Tapa la ‘E’ de España en su matricula con una pegatina que pone ‘CAT’ y se lleva una multa: las redes no paran de aplaudir
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En las carreteras españolas, las matrículas están sujetas a un marco normativo muy claro. Un pequeño gesto, como modificar una parte aparentemente irrelevante de la matrícula, puede tener consecuencias legales inesperadas. Es lo que le ocurrió a una conductora en Benicássim, a quien la policía local sancionó con 200 euros por llevar una pegatina con las siglas «CAT» (Cataluña) tapando la «E» de España en la eurobanda de su matrícula.
Aunque el caso pueda parecer anecdótico, ha reabierto el debate sobre la visibilidad, la normativa y, especialmente, sobre el componente simbólico que algunas personas atribuyen a los elementos de la matrícula. Lo que para algunos es una afirmación identitaria, para las autoridades puede ser una infracción administrativa que dificulta la identificación del vehículo o vulnera el reglamento de tráfico.
Matrícula, identidad y normativa
La conductora sancionada circulaba con una matrícula en la que la bandera azul europea y la letra «E» de España, situadas en el margen izquierdo, estaban tapadas con una pegatina en la que se podía leer «CAT», en referencia a Cataluña. Este hecho, detectado por la policía local, fue considerado una infracción leve, pero suficiente como para emitir una multa de 200 euros por incumplir la normativa de señalización de vehículos.
El agente argumentó que el adhesivo impedía una correcta identificación del vehículo según el estándar europeo, ya que los caracteres introducidos no eran reglamentarios. Según la multa, se infringió el artículo 49.1 del Reglamento General de Vehículos, el cual establece que las matrículas deben ser legibles y estar libres de símbolos o elementos ajenos a los establecidos por la normativa.
¿Qué dice exactamente la ley?
Desde la implantación del sistema de matrículas con eurobanda en el año 2000, todas deben incluir el fondo azul con el círculo de estrellas de la UE y la letra «E», que identifica a España como estado miembro. Este modelo se basa en una directiva europea, y aunque no es obligatorio llevar la eurobanda en todos los países, sí lo es en España si la matrícula fue emitida con ese formato.
Hasta 2022, tapar o modificar la eurobanda podía ser objeto de sanción directa. A partir de esa fecha, la DGT flexibilizó ligeramente su interpretación: si la matrícula sigue siendo perfectamente legible y no hay alteración de los caracteres alfanuméricos principales, no se considera una infracción grave. Sin embargo, sigue sin estar permitido introducir símbolos no reglados ni cubrir los oficiales.
¿Es lo mismo poner ‘CAT’ que tapar un número?
No. Jurídicamente, no es igual manipular la zona izquierda de la matrícula (la eurobanda) que alterar los números o letras que identifican directamente al vehículo. Cambiar un solo dígito alfanumérico puede suponer una sanción de hasta 6.000 euros y la pérdida de seis puntos del carnet de conducir, ya que equivale a una manipulación grave de los datos identificativos. Este tipo de alteración se considera muy grave, sobre todo porque puede utilizarse con fines delictivos o para evitar sanciones de tráfico.
En cambio, lo ocurrido con la pegatina «CAT» entra en el terreno de las infracciones leves o administrativas. Al tratarse de una alteración menor y no haber modificación en el número de matrícula en sí, el castigo se limita a una multa económica sin pérdida de puntos. Sin embargo, puede generar una advertencia y quedar registrada como una infracción que, si se repite, podría acarrear consecuencias mayores.
Además de tapar o modificar la eurobanda, otras acciones sancionables son:
- Colocar adhesivos decorativos o emblemas no oficiales.
- Utilizar tipografía no homologada.
- Incluir fondos personalizados o imágenes de fondo.
- Aplicar láminas reflectantes que dificulten la lectura por cámaras.
- Situar la placa en un lugar no visible o mal fijado.
Todas estas prácticas, aunque en algunos casos sean estéticas o simbólicas, pueden derivar en sanciones económicas y hasta penales si se consideran alteraciones sustanciales.
La matrícula es un elemento clave en el control del tráfico y la seguridad vial. Permite identificar el vehículo en caso de accidente, robo, infracción o delito. Además, facilita la gestión administrativa, desde los seguros hasta el pago de impuestos o peajes automáticos.
Si cada conductor decidiera modificar su matrícula a gusto, el sistema de control dejaría de ser funcional. Por eso la normativa es estricta: debe haber un modelo único, fácilmente reconocible y compatible con las tecnologías de reconocimiento automático de matrículas (ANPR).
El caso de la conductora multada por tapar la «E» de España con una pegatina «CAT» nos recuerda que la simbología en el espacio público tiene límites cuando afecta a normas comunes. Más allá de las interpretaciones políticas o personales, lo cierto es que la legislación vigente no admite ambigüedades: la matrícula debe ser clara, legible y estar conforme al modelo oficial. Cumplir con esa norma no implica renunciar a una identidad personal o cultural, sino simplemente respetar un marco legal que garantiza el correcto funcionamiento del sistema de tráfico en todo el territorio nacional.