Parece inofensivo, pero este pequeño animal es una especie invasora en España capaz de hundir la economía
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Los ecosistemas españoles albergan una gran diversidad de flora y fauna que debe ser protegida. La contaminación y la deforestación son amenazas evidentes, pero hay un enemigo aún más silencioso y devastador: las especies invasoras.
En España, la normativa contempla casi 200 especies exóticas invasoras. Algunas afectan de manera moderada, pero otras se han convertido en una amenaza de gran escala.
Entre las más dañinas está un molusco de apenas dos centímetros que, aunque parezca inofensivo, provoca pérdidas millonarias y afecta sectores clave del país. En definitiva, está vaciando los bolsillos de los españoles, y lo más preocupante es que es prácticamente imposible de detener.
La especie invasora que acaba con la economía en España lentamente
El mejillón cebra (Dreissena polymorpha) es un molusco bivalvo de agua dulce y salobre que llegó a España desde los mares Caspio y Negro. Su primera detección en el país se produjo en 2001 en el embalse de Riba-Roja, pero en poco tiempo se expandió sin control, colonizando embalses y ríos en varias regiones.
Este mejillón tiene una capacidad reproductiva descomunal: una sola hembra puede poner hasta un millón de huevos al año, lo que ha facilitado su rápida proliferación.
Además, sus larvas microscópicas viajan con facilidad en el agua, mientras que los adultos se adhieren a cualquier superficie dura, formando colonias que bloquean tuberías, dañan motores y afectan la infraestructura hidráulica.
El impacto económico es enorme. Se calcula que las pérdidas ocasionadas por esta plaga superan los 1.600 millones de euros, debido a los costos de limpieza, mantenimiento y restricciones en actividades como la navegación y la pesca.
Sin embargo, no sólo las infraestructuras se han visto afectadas, sino también sectores como la energía y la agricultura, que dependen del uso de agua en embalses infestados.
Por otro lado, a diferencia de otros moluscos similares, el mejillón cebra no es comestible ni tiene interés gastronómico. No se puede aprovechar como recurso ni comercializarlo para aliviar su impacto. Su única función en los ecosistemas donde se introduce es la de competir con especies autóctonas y causar daños a largo plazo.
Medidas propuestas y nivel de dificultad para el control del mejillón cebra
Frenar la expansión del mejillón cebra es una tarea compleja. No obstante, no significa que no haya soluciones para mitigar sus efectos. Estas son algunas de las principales medidas que se llevan a cabo:
- Desinfección obligatoria de embarcaciones y equipos acuáticos. Las larvas pueden viajar en el agua estancada de motores, viveros y artes de pesca, por lo que se exige lavar con lejía diluida y secar completamente cualquier material antes de trasladarlo a otro embalse o río.
- Restricciones en navegación y pesca. En muchas zonas infestadas se ha prohibido la navegación recreativa y la pesca con el objetivo de evitar que el mejillón cebra siga propagándose.
- Monitoreo constante. Se realizan análisis periódicos en diferentes masas de agua para detectar larvas a tiempo.
- Uso de tratamientos específicos en infraestructuras. En algunas instalaciones se están aplicando productos como el peróxido de hidrógeno, que impide la adhesión del mejillón a tuberías.
Lo más preocupante es que, pese a los esfuerzos, cada año aparecen nuevas áreas afectadas. No obstante, los avances científicos podrían ser clave en la búsqueda de soluciones más eficaces en el futuro.
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