Carlos Alcaraz se emocionó escuchando el himno de España tras ganar Roland Garros
Así se vivió uno de los momentos más emocionantes del torneo en la Philippe Chatrier
Un heroico Alcaraz hace historia en Roland Garros
Emocionante. Carlos Alcaraz no pudo contener las lágrimas al escuchar el himno de España en la Philippe Chatrier con el merecido trofeo de Roland Garros en sus manos. Después de recibirlo por parte de la leyenda del tenis Björn Borg, el murciano levantó la Copa de los Mosqueteros al cielo de París y luego procedió a vivir uno de los momentos más memorables de esta edición del Grand Slam de tierra. Tras ganarlo por primera vez en su carrera en la primera final que jugaba, Carlitos le puso a todos la piel de gallina al emocionarse con el himno de nuestro país.
We know this one rather well 😉🇪🇸#RolandGarros @carlosalcaraz pic.twitter.com/uI7S5FycOD
— Roland-Garros (@rolandgarros) June 9, 2024
Antes se había vivido un momento histórico. Una leyenda del tenis mundial, Björn Borg, le entregó el trofeo a Alcaraz tras proclamarse campeón de Roland Garros en la final contra Zverev. Tras un impresionante partido de sufrimiento y resistencia, el murciano le comió la tostada a su último oponente en París y le consiguió derrotar en un quinto set memorable. Después de su espectacular celebración a ras de tierra, el mítico ex tenista sueco visiblemente emocionado, que había presenciado el choque desde la grada, le dio el merecido trofeo para que este lo alzara al cielo de la capital de Francia por primera vez en su carrera.
Alcaraz y el himno de España
Hay que recordar que esta es la tercera vez que el murciano escucha el himno español en lo más alto del podio de un Grand Slam. Con Roland Garros ya suma tres de los cuatro históricos y sólo le faltaría el Open de Australia, pues ya conquistó el US Open en 2022 y Wimbledon el año pasado, dos escenarios en los que cuando sonó este himno tampoco pudo contener las lágrimas.
El ex número uno del mundo, que perdió el año pasado en semifinales contra Novak Djokovic, sucedió en el palmarés al serbio para ser el décimo español en ganar en París. Con la madurez de los campeones y el tenis de una estrella, el joven murciano, que había jugado sólo cuatro partidos en tierra como preparación, los de Madrid, por una lesión en el antebrazo, alzó su tercer grande, sin importar la superficie, y reclamó una página de leyenda en la historia del tenis con sólo 21 años.