Hasta 100 euros más sin darte cuenta: el gasto fantasma del cajero que sube la factura de tus vacaciones


Al planificar un viaje al extranjero, solemos centrarnos en aspectos como el precio de los vuelos, las mejores zonas para alojarse o los lugares imprescindibles que queremos visitar. Sin embargo, existe un aspecto igual de importante que a menudo pasamos por alto: la gestión del dinero. Y es que viajar a destinos donde el euro no es la moneda oficial puede conllevar costes ocultos que terminan afectando significativamente al presupuesto total del viaje. Esto es precisamente a lo que se refiere el el gasto fantasma del cajero.
Y es que, más allá de los gastos previsibles como entradas a monumentos o comidas, hay un tipo de gasto silencioso que se va acumulando sin que nos demos cuenta: las comisiones bancarias por pagar con tarjeta o sacar dinero en efectivo en el extranjero. Estas tarifas, muchas veces desconocidas o ignoradas, pueden suponer un desembolso extra que, sumado al resto de gastos del viaje, puede acabar por encarecer nuestras vacaciones en más de 100 euros.
¡Cuidado con el gasto fantasma del cajero durante tus vacaciones!
Muchas personas piensan que pagar con tarjeta en el extranjero es igual de sencillo y económico que hacerlo en casa. Sin embargo, esto no siempre es así. Algunos bancos aplican comisiones por cada transacción realizada fuera de la zona euro. Estas comisiones pueden alcanzar hasta el 4% del importe pagado, lo que implica que si realizamos una compra de 250 euros en un país como Japón o Tailandia, podríamos estar pagando 10 euros más sin darnos cuenta.
A esto se suma el coste por sacar dinero en efectivo en cajeros automáticos fuera de España. Las entidades bancarias pueden aplicar dos tipos de cargos por esta operación: uno por utilizar un cajero que no pertenece a su red o que está fuera del país, y otro por el propio cambio de moneda. Estas comisiones pueden representar fácilmente un sobrecoste del 7-8% sobre el dinero que se ha sacado.
Por ejemplo, si decidimos retirar 1.000 euros en una ciudad como Bangkok, el coste adicional podría ascender hasta los 75 euros. Y este tipo de cargos, lejos de ser anecdóticos, son más comunes de lo que muchos viajeros piensan. No es raro que al revisar los movimientos bancarios al volver a casa, uno se encuentre con una suma total de gastos imprevistos que puede superar fácilmente los 100 euros.
Además, conviene saber que algunas veces, el terminal de pago o el cajero automático no informa claramente de la comisión que se va a aplicar o del tipo de cambio que se está utilizando. En otros casos, sí se muestra esta información, pero suele estar en inglés o en el idioma local, lo que puede dificultar su comprensión.
El problema se agrava cuando, por desconocimiento, los viajeros optan por aceptar la conversión automática que ofrecen algunos comercios o cajeros, conocida como «conversión dinámica de divisa». Este sistema permite pagar en euros en lugar de en la moneda local, lo que a simple vista parece cómodo, pero lo cierto es que suele incluir un tipo de cambio muy desfavorable para el cliente, sumando aún más costes innecesarios.
Consejos prácticos
Para evitar caer en el gasto fantasma del cajero durante las vacaciones, existen varias recomendaciones clave. La primera y más importante es informarse bien antes de viajar. Para ello, es suficiente con llamar al banco y preguntar qué condiciones aplican al uso de la tarjeta en el extranjero puede marcar una gran diferencia.
Algunas entidades ofrecen tarjetas específicas para viajeros, que permiten pagar y sacar dinero sin comisiones en el extranjero o con tipos de cambio más competitivos. Otra alternativa interesante es recurrir a bancos digitales, los cuales suelen ofrecer tarjetas que funcionan perfectamente a nivel internacional, sin comisiones por cambio de divisa o por sacar dinero en efectivo.
También es recomendable llevar una pequeña cantidad de dinero en efectivo en la moneda local, sobre todo si se viaja a zonas donde el pago con tarjeta no está muy extendido. Eso sí, lo mejor es cambiar divisa en oficinas de cambio fiables o bancos del país de destino, evitando hacerlo en aeropuertos o lugares turísticos, donde los tipos de cambio suelen ser mucho peores.
No se trata de convertirse en un experto financiero antes de cada viaje, pero sí de adoptar ciertos hábitos preventivos que nos permitan disfrutar sin preocupaciones de las vacaciones. Comparar tarjetas, leer la letra pequeña de nuestras condiciones bancarias y utilizar apps de control de gastos son pasos sencillos pero muy efectivos.
En definitiva, viajar sin conocer cómo funciona el sistema de pagos en el extranjero es como hacerlo sin seguro: puede salir bien, pero si hay un contratiempo, el coste será mayor. Con un poco de planificación, es posible evitar este gasto fantasma del cajero que tanto afecta al presupuesto y vivir la experiencia del viaje con la tranquilidad de saber que no habrá sorpresas desagradables al revisar nuestra cuenta bancaria.