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«Tenemos un problema»: los españoles, entre los peores conductores de Europa por estas conductas peligrosas

Conductores en Europa

En Europa, los hábitos de los conductores varían considerablemente de un país a otro, reflejando no sólo las diferencias culturales sino también el nivel de educación vial y respeto por las normas de tráfico. Recientemente, un estudio internacional ha puesto bajo la lupa a los conductores españoles, señalándolos como algunos de los que presentan comportamientos más peligrosos en comparación con sus homólogos de otros países del continente. Esta investigación, elaborada por una entidad especializada en seguridad vial, ha destacado varias prácticas habituales en España que  incumplen la ley y  aumentan el riesgo de accidentes.

Estos malos hábitos, que a menudo pasan desapercibidos o se consideran «normales» en ciertas zonas, contrastan con la forma de conducir en países como Suecia, Alemania o Países Bajos, donde el respeto por las normas y la prudencia al volante son mucho más comunes. Esta realidad ha generado preocupación entre las autoridades españolas, que buscan revertir esta tendencia mediante campañas de concienciación y un endurecimiento de los controles de tráfico.

¿Por qué los españoles son los peores conductores de Europa?

El estudio que compara las costumbres al volante en distintas naciones europeas revela que España se encuentra entre los países con mayor incidencia de conductas consideradas imprudentes. El uso del claxon sin justificación es uno de los aspectos que más destaca: más del 40% de los conductores españoles admiten usarlo de manera innecesaria, frente a apenas un 10% en Suecia.

Otra práctica muy común y peligrosa es el adelantamiento por la derecha en vías rápidas como autovías y autopistas. Este tipo de maniobra está prohibida por la ley en España y en la mayoría de países europeos, ya que reduce la visibilidad y el tiempo de reacción tanto para el conductor que adelanta como para el vehículo adelantado. Sin embargo, el 35% de los españoles encuestados reconoce haber realizado esta maniobra al menos una vez, una cifra mucho más elevada que en otros países.

Además del claxon y el adelantamiento, el uso del teléfono móvil mientras se conduce es otro problema grave en España. A pesar de las estrictas regulaciones y sanciones, muchos conductores siguen utilizando el móvil para hablar o enviar mensajes, lo que distrae y disminuye la capacidad de reacción. También se observa que la distancia de seguridad entre vehículos suele ser insuficiente, aumentando el riesgo de colisiones por alcance, especialmente en condiciones de tráfico intenso.

Comprender las razones detrás de estos comportamientos es fundamental para poder corregirlos.En primer lugar, la percepción de las normas de tráfico como algo flexible o negociable puede llevar a que muchos conductores no las respeten estrictamente. En muchos casos, se justifica el uso del claxon como una forma de «advertir» a otros conductores, aunque esta costumbre se convierte en un problema para la seguridad.

La falta de una educación vial continua y adaptada a las nuevas realidades es otro factor clave. Aunque la formación para obtener el carnet de conducir es rigurosa, después de obtenerlo, muchos conductores no reciben información o reciclaje sobre buenas prácticas o sobre cómo manejar situaciones complejas. Esto, sumado a un aumento del tráfico y de la presión en la carretera, puede generar estrés y malas decisiones.

Finalmente, la impunidad o la percepción de una baja probabilidad de sanción también incentiva el incumplimiento de las normas, algo que contrasta con otros países de Europa donde, gracias a una mayor vigilancia y sanciones más estrictas, los conductores respetan con mayor rigor las reglas de tráfico.

Medidas y estrategias 

Para enfrentar esta situación, la DGT ha anunciado una serie de medidas que buscan modificar los hábitos de conducción y fomentar una cultura vial más segura y respetuosa. En primer lugar, se van a aumentar los controles de tráfico, especialmente en las vías donde se detecta un mayor número de infracciones, como las autopistas y autovías.

Asimismo, se endurecerán las sanciones para quienes realicen maniobras peligrosas como los adelantamientos por la derecha o el uso indebido del teléfono móvil. El objetivo es que las multas  tengan un efecto disuasorio, y también se perciban como justas y necesarias para proteger la seguridad colectiva.

Otra línea de acción fundamental es la educación vial desde edades tempranas. La DGT y otras organizaciones están promoviendo programas en colegios e institutos para enseñar a los jóvenes valores como la paciencia, la empatía y el respeto por los demás usuarios de la vía. La educación continua para conductores adultos también será clave, con campañas periódicas y formación para actualizar conocimientos.

El reto de mejorar los hábitos de conducción en España es complejo y requiere la colaboración de múltiples actores: conductores, autoridades, educadores y la sociedad en su conjunto. En este sentido, mirar hacia nuestros vecinos de Europa puede ofrecer una referencia útil: en muchos países del continente, los conductores muestran una mayor disciplina al volante, fruto de una combinación efectiva de educación vial, controles rigurosos y sanciones disuasorias.

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