Casi nadie sabe para que sirve y puede ahorrarte problemas: la pieza de las ventanas todos pasamos por alto


Cuando hablamos de puertas y ventanas, a menudo pensamos en la estética o en el aislamiento térmico, pero pocas veces prestamos atención a esos pequeños detalles que pueden marcar una gran diferencia en su funcionamiento. Es habitual que, tras instalar un nuevo modelo, especialmente si se trata de ventanas modernas con sistemas oscilobatientes, aparezcan pequeños fallos que pueden ser muy molestos y que, en principio, parecen no tener solución. Sin embargo, en muchas ocasiones, la solución está justo ahí, en una pieza de las ventanas que muchos pasan por alto.
Uno de estos elementos es un tornillo oculto en las bisagras, diseñado para poder regular de la posición de la hoja. Aunque suele pasar desapercibido, este componente tiene un impacto directo en la alineación, el cierre y la estabilidad de puertas y ventanas. Conocer su ubicación y funcionamiento puede evitar problemas que deterioran el aislamiento y la comodidad en el hogar.
La importancia de esta pieza de las ventanas
Las puertas y ventanas modernas, especialmente las fabricadas en PVC o aluminio con sistemas oscilobatientes, cuentan con tornillos de ajuste situados en las bisagras inferiores. Estos tornillos, que suelen estar ocultos tras embellecedores plásticos, se identifican fácilmente por su cabeza hexagonal compatible con una llave Allen de 4 o 5 mm. El diseño permite modificar la posición horizontal y, en algunos casos, también la altura de la hoja, facilitando la corrección de desalineaciones.
Para realizar el ajuste, es recomendable utilizar una llave Allen y un nivel de burbuja para garantizar la precisión en la alineación. Girar el tornillo en sentido horario desplazará la hoja alejándola de la bisagra, mientras que girarlo en sentido antihorario la acercará. Esta regulación permite corregir desviaciones laterales que afectan el funcionamiento.
- En primer lugar, es necesario retirar el embellecedor que cubre el herraje, si lo hubiera, para dejar visible el tornillo de ajuste. Este suele ubicarse en la bisagra inferior y presenta una cabeza hexagonal que requiere una llave Allen, generalmente de 4 o 5 mm.
- Una vez localizada la pieza, se introduce la llave en el tornillo y se gira suavemente. El sentido de giro determina el movimiento: al girar en sentido horario, la hoja se desplazará hacia el lado opuesto de las bisagras; si se gira en sentido antihorario, se acercará a ellas. En muchos modelos, existe un segundo tornillo en la base que permite regular la altura de la hoja, lo que ayuda a evitar roces durante la apertura o el cierre.
- Después de cada ajuste, conviene comprobar el funcionamiento de la hoja. Se recomienda realizar movimientos pequeños y progresivos, sin forzar el mecanismo, para evitar daños. No se debe aplicar una fuerza excesiva, ya que esto puede deteriorar el sistema o impedir ajustes posteriores.
Ventajas de utilizar el tornillo de ajuste
El uso de esta pieza en las ventanas representa una solución práctica y eficaz para corregir desalineaciones, evitando tener que desmontar el cerramiento. Además de prevenir la acumulación de suciedad y la alteración de acabados interiores, permite mejorar notablemente el funcionamiento del sistema, garantizando un cierre más preciso, mayor estanqueidad y un uso más fluido. Este truco también contribuye a prolongar la vida útil de los componentes mecánicos, al reducir el desgaste por roces o esfuerzos innecesarios.
Una de las grandes ventajas de esta solución es que no requiere conocimientos técnicos, por lo que cualquier persona con una mínima destreza manual y herramientas básicas (como una llave Allen y un nivel) puede realizar los ajustes necesarios. Sin embargo, en casos donde el desajuste sea considerable o si existen daños estructurales en el marco o la hoja, lo más recomendable es acudir a un técnico especializado en carpintería metálica o cerramientos.
Posibles causas del desalineado
Cuando una ventana o puerta no se ha instalado correctamente desde el principio, pueden aparecer diversos problemas que afectan tanto a su funcionamiento como a su capacidad de aislamiento. Uno de las fallos más frecuentes es la falta de verticalidad, también conocida como desalineación a plomo. Esto ocurre cuando el marco o la hoja no están perfectamente alineados con el eje vertical de la pared o el suelo, generando tensiones irregulares y dificultando el cierre suave y preciso.
Otra causa habitual es un mal escuadre, es decir, que los ángulos del marco no alcanzan los 90 grados exactos. Esta desviación genera puntos de presión desiguales en las juntas y gomas de sellado, lo que puede derivar en entradas de aire o agua y en un cierre defectuoso. También es común encontrar errores en los anclajes iniciales, que se colocan sin verificar previamente la correcta nivelación con herramientas adecuadas como el nivel de burbuja o láser.
En construcciones recientes, otro factor a tener en cuenta es el asentamiento de la estructura. Con el paso del tiempo, el propio peso del edificio puede producir ligeros desplazamientos que afectan la posición de los marcos ya instalados. Estas variaciones, aunque mínimas, pueden desajustar el conjunto y comprometer su funcionalidad.
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