Hasta el jueves 10 de junio España preparó la gran cita. El campeonato de nuestras vidas. El de muchas generaciones de españoles que tras sufrir grandes decepciones verían por fin su sueño hecho realidad. Del fallo de Cardeñosa al arbitraje de Al Ghandour en Corea, pasando por ser la peor anfitriona de la historia de los mundiales en el 82, los penaltis contra Bélgica en el 86, el varapalo ante Yugoslavia en el 90, el codazo de Tassotti a Luis Enrique en el 94 o la cantada de Zubizarreta ante Nigeria en el 98. Demasiadas decepciones que fueron recompensadas en Johannesburgo un 11 de julio de 2010.

España aterrizó en suelo sudafricano el día antes de que arrancase el campeonato y desde el primer momento se concentró en Potchefstroom. Su cuartel hasta el final del torneo. Allí vio como Sudáfrica sorprendía a México y Francia se estrellaba con Uruguay. También como Argentina sudaba para ganar a Nigeria, como Inglaterra no pasaba del empate ante Estados Unidos, como Alemania y Holanda sacaban adelante sus partidos, a la rocosa Paraguay empatar ante Italia, a Portugal sufrir contra una Costa de Marfil a la que sólo pudo igualar a cero y como Brasil no convencía, pero sí vencía a Corea del Norte. Es lo que tiene estar en el último grupo que debutar. Ese que formaron junto a los nuestros Suiza, nuestro primer rival, Chile y Honduras.

Batacazo contra Suiza

Después de firmar una fase de clasificación perfecta y destacar en los amistosos previos, nadie se podía imaginar lo que iba a suceder ante Suiza. Un partido donde la suerte fue esquiva que terminó en derrota y en una bofetada de realidad. La favorita hincaba la rodilla a las primeras de cambio, al mismo tiempo que un país entero se preguntaba si esta sería la España de siempre. Esa del sí, pero no. Tras caer ante el combinado helvético llegó un duelo clave ante Honduras que se ganó por 2-0 sin brillo. Y después el día que más miedo tuvo aquel equipo. El encuentro ante Chile. Ganar o irte para casa con la sensación de ridículo. Y se sufrió, pero se ganó para alcanzar los octavos.

España comenzó el Mundial de 2010 perdiendo ante Suiza. (Getty)

En el cara o cruz el primer rival fue Portugal. Cristiano y sus amigos lo pusieron difícil, pero Llorente y un gol de Villa al final dieron el triunfo a los de Del Bosque. En los siempre temidos cuartos, donde los sueños se tornaban en pesadilla, apareció Paraguay. Sobre el papel éramos mejores, pero en la práctica todo fue mucho más complicado. En la primera mitad nos salvó el árbitro guatemalteco Carlos Batres anulando por fuera de juego un gol legal del delantero Nelson Valdez en el minuto 40. En el segundo acto, Casillas se vistió de santo para parar un penalti a Cardozo. Y en los minutos finales, penalti errado por Xabi Alonso incluido, Villa, otra vez el Guaje, hacía un gol lleno de suspense ya que la pelota golpeó en los dos palos para sacar el billete a semifinales. Las primeras de nuestra historia.

Casillas detiene un penalti clave a Cardozo en duelo ante Paraguay. (Getty)

En el sexto partido del Mundial, el rival sería nada más y nada menos una Alemania que había metido cuatro goles a Argentina y a Inglaterra, pero fue aquella noche sobre el césped del Moses Mabhida de Durban donde España sacó su mejor fútbol y, como no, también su garra, esa que se vio en el cabezazo de Puyol que valió la victoria, para estar en la gran final, donde se vio las caras con Holanda.

Puyo celebra el gol de la victoria en las semifinales ante Alemania. (Getty)

El combinado holandés afrontaba la tercera final de su historia, las otras dos las había perdido. En ambas ocasiones pasó a la historia por haber caído derrotada a pesar de su gran fútbol, en esta decidió que iba a dejar su exquisito juego a un lado para generar una final tremendamente física que sacó de quicio a los españoles. Patadas y golpes fueron la tónica en una final que se pudo perder, la bota de Casillas lo evitó, y se terminó ganando gracias a un gol de Iniesta en el 116’ que ya es historia del fútbol español. El gol de nuestras vidas.

Iniesta golpea el balón que dio a España el primer Mundial de su historia. (Getty)

Siguieron los éxitos

Y después llegó una enorme fiesta que tuvo como epicentro Madrid, pero que invadió todas las calles del territorio nacional. Y más tarde, se comenzó a preparar la Eurocopa de 2012, esa que tampoco empezó bien -empatando ante Italia-, pero que terminó de la mejor manera pasando por encima al combinado transalpino en una final memorable que permite a España ser la única selección del mundo que ha ganado tres torneos internacionales de manera consecutiva. Eurocopa, Mundial y Eurocopa.

España alza en Kiev la Eurocopa de 2012. (Getty)

Y después también llegó Brasil y no saber regenerar al equipo. No era fácil decir adiós a la mejor generación de futbolistas que hemos tenido. En la tierra de la samba nos bailó Holanda, Chile y si nos descuidamos hasta Australia. La campeona tocaba fondo. Dos años después intentó levantar la cabeza en Francia, pero ya nada sería igual. El grupo no era el mismo, la calidad tampoco e Italia nos mandó de vuelta a casa en octavos. Y para terminar, el Mundial de Rusia. Ese al que fuimos con Lopetegui como seleccionador y terminamos con Hierro. Para estas cosas también somos únicos. Y como lo que mal empieza mal acaba, la anfitriona nos despachó en octavos.

Robben marca uno de los cinco goles que metió Holanda a España en Brasil. (Getty)

Y el futuro tiene alguna incógnita y muchos brotes verdes. No volveremos a ser la España que fascinó a todos entre 2008 y 2012, tampoco lo debemos pretender. La Federación busca otra gran generación con Luis Enrique como líder. La Eurocopa de 2020 que se disputará en 2021 por culpa del coronavirus será una nueva prueba para reencontrarnos con se gen ganador que desde Austria sabemos que tenemos y que lleva varios campeonatos dormidos. El presente es bueno y el futuro puede ser mejor.

Rubiales, Sergio Ramos y Luis Enrique. (Getty)

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