Una década desde la primera Liga de Simeone con el Atlético
El 17 de mayo de 2014 el equipo cantó el alirón en el Camp Nou
Un gol de Godín llevó al éxtasis a un Atlético que enlazaba título tras título
Mourinho destrozó en el verano siguiente aquella plantilla
17 de mayo de 2024. No es un día cualquiera en la cosmogonía rojiblanca. Hoy se cumple una década exacta desde el primero de los dos títulos de Liga que ha ganado Simeone en el Atlético de Madrid. El 17 de mayo de 2014 un gol de Diego Godín en el Camp Nou permitió al equipo cantar un alirón que no se producía desde el doblete de Antic en 1996. En el recuerdo queda una maravillosa generación de futbolistas que parecían estar llamados a darle muchas alegrías al club, pero Mourinho se encargó de deshacer aquella plantilla en el verano inmediato.
Simeone llegó en enero de 2012 y su irrupción fue brutal. Ese mismo año ganó la Europa League y la Supercopa de Europa y en 2013 silenció el Bernabéu levantando la Copa del Rey ante el Real Madrid con un gol de Miranda en la prórroga -en otro 17 de mayo, por cierto-. La progresión del Atlético parecía imparable, pero al final de la temporada Jorge Mendes forzó a la directiva a vender a su mejor valor, el colombiano Radamel Falcao.
El tigre se marchó al Mónaco con lágrimas entre los ojos y el equipo quedó cojo a pocas semanas de comenzar la Liga porque sus recursos económicos eran muy limitados y no quedó otra que agarrarse a la posibilidad de fichar del Barcelona a David Villa, muy limitado físicamente por sus problemas de rodilla y cerca ya de cumplir 32 años.
Villa aportaría muchísimo al equipo dentro de sus posibilidades, pero quien de verdad cogió el toro por los cuernos fue Diego Costa. El brasileño, que ya había apuntado detalles muy interesantes la temporada anterior, dio un salto de calidad exponencial y se erigió en un killer descomunal que le discutió hasta el final el pichichi a Cristiano y a Messi. El lagarto firmó 27 goles en el Campeonato y se echó el equipo a las espaldas gracias a una superioridad física que le convertía en prácticamente imparable.
Con Diego Costa, Arda Turan, Raúl García, Adrián, Villa y suplentes como el Cebolla Rodríguez en ataque, un medio campo en el que mandaban Gabi y Tiago, una defensa impenetrable liderada por Juanfran, Godín, Miranda y Filipe Luis y un portero extraordinario como Courtois el Atlético fue minando de puntos su casillero y demostrando que, de verdad, iba a por el título de Liga.
Errores de los tres primeros
Un gol de Raúl García en Valencia en la jornada 35 dejó la clasificación lista para sentencia…o eso parecía. El Atlético se situó con 88 puntos, a cuatro del Barcelona y a cinco del Real Madrid con sólo tres partidos por delante. El título se dio por hecho, pero como siempre suele suceder en este club no tardaron en aparecer los fantasmas de su pasado. El equipo perdió contra todo pronóstico en el campo del Levante y permitió a sus rivales acercarse, aunque tuvo la fortuna de que esa jornada también ellos tropezaron: Madrid y Barça empataron en casa ante Valencia y Getafe y perdieron una gran ocasión.
El último partido de la temporada en el Calderón fue ante el Málaga. La victoria le daba el título al equipo y, con todo el estadio lleno, parecía imposible fallar. Sin embargo a los jugadores les pudo la responsabilidad y no encontraron la forma de batir al meta argentino Willy Caballero. Para colmo, el Málaga se adelantó en la segunda parte y dejó al banquillo al borde de la taquicardia. El belga Alderweireld empató a un cuarto de hora del final para dar inicio a un final de partido de asedio constante sobre la portería malacitano, pero no hubo forma.
Por suerte para el Atlético, de nuevo llegaron buenas noticias desde el exterior: el Real Madrid perdió 2-0 en Vigo y quedó descartado de la pelea por el título y el Barcelona no pasó del empate en Elche. Al final el paso por la penúltima jornada dejó a atléticos y azulgranas en un mano a mano. Separados por tres puntos, el título quedaba pendiente del último partido, que les enfrentaría a ambos en el Camp Nou. Dado que en la primera vuelta habían empatado en el Vicente Calderón, una victoria por la mínima le daba la Liga al Barça.
El 17 de mayo de 2014, con arbitraje de Mateu Lahoz, Atlético y Barça se citaron en una verdadera final. Se adelantaron los catalanes a los 33 minutos con un gol de Alexis Sánchez en una primera parte que sólo arrojó malas noticias para los de Simeone: Diego Costa, que había forzado para estar en el partido, sólo aguantó 17 minutos en el campo; Arda Turan, que venía con molestias, pidió el cambio a los 23. Antes de llegar al descanso el equipo iba perdiendo y había agotado ya dos de los tres cambios de los que disponía.
La situación era desesperada, pero a los cuatro minutos de la reanudación, en un saque de esquina, Diego Godín se adelantó a la defensa del Barcelona y cabeceó cruzado fuera del alcance de Pinto para establecer un empate que, dadas las circunstancias, era más que un milagro. El Atlético volvía a depender de sí mismo…pero con toda la segunda parte por delante y con un limitado Villa como referencia de ataque.
A partir de ahí, épica, sufrimiento y un reloj que parecía detenido en el tiempo. Mateu Lahoz le anuló un gol a Messi y el Barcelona del Tata Martino buscó el 2-1 hasta el final, pero sin éxito. El pitido final del árbitro valenciano desató la euforia. El Atlético de Madrid era campeón de Liga. La primera de Simeone.
El verano siguiente fue devastador. Una semana más tarde el equipo perdió la Champions ante el Real Madrid con el gol de Sergio Ramos en el minuto 93 y luego Mourinho le dio la puntilla. El entrenador portugués, que había comprobado en sus propias carnes la fortaleza de la plantilla rojiblanca, que le había eliminado en semifinales de Champions, se llevó de una tacada al Chelsea a Courtois -que estaba cedido-, Filipe, Tiago y Diego Costa. No eligió mal the special one, que de un solo golpe deshizo aquella plantilla. El Atlético lo intentó durante años, pero no fue capaz de sustituir a Diego Costa. El lagarto volvió -como también lo hicieron Filipe y Tiago-, pero ya no tenía nada que ver con el delantero que había arrasado en aquella temporada. ¿Qué hubiera pasado si el Atlético hubiera logrado retenerle en los mejores años de su carrera? Es algo que nunca se sabrá, pero es bastante probable que Simeone hubiera engrosado su vitrina de trofeos con más títulos.