Celebramos las frases de Jean de La Fontaine en el día de su muerte
Un 3 de abril de 1695 muere el poeta, moralista, dramaturgo, libretista y escritor francés Jean de la Fontaine. Es conocido por sus diversas fábulas que muchos hemos escuchado. Veamos las frases de Jean de La Fontaine en el día de su muerte.
De entre estos famosos cuentos, conocidos como fábulas, está La cigarra y la hormiga, El cuervo y el zorro, El zorro y la cigüeña, El molinero, su hijo y el asno.
Nada es más peligroso que un amigo sin discreción; incluso un enemigo prudente es preferible.
La amistad es la sombra de la tarde, que aumenta con el sol poniente de la vida.
La paciencia y el tiempo hacen más que la fuerza y la violencia. frases de Jean de La Fontaine en el día de su muerte.
Vestido con la piel de león, extendió el terror por todas partes.
Cosa dulce es un amigo verdadero; bucea en el fondo de nuestro corazón inquiriendo nuestras necesidades. No ahorra el tener que descubrirlas por nosotros mismos.
Nunca vendas la piel del oso antes de que uno haya matado a la bestia.
El pueblo se asombro de que un hombre solo pudiera tener más sentido común que una muchedumbre de gentes.
En todas las épocas los pequeños han tenido que expiar por la tontería de los grandes.
La muerte nunca toma al sabio por sorpresa, siempre está listo para irse.
No puedo atacar los vicios, con brazos dignos de Hércules, y por eso me empeño en ponerlos en ridículo.
Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda.
La vergüenza de confesar el primer error, hace cometer muchos otros. frases de Jean de La Fontaine en el día de su muerte.
La amistad, como la sombra vespertina, se ensancha en el ocaso de la vida.
En la frente de aquellos que se hallan rodeados de un lujo insensato, puede leerse que la fortuna vende lo que creemos que otorga libremente.
Hay que beneficiar como se pueda a todo el mundo: a menudo se puede necesitar a quien es menos que nosotros.
Cuando no se trata más que de dar consejo, toda la corte bulle; cuando es preciso obrar, no hay nadie con quien se pueda contar.
No se debe decir no sin excusa poderosa; es palabra irrespetuosa que siempre desagrada.
El ejemplo es un señuelo peligroso: donde la avispa atravesó el mosquito se pega rápido.
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