En Estados Unidos se les ha ido la olla con las propinas. Su última locura llega a las máquinas de vending
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Pasará el tiempo, pero ciertas costumbres arraigadas en la cultura estadounidense parecen inmutables. Uno de estos rituales es el acto de dejar propinas al pagar cuentas en restaurantes y otros establecimientos de servicio. Quienes viajan a Nueva York, en particular, pueden dar fe de esta práctica, donde lo de dejar «tip» o propina es la «norma» pero lo cierto es que parece que últimamente se les ha ido un poco de las manos. De hecho, parece que en Estados Unidos se les ha ido la olla con las propinas, si tenemos en cuenta que estas llegan ya máquinas de vending.
Las propinas llegan a las máquinas de vending en Estados Unidos
Aunque el fenómeno de las propinas es algo muy de Nueva York, lo cierto es que no es exclusivo de esta ciudad estadounidense; de hecho, se ha convertido en una práctica extendida en todo el país, aunque ha adquirido matices que algunos consideran insólitos. La última locura relacionada con las propinas ha dado lugar a un nuevo debate: ahora, hasta las máquinas de autopago (self checkout) solicitan propinas en cafeterías, panaderías, aeropuertos y estadios. Aunque el cliente no tenga interacción alguna con los empleados, se le ofrece la opción de dejar una gratificación del 20%.
Esta tendencia ha generado cuestionamientos sobre su validez. Y como explica el portal Xataca, la gente comienza a cuestionarse si es normal solicitar propina teniendo en cuenta que se trata de una máquina la que ofrece el servicio ,y que ya se están ahorrando los costos de mano de obra. Es más la pregunta es más amplia porque » ¿A quién va realmente destinada esa propina?» La incertidumbre sobre su destino ha llevado a que el periódico The Wall Street Journal, se pregunte si este tipo de práctica podría ser una forma de «chantaje emocional» hacia los clientes.
¿’Chantaje emocional’ hacia el cliente?
El dilema radica en que, aunque la interacción con los empleados sea mínima o nula, al recibir la sugerencia de dejar una propina, el cliente siente que se le asigna la responsabilidad de remunerar a los trabajadores. Algunos argumentan que esta situación crea confusión, ya que las normas que protegen a los trabajadores que reciben propinas en restaurantes convencionales no aplican a las máquinas de autopago.
Baja la popularidad de las propinas
Curiosamente, esta no es la única polémica relacionada con las propinas en Estados Unidos en los últimos tiempos. Un vídeo de TikTok, por ejemplo, mostraba cómo un cliente de Starbucks pidió que le reembolsaran una propina que había aceptado por error al pagar con tarjeta de crédito. Situaciones como esta han llevado a replantearse la conveniencia de las propinas y su impacto en el servicio al cliente.
Y un estudio reciente de Bankrate, una firma de servicios financieros, sugiere que, aunque las propinas siguen siendo comunes en Estados Unidos, ha habido un leve descenso en su popularidad. El porcentaje de adultos que dejan propina al cenar en restaurantes de servicio de mesa disminuyó del 77% en 2019 al 73% en 2022. Además, el 66% de los ciudadanos tiene una opinión negativa sobre esta práctica.
Los estadounidenses expresan diversas razones para esta insatisfacción con las propinas. Algunos creen que las empresas deberían pagar salarios más justos a los empleados y no depender tanto de las propinas. Otros se sienten molestos por las pantallas que sugieren previamente las propinas, y algunos consideran que la cultura de las propinas se ha descontrolado. Además, hay quienes se sienten confundidos acerca de a quién y cuánto deben dar en concepto de propina. Algunos incluso estarían dispuestos a pagar precios más altos si eso les permitiera eliminar la necesidad de dar propinas.
El debate sobre las propinas en Estados Unidos está lejos de resolverse. Si bien algunos muestran cansancio hacia esta práctica, otros siguen dejándolas como muestra de agradecimiento o aprecio por un servicio recibido. Las propinas siguen siendo una parte intrínseca de la cultura estadounidense, pero la sociedad se encuentra en una encrucijada, tratando de encontrar el equilibrio entre la generosidad hacia los trabajadores y la necesidad de un sistema más justo de compensación laboral.
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