Adiós a los gérmenes en el lavabo: los expertos en limpieza hacen esto y funciona de maravilla


El lavabo del baño es uno de los lugares que más utilizamos del hogar, pero también uno de los más olvidados a la hora de limpiar a fondo. Aunque a simple vista parezca limpio, es un lugar ideal para la proliferación de bacterias, virus y otros microorganismos. Restos de jabón, gotas de saliva, vello y maquillaje se acumulan mucho más de lo que imaginamos, creando un ambiente perfecto para los gérmenes en el lavabo. Es por eso que los profesionales de la limpieza doméstica han desarrollado rutinas específicas y trucos caseros para mantener el lavabo no sólo limpio, sino higiénicamente impecable.
Ya no se trata sólo de que el baño luzca reluciente, sino de que esté realmente libre de bacterias y malos olores. Aunque muchos asocian los microorganismos con el inodoro, diversos estudios demuestran que el lavabo puede concentrar incluso más gérmenes. ¿Por qué? Porque está en contacto constante con nuestras manos sucias, agua estancada, productos cosméticos y restos del cepillado dental. Además, el ambiente húmedo y cálido del baño acelera la reproducción microbiana. Entre los más comunes están la Escherichia coli, el Staphylococcus aureus y otros organismos causantes de infecciones respiratorias o digestivas.
Cómo eliminar los gérmenes en el lavabo
La mayoría de las personas limpia el lavabo sólo cuando ya se ve sucio, pero los expertos insisten en que se debe hacer al menos tres veces por semana, ya que la acumulación diaria de bacterias es invisible, pero constante. Una limpieza efectiva no significa simplemente pasar un trapo con agua. Los profesionales recomiendan utilizar una mezcla desinfectante casera a base de vinagre blanco y bicarbonato de sodio. Esta combinación limpia, sino elimina gérmenes y neutraliza olores.
El vinagre blanco tiene propiedades antibacterianas naturales, mientras que el bicarbonato actúa como un potente abrasivo suave que ayuda a remover manchas, restos de pasta dental, grasa, sarro y malos olores. Juntos, forman un dúo imbatible para eliminar la suciedad invisible que se acumula a diario en el lavabo. Los pasos a seguir son muy simples:
- Espolvorea una capa uniforme de bicarbonato de sodio por toda la superficie del lavabo, incluyendo los bordes y el área cercana al grifo.
- Luego, rocía vinagre blanco sobre el bicarbonato. La reacción efervescente que se produce ayudará a aflojar la suciedad adherida.
- Deja actuar entre 5 y 10 minutos para que ambos ingredientes penetren bien.
- Frota con una esponja o un cepillo de cerdas suaves, prestando atención a los rincones y zonas de difícil acceso.
- Utiliza un cepillo de dientes viejo con una solución de agua oxigenada al 3% para frotar las zonas más pequeñas, como las juntas del grifo, la base del mismo y los bordes del tapón. El agua oxigenada tiene propiedades antibacterianas y no daña los materiales del lavabo.
- Enjuaga con agua caliente para eliminar cualquier residuo.
- Por último, seca con un paño limpio para evitar manchas de agua y dejar una superficie brillante.
Muchas veces se limpia el interior del lavabo pero se pasa por alto el grifo, el borde del desagüe y el tapón, que también acumulan gérmenes. El grifo, en particular, es una de las superficies que más se tocan con las manos sucias y, por lo tanto, una fuente directa de contaminación cruzada.
También es recomendable desmontar el tapón cada dos semanas y limpiarlo con agua caliente, jabón y un cepillo. Esto evita que el cabello y la suciedad se acumulen y generen mal olor o moho.
Consejos adicionales
Por muy limpio que mantengamos el lavabo, los objetos que lo rodean también influyen directamente en la higiene general del baño. Es fácil pasar por alto ciertos elementos que usamos a diario, pero que pueden convertirse en verdaderos focos de gérmenes si no se les presta atención. Un claro ejemplo de esto son las toallas de manos.
Estas toallas suelen permanecer húmedas durante horas, lo que, sumado al calor del baño, crea el ambiente ideal para que proliferen bacterias y hongos. Por eso, los expertos recomiendan cambiar las toallas al menos cada tres días y lavarlas con agua caliente, a 60 °C o más, para una desinfección eficaz. También aconsejan no colgarlas directamente sobre el lavabo, donde se pueden mojar más fácilmente, sino colocarlas en un lugar con buena ventilación.
Otro elemento descuidado son las esponjas y trapos de limpieza. Aunque los usamos para dejar el lavabo reluciente, si no se limpian o renuevan con frecuencia, pueden albergar más bacterias que el propio lavabo. Lo ideal es cambiarlos cada dos semanas o, como mínimo, hervirlos durante cinco minutos una vez por semana. Así se eliminan los microorganismos acumulados y se evita contaminar nuevamente las superficies al limpiar.
En definitiva, a través de métodos caseros, productos adecuados y buenos hábitos, es posible decir adiós a los gérmenes en el lavabo y mantener este espacio limpio e higienizado.Los profesionales de la limpieza ya aplican estas técnicas porque saben que funcionan, y ahora tú también puedes hacerlo.