Eurovisión

Ni 100 euros ni 500: éste es el pastizal que se han dejado los fans de Eurovisión para ver el festival

La cantidad que se dejan los fans por asistir al festival de Eurovisión, como el que recientemente se ha celebrado en Basilea

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Melody, durante el festival de Eurovisión. (Foto: EP)
Blanca Espada

La euforia por Eurovisión se puede medir, a días pasados desde que se celebrara la última edición, en función de las escuchas o visualizaciones que tienen las canciones en plataformas como Spotify o YouTube. Y lo cierto es que en algunos casos superan los millones, si tenemos en cuenta que aunque el festival en sí suele congregar a muchos espectadores (en España la cifra que alcanzó TVE el pasado sábado superó el 50% de share), también hay muchas personas que se autodenominan Eurofans, y que no dudan en viajar hasta la sede en la que se celebra el festival cada año con el consecuente gasto que tiene. Toma nota, porque te desvelamos el pastizal que se gastan los fans en viajar a Eurovisión.

Este año, el festival celebrado en Basilea el pasado sábado 17 de mayo ha sido, una vez más, un verdadero despliegue de devoción por parte de miles de fans que se han dejado la piel (y el bolsillo) por vivir el evento en primera persona. En el centro de todas las miradas de los eurofans españoles, la representante española, Melody, que subió al escenario del St. Jakobshalle para defender su canción Esa Diva con una actuación cargada de fuerza pero que no pasó del puesto 24. Una noticia que ha dado mucho que hablar y que ha decepcionado a los seguidores, pero al margen de esto, queremos centrar el foco en lo impactante que ha sido, y que es, el movimiento turístico y económico que se genera en torno a esta cita musical. Porque ir a Eurovisión, más que un capricho, es un verdadero proyecto de vida para muchos fans. Una experiencia que requiere meses de preparación, planificación minuciosa y, sobre todo, una inversión considerable.

El pastizal que se han dejado los fans de Eurovisión para ver el festival

Asistir a Eurovisión no es precisamente barato. Para muchos eurofans, la cita se ha convertido en una especie de peregrinación anual que no se perdonan, y eso implica un gasto que puede ir desde los 1.000 hasta los 3.000 euros por persona, dependiendo del país de origen, el tipo de entradas y la duración de la estancia.

Este año, con Basilea como sede, los precios no han sido especialmente los más baratos. Los vuelos desde países como España, Reino Unido o los países nórdicos se dispararon en cuanto se confirmó la ciudad anfitriona. Muchos compraron los billetes con meses de antelación para evitar las subidas, pero incluso con previsión, el coste del viaje ha sido elevado. A esto hay que sumar el alojamiento, que durante la semana eurovisiva se encarece hasta un 300% respecto a la media habitual.

Entradas, eventos y vida social eurovisiva

El precio de las entradas también ha es un factor clave y de hecho, el más importante de todos. Ya que viajas hasta el país que acoge Eurovisión, es imprescindible tener entrada al evento, y aunque hay tickets desde los 100 euros, los fans más entusiastas suelen comprar para varios espectáculos: semifinales, ensayos generales y, por supuesto, la gran final. Asistir a tres o cuatro galas puede suponer un gasto de entre 400 y 800 euros sólo en entradas.

A ello se suma la intensa vida social del festival: Eurovision Village, EuroClub, encuentros de fans y fiestas paralelas en locales de la ciudad. Todo eso también cuesta. Comer fuera, moverse en transporte urbano, comprar merchandising oficial o participar en actividades organizadas por las delegaciones suma una cantidad nada despreciable al presupuesto final. En muchos casos, los eurofans han terminado desembolsando cifras cercanas a los 2.500 o incluso 3.000 euros sin pestañear y en apenas una semana.

El eurofan como motor económico para la sede de cada edición

Sin embargo, no se trata únicamente de gasto. El eurofan representa un perfil de turista especialmente valioso. Según los expertos, como Diego Santos, profesor de la EAE Business School, este tipo de visitante es un agente económico y cultural de primer orden. No solo invierte en la ciudad, sino que la proyecta hacia el exterior.

Muchos generan contenido en redes sociales, recomiendan la ciudad a sus contactos, y hasta regresan más adelante como turistas convencionales. Según estudios recientes, más del 60% de los asistentes internacionales declara querer volver a la ciudad sede, lo que supone un legado turístico a largo plazo para el lugar que acoge el festival.

Y es que ser eurofan implica un compromiso emocional con respecto al festival, similar a quienes siguen a sus equipos de fútbol a todas las competiciones. La mayoría organiza su primavera en torno al festival. Muchos comenzaron a seguir Eurovisión siendo adolescentes, y a día de hoy, planifican sus vacaciones, ahorran durante meses y hasta piden días libres en el trabajo sólo para estar presentes.

Para ellos, no es sólo un viaje, es toda una experiencia vital que comparten con amigos de diferentes países, con los que vuelven a coincidir año tras año. Pero esa comunidad, que vive con intensidad cada momento del festival, ha demostrado que Eurovisión no sólo mueve emociones, sino también mucho dinero.

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