Especies invasoras

Parece una vulgar cabra, pero es una dañina especie invasora que está alterando los ecosistemas en las Islas Canarias

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  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

En España hay más de 200 especies invasoras. Pensar en un animal que es un forastero y viene a alterar un ecosistema lleva casi siempre a imaginar criaturas exóticas, grandes, incluso agresivas. Uno de esos animales que desplazan a otros para ocupar su lugar. Algo así como el cocodrilo. Sin embargo, el verdadero daño no siempre llega a lo grande ni hace mucho ruido.

En Canarias, ese invasor silencioso tiene aspecto de cabra. No destaca demasiado, no asusta a nadie. Pero mientras se pasea por las cumbres del Teide, está arrasando con especies vegetales que sólo existen ahí, y que llevan millones de años evolucionando.

La especie invasora que devora la flora canaria

Esta especie invasora se llama muflón (Ovis orientalis musimon) y fue introducida en Tenerife en 1971 con fines cinegéticos (para que pudiera cazarse). Años después, se repitió lo mismo en La Palma. Si bien al principio era una idea muy sencilla, con el tiempo terminó convirtiéndose en un problema ambiental serio.

Este animal, originario de Asia y con parientes en Córcega y Cerdeña, encontró en las islas un paraíso sin depredadores, sin competencia real y con muchísimo alimento esperándolo. El resultado, muy predecible, es que se multiplicó con facilidad y comenzó a comerse la flora endémica.

Esto, a diferencia de lo que muchas personas piensan, no es una exageración ecologista. Son plantas únicas en el planeta que ya figuraban en catálogos de conservación antes de que el muflón apareciera.

Su dieta a base de brotes y pastos se ha convertido en una amenaza directa para la biodiversidad canaria. El pastoreo constante sobre determinadas especies vegetales impide su regeneración, y a esto se suma el impacto del pisoteo, que degrada el suelo y contribuye a procesos erosivos.

En 2013, el muflón fue oficialmente incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, pero sólo en Canarias. En la península, donde también fue introducido en distintas fincas cinegéticas desde los años 50, sigue siendo una especie cinegética más.

En lugares como Málaga, Cazorla, Valencia o Cuenca, su presencia está normalizada, confinada muchas veces en fincas privadas. Sin embargo, la situación en Canarias es distinta, pues su impacto sobre un ecosistema frágil y aislado como el insular lo convierte en un problema urgente.

¿Qué tan peligrosa es realmente esta especie invasora?

Hay un debate en torno al muflón. Hay quienes denuncian las campañas de erradicación como un acto innecesario, incluso ilegal. Alegan que no ha sido declarado invasor en todo el país, que no transmite enfermedades y que su presencia puede ser hasta beneficiosa.

Señalan que, mientras se persigue al muflón, otras especies invasoras como el cangrejo rojo o el mejillón cebra siguen causando estragos de verdad.

Sin embargo, en el caso de Tenerife y La Palma, los informes científicos son claros: el muflón está poniendo contra las cuerdas a especies vegetales protegidas. Este no es un tema de simpatía animal, sino una cuestión de conservación.

La discusión no debería girar en torno a si es bonito, si es útil o si no molesta demasiado, sino a si su presencia es compatible con un ecosistema único en el mundo. Y en este caso, el muflón es incompatible con Canarias.

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