El club quería hacer una pequeña fiesta en Son Moix

Armengol se sube al carro del ascenso del Mallorca pero le prohíbe celebrarlo con su afición

El Govern cuelga un cartel celebrando el éxito del equipo después de prohibirle que hiciera un festejo controlado en el estadio

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A la izquierda, Armengol, en una rueda de prensa. A la derecha, el balcón del Consolat del Mar. (EFE)
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

No habrá ninguna manifestación oficial al respecto por motivos obvios, pero la indignación en el Mallorca es absoluta. Horas después de que tanto la Conselleria de Sanidad como Delegación del Gobierno desautorizaran la celebración de un pequeño festejo con los aficionados con motivo del ascenso a Primera división, consumado anoche tras la derrota del Almería en Cartagena, la presidenta del Govern Balear, Francina Armengol, no ha vacilado en subirse al carro colgando del balcón del Consolat de la Mar, en pleno Paseo Marítimo de Palma, un cartel con la leyenda «som de Primera».

A Armengol ya no le había hecho ninguna gracia que 4.000 espectadores pudieran asistir el pasado domingo al partido ante el Alcorcón, pero tuvo que transigir porque era una orden que llegaba desde el Ministerio de Sanidad. Con la festividad del ascenso, en cambio, ha sido implacable. Mientras, Baleares sigue a la cola de las comunidades autómonas españolas en el proceso de vacunación. Acaba de superar el 11% de inmunizados, mientras otras Comunidades ya han superado ampliamente el 20%.

Una pequeña y controlada celebración el próximo lunes en el estadio de Son Moix con los aficionados que puedan asistir al partido Mallorca-Zaragoza. A eso se resumirán los festejos del noveno ascenso a Primera de la historia del club después de que tanto la Conselleria de Sanidad del Govern Balear, dirigida por la socialista Patricia Gómez, como Delegación del Gobierno, a cuyo frente figura la también socialista Aina Calvo, antigua alcaldesa de Palma, le denegaran al club la posibilidad de reunir un número controlado de seguidores este jueves. El Mallorca ofreció incluso que fuera el propio Govern el que marcara las condiciones en las que podría llevarse a cabo el evento, pero ni por esas. El no fue categórico.

Este martes a eso de las nueve, a la conclusión del Cartagena-Almería que le daba al Mallorca el ascenso matemático sin necesidad de jugar, un grupo reducido de aficionados mallorquinistas se reunió en el centro de Palma, en la Plaza Joan Carles I, lugar habitual de encuentro para festejar los éxitos deportivos del club, pero se encontraron con un cordón policial que no les permitió acceder a la Fuente de las Tortugas, donde es tradicional sumergirse.

Al final tuvieron que conformarse con agitar sus banderas y cantar en la zona aledaña, pero a las once de la noche, cumpliendo la normativa impuesta por el Govern Balear pese a haber finalizado el Estado de Alarma, fueron desalojados y tuvieron que retirarse a sus domicilios.

Baleares, a la cola en la vacunación

Armengol mantiene a Baleares en el cumplimiento de las más estrictas medidas de toda España con la excusa de que es el único modo de tratar de reactivar la economía de cara a la temporada turística. Sin embargo, el número de contagios es muy similar al de Canarias, con normas mucho más laxas.

Baleares, eso sí, es la Comunidad Autónoma con menos vacunados de toda España. A fecha 17 de mayo el índice de inmunizados era del 11,31% mientras Asturias ya había superado el 22% o Canarias, principal competidor en el mercado turístico, estaba por encima del 12%. No sólo eso. Los canarios ya han recibido más de un millón de vacunas, mientras que en Baleares sólo han llegado 500.000. Justo la mitad. Baleares lidera el aumento del paro en España tras la pandemia a pesar de las medidas impuestas por el Govern.

El lunes volverá a haber unos 4.000 aficionados en Son Moix porque así lo ha autorizado el Consejo Superior de Deportes, pero no es algo que le haga gracia a la presidenta Armengol, que trató de evitar que el pasado domingo entrara público en el Mallorca-Alcorcón.

No tuvo éxito, ya que en esta ocasión dependía de una decisión del Gobierno Central ante la que no podía hacer nada, sobre todo porque además la hora de inicio del encuentro se adelantó a las 20.45, por lo que el público pudo cumplir el estricto toque de queda que les obliga a estar en sus domicilios a las once de la noche.

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