Gatos

Por qué los gatos viven más que los perros: la ciencia confirma el motivo

Gatos y perros
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Durante mucho tiempo se ha creído que la inteligencia o el tamaño del cerebro eran los principales factores para explicar por qué algunos animales viven más que otros. Esta teoría parecía encajar en muchos casos, como los gatos y los perros: las especies con cerebros grandes tienden a tener comportamientos más complejos, y se asumía que eso les daba una ventaja evolutiva. Sin embargo, una investigación comparativa entre múltiples especies de mamíferos sugiere que la clave de una vida larga puede estar más relacionada con el sistema inmunológico que con la inteligencia.

Ésta nueva línea de investigación propone que la longevidad está fuertemente influida por la capacidad del cuerpo para resistir enfermedades, eliminar células dañadas y mantener el equilibrio interno durante décadas. Específicamente, se ha observado que los animales con un sistema inmune más robusto tienden a vivir más. Este hallazgo aporta una mirada fresca y reveladora a la eterna comparación entre gatos y perros.

La razón por la que los gatos viven más que los perros

El estudio en cuestión estuvo liderado por un grupo internacional de científicos y coordinado por la Universidad de Bath, en el Reino Unido. Su metodología se centró en analizar el llamado «potencial máximo de vida» de 46 especies de mamíferos. Este indicador mide la edad más avanzada que ha alcanzado un individuo de una especie concreta, lo que lo convierte en un dato más confiable para estudios de longevidad que la esperanza de vida media, la cual puede estar distorsionada por factores externos como accidentes, depredadores o escasez de alimentos.

A través de un análisis genético, los investigadores descubrieron un patrón muy llamativo: las especies más longevas compartían un conjunto de genes relacionados con funciones inmunológicas. Esta conexión sugería que el envejecimiento no está únicamente influido por la inteligencia, sino que también juega un papel fundamental la forma en que el cuerpo se protege a sí mismo con el paso del tiempo.

Contrario a lo que muchos creen, tener un cerebro más grande no garantiza una vida más larga. Aunque ciertos animales como las ballenas o los delfines, conocidos por su gran inteligencia, pueden alcanzar edades avanzadas, hay excepciones que cuestionan esta correlación. Por ejemplo, especies como los murciélagos o las ratas topo pueden vivir muchos años a pesar de tener cerebros relativamente pequeños. En estos casos, su longevidad parece estar más relacionada con una arquitectura inmunológica altamente eficiente.

Esta conclusión también se aplica a los gatos y perros. Si bien los perros suelen tener una gama más amplia de tamaños y razas, lo que afecta directamente su longevidad, los gatos tienden a vivir más años. Según los resultados del estudio, esto podría deberse en parte a que los felinos tienen un sistema inmunológico más sofisticado, que les proporciona una mayor resistencia al envejecimiento y a enfermedades crónicas.

El equipo de investigación se centró también en evaluar no sólo la cantidad de genes relacionados con la inmunidad, sino su variedad y complejidad. Descubrieron que los mamíferos más longevos presentaban una mayor diversidad genética en estos grupos, lo que les daba una ventaja biológica considerable para enfrentar infecciones, eliminar células envejecidas o incluso prevenir la formación de tumores.

En el caso de los gatos, los científicos resaltan que su perfil inmunológico es más variado, y también más eficiente. Esto se traduce en una mejor capacidad para eliminar células defectuosas antes de que se conviertan en un problema mayor, lo cual es esencial para evitar enfermedades degenerativas y vivir más años. Los perros, por otro lado, muestran un sistema inmune más simple en términos de variabilidad genética, lo que podría explicar por qué algunas razas sufren de enfermedades hereditarias con mayor frecuencia.

También se analizó la relación entre la reproducción y la longevidad. Algunas especies que tienen camadas más pequeñas y espacian más sus ciclos reproductivos tienden a vivir más. Los gatos, por ejemplo, aunque pueden reproducirse varias veces al año, tienden a tener camadas más controladas si viven en hogares. Los perros, especialmente en criaderos, pueden ser sometidos a ciclos reproductivos más frecuentes, lo que supone un desgaste adicional para su organismo.

Este descubrimiento también podría tener implicaciones para la salud humana. Si los mismos principios aplican a nuestra especie, entonces mejorar la capacidad de respuesta de nuestro sistema inmunológico podría ser una estrategia efectiva para vivir más y mejor. La longevidad, entonces, no sería solo una cuestión de hábitos saludables o intervenciones médicas, sino también de comprender y potenciar nuestros mecanismos naturales de defensa.

En conclusión, los gatos parecen vivir más que los perros no sólo por factores externos o de comportamiento, sino por una gran diferencia en su composición genética. Un sistema inmunológico más sofisticado, una menor vulnerabilidad a enfermedades hereditarias y una arquitectura genética orientada al mantenimiento celular les otorgan una ventaja biológica que hasta ahora no había sido del todo reconocida.

Lo último en Curiosidades

Últimas noticias