El aviso de los expertos sobre dormir con la puerta cerrada en verano: tu salud está en peligro


Dormir durante los meses de verano puede convertirse en un verdadero desafío, especialmente cuando intentamos mantener la habitación fresca con el aire acondicionado. Sin embargo, un detalle tan sencillo como mantener la puerta del dormitorio cerrada puede tener un impacto mucho mayor en nuestra salud y calidad de sueño de lo que imaginamos. Según un reciente estudio llevado a cabo por el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) en colaboración con la empresa tecnológica UnaBiz, cerrar la puerta mientras dormimos puede multiplicar por tres la concentración de dióxido de carbono (CO₂) en la habitación. Esto no sólo afecta a la calidad del aire, sino que también puede perjudicar la respiración y el descanso.
Este estudio, realizado en una vivienda tipo de Madrid, evaluó durante una semana cómo varían los niveles de CO₂, humedad y temperatura dependiendo de si la puerta permanecía abierta o cerrada durante la noche. Los resultados fueron contundentes: dormir con la puerta cerrada provoca una acumulación peligrosa de CO₂, alcanzando niveles mucho más altos que los recomendados para mantener un ambiente saludable. Estas concentraciones elevadas pueden causar problemas respiratorios, afectar el sueño y aumentar riesgos cardiovasculares.
Consejos para dormir en verano
El equipo de investigadores utilizó tecnología avanzada para monitorizar en tiempo real los parámetros ambientales dentro del dormitorio. La red 0G de Sigfox y sensores de bajo consumo permitieron registrar cómo cambiaban los niveles de dióxido de carbono durante el sueño, comparando noches con la puerta abierta y con la puerta cerrada. Con la puerta del dormitorio cerrada, el CO₂ se acumuló hasta cuatro veces más rápido, alcanzando picos sostenidos por encima de las 2.500 partes por millón (ppm), mucho más allá del umbral recomendado para un ambiente cómodo, que ronda las 1.000 ppm.
Este aumento significativo en la concentración de dióxido de carbono puede traducirse en una menor oxigenación durante el descanso, lo que afecta directamente la calidad del sueño y puede provocar sensación de cansancio al despertar, dolor de cabeza e incluso problemas a nivel cognitivo y respiratorio. Por otra parte, el estudio recuerda que estas condiciones no son aisladas ni excepcionales, pues datos anteriores ya indicaban que la mayoría de los hogares españoles presentan niveles elevados de CO₂ durante la noche, especialmente en épocas de calor donde las ventanas y puertas se mantienen cerradas para conservar el frescor del aire acondicionado.
Dormir con la puerta cerrada se convierte entonces en un riesgo silencioso pero real, especialmente para personas con problemas respiratorios, alergias o enfermedades cardiovasculares, quienes pueden experimentar un agravamiento de sus síntomas debido a la mala calidad del aire . La falta de renovación del aire favorece la acumulación no solo de dióxido de carbono, sino también de otros contaminantes y alérgenos que pueden afectar la salud de manera directa.
La ventilación adecuada de los espacios interiores es un aspecto esencial para garantizar un ambiente saludable. En este sentido, el CGATE recomienda abrir la puerta del dormitorio o dejarla entreabierta durante las horas de sueño para permitir la circulación del aire y reducir la concentración de CO₂. Este simple gesto ayuda a renovar el aire interior, evitando la saturación de gases que deterioran la calidad del descanso.
Además, es aconsejable ventilar la vivienda en momentos clave del día, como por la mañana y justo antes de acostarse, para renovar el aire y evitar que se acumulen contaminantes y humedad. Ventilar de manera regular también contribuye a controlar la temperatura y humedad, factores que influyen directamente en el confort y la salud respiratoria.
Aunque cerrar puertas y ventanas puede parecer la solución lógica para mantener el frescor del aire acondicionado, el estudio advierte que esta práctica puede generar más perjuicios que beneficios. En verano, con el calor y la humedad, la mala calidad del aire en el interior puede incrementar la sensación de fatiga y malestar, incluso si la temperatura es adecuada.
Más allá de la ventilación, este estudio pone de manifiesto la importancia de tener en cuenta la calidad del aire interior como un aspecto fundamental para la salud, algo que muchas veces se pasa por alto en comparación con la atención que se presta al aire exterior o la temperatura ambiente.
En este sentido, abrir la puerta del dormitorio durante la noche no sólo mejora la calidad del sueño, sino que también contribuye a prevenir estos problemas de salud, convirtiéndose en una recomendación sencilla, económica y eficaz para el bienestar general.
En resumen, aunque parezca contradictorio, dormir con la puerta cerrada en verano puede ser perjudicial para nuestra salud debido a la acumulación de dióxido de carbono y la mala calidad del aire interior. Mantener la puerta abierta o entreabierta durante la noche, ventilar la casa en momentos clave y usar tecnologías para controlar los niveles de CO₂ son estrategias accesibles y efectivas para garantizar un descanso saludable y seguro.
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